Historia de un Estreptococo.
Daniel ArangoEnsayo4 de Noviembre de 2015
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Historia de un Estreptococo.
Esta, es la historia de un Estreptococo, pero no era un Estreptococo cualquiera, éste era mutante, y como tal, era muy repudiado por la sociedad bucal. En medio de tantas bacterias, hongos, y virus, éste tenia la capacidad de cambiar de forma y de producir tanto ácido, que podría desmineralizar un diente.
Su entorno estaba compuesto por un extenso terreno rojizo, sangrante, edematizado al que llamaban gingivitis y del cual se podían ver unas elevaciones blanquecinas algunas, amarillentas otras que llamaban dientes, y para la ubicación geográfica de su entorno los tenían divididos en varios grupos: el grupo de los incisivos tenían forma convexa por la parte de adelante o vestibular con mamelones en el borde, unas elevaciones no muy pronunciadas y la parte palatina era cóncava; el grupo de los caninos eran más puntiagudos con una cúspide central y un cíngulo en la parte palatina; el grupo de los premolares tenían dos agudas cúspides una hacia fuera y otra hacia dentro; y el grupo de los molares tenían varias cúspides y en cuyas intersecciones se formaban fosas y fosetas donde se podían observar restos amarillentos de alimentos.
Los lugares preferidos para refugiarse, de nuestro Estreptococo mutante, eran los más recónditos y aislados de este hostil entorno, por donde ninguno de los aparatos del hospedero humano: el cepillo de dientes con sus cerdas abrasivas, el hilo que muy de vez en cuando el humano deslizaba entre los dientes de los que en ocasiones algunas bacterias quedaban enredadas y eran exiliadas de este lugar. Pero nuestro protagonista era muy hábil encontrando lugares para esconderse y adaptarse en búsqueda de esos restos alimenticios, que eran su alimento favorito, idealmente los carbohidratos, esos eran los que mas le gustaban. Esta bacteria era la que, luego de digerir esos carbohidratos, producía mayor cantidad de ácido en la boca generando mucho perjuicio al humano, por eso la búsqueda de este hacia ella. El humano quería eliminarla como fuera de sí; aunque a veces parecía no importarle por las condiciones este entorno.
Luego de esa búsqueda y de tantas agresiones hacia Estreptococo mutante, éste emprendió un viaje al interior de aquellas misteriosas “montañas”: los dientes; el sabía que allí sería prácticamente imposible que lo encontraran.
Su primer obstáculo fue el esmalte, un capa extremadamente dura, le tomó aproximadamente 3 meses de atravesarlo en su totalidad utilizando sus reservas de restos alimenticios y produciendo ácido como nunca lo había hecho. El segundo obstáculo fue un poco mas fácil de sobrepasar ya que, aunque también era dura, no lo era tanto como el esmalte, fuera de eso tenía unos microtúbulos, que le servían como canal directo para llegar a la parte más interna del diente que era la pulpa.
Una vez Estreptococo mutante llegó a la pulpa con todo y sus ácidos, se escuchó un grito espeluznante emitido por el humano, al parecer de dolor. Nuestro protagonista se preguntó si estaba relacionado con su llegada a tan íntimo lugar. El se sentía súper cómodo en este cálido y apacible lugar donde se observaban unas estructuras filamentosas: nervios, venas, arterias, y otras en el techo de la cámara pulpar, en sus paredes y cuernos de forma redondeada que tenían proyecciones por dentro de los microtubulos, era todo un espectáculo.
Cierto día se escuchó un ruido diferente, era agudo, chillón, como de turbina de avión, luego unos instrumentos penetraron al interior de los conductos radiculares en repetidas ocasiones, cada vez una mas gruesa que la anterior, luego un liquido de sabor muy desagradable.
Y si, fue así como el humano dio con el paradero de la causa de su dolor y al mismo tiempo de varios noches de sufrimiento: los ácidos que producía nuestro protagonista, Estreptococo mutante, y terminar con su vida, sin explicación alguna, sin ser ésta su intención. Pero como siempre, los humanos acabando con todo lo que les molesta para ellos estar confortables.
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