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Introducción al método de acciones físicas l. Propedéutica


Enviado por   •  28 de Mayo de 2019  •  Resúmenes  •  4.224 Palabras (17 Páginas)  •  101 Visitas

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Introducción al método de acciones físicas

l. Propedéutica

    1        

¿Qué papel juega la educación artística?

Para poder analizar las obras de los genios es preciso sentirlas en detalle, así como comprenderlas y para esto último, se hace necesario un actor educado. Si se quiere educar al espectador no puede uno ser ignorante; es necesario ser un individuo con suficiente educación y nivel cultural.

El artista principiante debe preocuparse por esto, antes que nada. En caso contrario, abandonar la profesión.

Debe ser un individuo plenamente desarrollado, con total comprensión y sentimientos.

El artista principiante, al dedicar sus esfuerzos al arte escénico, debe preocuparse antes que nada por su educación, desarrollo y elevación cultural.

    2        

Lo que se entiende por arte del actor

Aquel que desee convertirse en actor tiene antes que formularse tres preguntas:

        Primero. ¿Qué entiende por arte?

Si en ello se ve solamente a sí mismo en una especie de posición privilegiada en relación con otros artistas; si en su idea de arte no tiende a expresar lo que le agita por dentro sino que quiere solamente poner en claro su propia personalidad; si únicamente se le han despertado prejuicios mezquinos por superar todos los obstáculos sobre  el camino para asegurarse conscientemente en la vida una posición de prestigio e importancia; un tal acercamiento al arte significa la ruina para aquel individuo y para el arte.

        Segundo. ¿Por qué un hombre que bien pudiese dedicarse a cualquier forma de arte -dramaturgia, música o pintura- elige la actuación, y que ideas quiere y debe llevar a este campo?

Si no ha entendido que sufrimiento, luchas y desilusiones lo esperan, y si la sola cosa que ve es un arco iris que como un puente lo puede llevar más allá de este mundo hacia el reino de la fantasía, entonces el Centro de estudios teórico-práctico tiene que desengañarlo.

Desde los primeros pasos del estudiante-actor tiene que saber que el camino elegido estará hecho de trabajo y estudio; no solamente hasta el final de la “carrera”, sino hasta el final de su vida.

        Tercero. El hombre que se dedique al teatro ¿Deberá tener en el corazón un amor tan inagotable hacia su profesión como para poder superar todos los obstáculos que inevitablemente encontrará?

Solamente cuando el amor hacia la profesión actoral haya ganado lugar sobre la vanidad, el egoísmo y el orgullo individual, solamente entonces se podrá alcanzar la ductilidad de la voluntad artística, y una correspondencia entre una profunda comprensión del super-objetivo -la columna vertebral del papel- y el compromiso para reproducir artísticamente este super-objetivo.

Solamente cuando el estudiante-actor comprenda de una manera precisa y espontánea, la armonía de la vida escénica, se pueden presentar circunstancias dadas de vez en cuando en una acción escénica que renuncie al yo.

Considero la educación de un actor como uno de los elementos de un verdadero trabajo creativo.

Por una buena educación de actor entiendo solamente el conjunto de modos de comportamiento (ética), la habilidad y belleza de sus movimientos, cosas que se pueden adquirir fácilmente con el entrenamiento y ejercicio; pero si también se duplican las fuerzas, que se desarrollan en constancia con su cultura exterior e interior, haremos de él un ser humano especial.

Nadie puede esperar expresar todos los rasgos de un personaje si antes no ha adquirido un manejo perfecto de sí mismo. Si a través del dominio de si mismo y la disciplina interior, antes de iniciar el trabajo creativo, el actor no encuentra la calma y armonía que le don necesarias para olvidar la propia individualidad y sustituirla por el personaje que tiene que personificar en el papel, su personalidad repercutirá sobre todos los tipos humanos interpretados por él.

La armonía que el actor requiere para pensar, es decir para expresar su yo creativo, su imaginario, acciona únicamente como resultado del trabajo unitario y orgánico entre pensamientos y sentimientos. El actor creativo tiene que ser capaz de captar todo lo que en su tiempo es verdaderamente grande; tiene que reconocer el valor de la cultura en la vida de su sociedad u sentirse como parte invensible de ella. Tiene que estar en posición de entender las tensiones de los granes conteporaneos –que son el cerebro del mundo- hacia la cumbres de la cultura.

    3        

Necesidad, atmósfera e importancia de un Centro de estudios teórico-prácticos

El trabajo en un Centro de estudios teórico-práctico tiene que producir un crecimiento tal de los recursos propios del actor; capacitar su imaginación, controlada por la autodisciplina; hacerle saber dirigir todas las fuerzas hacia una sola dirección, aquella determinada por el papel.

El objeto de nuestras primeras investigaciones tendrá que ser la vida común, cotidiana; aquella vivida por todos los hombres de cualquier parte del mundo. Los hombres, y por consecuencia también el teatro en cuanto reflejo de la vida, están ocupados por resolver los quehaceres más comunes y no en realizar tareas que podrían ser hechas solamente por héroes.

Si no nos damos cuenta que la base de toda la vida humana -el ritmo que la naturaleza da al hombre; es decir la respiración- es también la base de todo el arte. El ritmo, que cada hombre tiene que descubrir por sí mismo en la vida, se origina en la respiración, presupuesto fundamental de la vida y del interior mismo del organismo. Y así también en el arte, no se tiene que imitar a nadie porque cada hombre, en su propio trabajo creativo, es una individualidad única, irrepetible, una entidad rítmica individual.

Atmósfera

“Más sencillo, más claro, más animado, más alegre”, estas son las palaras que deberían estar escritas sobre las fachadas de los teatros, si verdaderamente fuesen templos del arte. Solamente el amor al arte es lo que sublimemente vive en el corazón de cada hombre; y únicamente esto debería levar consigo el actor cuando entra al teatro.

Quien quiera abrir un Centro de estudios o un teatro, tiene antes que nada el deber de prestar la máxima atención a la atmosfera que deberá prevalecer en estos. Es necesario poner un gran cuidado para que de ninguna manera el miedo se introduzca en el Centro de estudios y domine la mente de colaboradores y alumnos, y para que solamente la belleza inspire y unifique los corazones de todos, allá dentro. Si falta esta idea “de unificar a todos los colaboradores para crear belleza”, el teatro no es verdadero, y no necesitamos un teatro así. Si el actor le falta el conocimiento elemental de si mismo y de todas sus fuerzas para ponerlas al servicio de su arte, no lo necesitamos. Nunca se volverá un componente creativo.

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