LA LUCHA CONTRA EL CALENTAMIENTO GLOBAL EN COLOMBIA

LA LUCHA CONTRA EL CALENTAMIENTO GLOBAL EN COLOMBIA

Escrito por: Kevin Camilo Bolaños (1525832)

La llegada de la revolución industrial en el siglo XVIII a Gran Bretaña trajo consigo grandes cambios, no solo tecnológicos, económicos y sociales, si no también medio ambientales. De esta manera, la industrialización de la economía produjo un aumento exponencial en la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmosfera, alcanzando 415 ppm de CO2 para el 2019, que representan el 145 % de los niveles preindustriales (antes de 1750) [1]. El aumento en la concentración de gases de efecto invernadero ha generado un fenómeno sobre el clima de la tierra: el calentamiento global, producto de la capacidad de estos gases para retener el calor. En consecuencia, la temperatura media de la Tierra se ha incrementado en 0.85 °C entre 1880 y 2012, tal y como revela el quinto informe de evaluación del IPCC, y se espera que entre 2030 y 2052 el aumento sea de 1.5°C [2].

Debido al impacto negativo generado por el calentamiento global sobre el medio ambiente, la economía y la vida de las personas, este fenómeno se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los gobiernos del mundo y el mayor desafío que enfrenta la humanidad del siglo XXI. Por este motivo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió hacer parte de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) la toma de medidas urgentes para combatir el cambio climático (ODS 13), apoyando las regiones más vulnerables e implementando políticas y estrategias nacionales de reducción de emisiones [3].

En Colombia, las emisiones de gases de efecto invernadero representan el 0.37% de las emisiones totales, un valor poco significativo frente a países con un desarrollo industrial fuerte como Estados Unidos, donde las emisiones representan hasta el 22% de las emisiones totales. Sin embargo, las consecuencias generadas por emisiones de GEI en Colombia son mucho más notables; de modo que, hasta el año 2040 el aumento promedio de la temperatura será de 1,4º C y podría haber un descenso de un 20% en la precipitación media anual, situación que repercute fuertemente la producción agrícola [4]. En el caso de las plantaciones de café las condiciones climáticas desfavorables podrán reducir la producción hasta un 50%, lo que implicará un gran impacto teniendo en cuenta que se trata de un cultivo fundamental en la matriz económica del país [4].

Debido a esta situación, el estado ha planteado como objetivo disminuir las emisiones de GEI en un 20% para el año 2030, emprendiendo acciones sobre los 4 principales sectores emisores de CO2 energía, transporte, agropecuario e industria. Por parte del sector industrial, que produce aproximadamente el 11% de las emisiones totales del país, se ha implementado un sistema de concentraciones límite de GEI para la emisión a la atmosfera, el cual es moderado con sanciones o incentivos económicos según sea el caso. No obstante, un sistema de regulación basado en sanciones económicas no resulta eficiente, puesto que en muchos casos las industrias prefieren someterse a la sanción en vez de disminuir sus emisiones, debido a resulta económicamente más favorable. Para el sector energético, el gobierno apuesta por la implementación de proyectos de energías alternativas, como es el caso de la energía solar y eólica, lo cual ha llevado a Colombia a ser el país con mayor aporte energético proveniente de energías renovables [5]. Sin embargo, a pesar de los avances en esta área quedan muchas dudas sobre la ejecución de dichos proyectos, pues casos como la hidroeléctrica Hidroituango dejan un amargo sabor a desconfianza. Las ideas planteadas para el sector transporte pueden resumirse en incentivar el uso de transporte público y medios de transporte alternativos como la bicicleta, pero problemas de tipo social como la inseguridad, la falta de carriles para la movilización de ciclistas en ciertas zonas de las ciudades y el pésimo servicio de transporte público, dificultan la ejecución de este objetivo. Por otro lado, el incentivo a la compra de vehículos eléctricos es un gran acierto de las políticas económicas del estado, ya que el incremento en el parque automotor eléctrico disminuiría drásticamente la concentración de gases de efecto invernadero en las grandes ciudades. Finalmente, el sector agropecuario carece de políticas estrictas y contundentes para el control de emisiones, situación de gran preocupación debido a que este sector es el que representa el mayor porcentaje de emisiones en el país.

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