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La Iluminacion

amaro12128 de Junio de 2013

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La iluminación en el puesto de trabajo

La luz permite que las personas recibamos gran parte de la información que nos

relaciona con el entorno exterior a través de la vista, por lo que el proceso de ver se

convierte en fundamental para la actividad humana y queda unido a la necesidad de

disponer de una buena iluminación. Por extensión, en el ámbito laboral es

indispensable la existencia de una iluminación correcta que permita ver sin

dificultades las tareas que se realizan en el propio puesto de trabajo o en otros

lugares de la empresa (almacén, garaje, laboratorio, despachos, etcétera), así como

transitar sin peligro por las zonas de paso, las vías de circulación, las escaleras o los

pasillos.

Es evidente que una iluminación deficiente puede aumentar la posibilidad de que las

personas cometan errores trabajando y de que se produzcan accidentes. Del mismo

modo, una mala iluminación puede provocar la aparición de fatiga visual, con los

pertinentes perjuicios que esto representa para la salud de las personas: problemas

en los ojos (sequedad, picor o escozor) dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad, mal

humor, etc. En consecuencia, un análisis ergonómico y de seguridad de un lugar de

trabajo siempre debe tener en cuenta que el nivel de iluminación sea el idóneo: “la

iluminación correcta es la que permite distinguir las formas, los colores, los objetos en

movimientos y apreciar los relieves, y que todo ello, además, se haga fácilmente y sin

fatiga, es decir, que asegure el confort visual permanentemente.” (NTP nº 211.

“Iluminación en el puesto de trabajo”. Ricardo Chavarría Cosar).

A continuación, presentamos un conjunto de medidas preventivas que pueden ayudar

a que cualquier actividad laboral se desarrolle dentro de unos parámetros saludables,

con respecto a la iluminación.

Medidas preventivas

1. Considerar el nivel de iluminación en función de cada actividad y de la zona de

trabajo en la que se realiza, así como las condiciones reales del puesto de

trabajo. Hay que tener en cuenta: el tamaño de los detalles que se han de ver;

la distancia entre el ojo y el objeto observado; el contraste entre los detalles del

objeto y el fondo sobre el que destaca y también la edad del trabajador (por lo

general, a partir de los cuarenta años, suelen producirse alteraciones en la

capacidad de visión de las personas). Página 7

2. Tener en cuenta los niveles mínimos de iluminación establecidos por la

legislación (Real Decreto 486/1997 sobre lugares de trabajo). Estos niveles se

miden con un luxómetro y se expresan en lux; esta unidad representa la

iluminación producida por un lumen (cantidad de luz que emite una fuente

luminosa) en un metro cuadrado de superficie. Para zonas donde se ejecuten

tareas de bajas exigencias visuales los mínimos establecidos son 100 lux

(manipulación de mercancías, salas de máquinas…); para exigencias visuales

moderadas, 200 lux (almacenes de oficinas, industrias conserveras…); para

altas, 500 lux (máquinas de imprimir, trabajos con ordenador…); y para muy

altas, 1.000 lux (inspección de colores, joyería…). Igualmente, para los locales

de uso habitual la referencia es de 100 lux (vestuarios, salas de descanso…),

mientras que en las vías de circulación es de 50 lux.

3. La luz natural ofrece muchas ventajas con respecto a la claridad, al ahorro

energético y a la sensación de bienestar que otorga a las personas. Sin

embargo, hay que tener en cuenta que varía con el tiempo (hora del día,

estación del año, etc.), por lo que siempre hay que contar con la iluminación

artificial, aunque sea de forma complementaria, recurriendo al uso de bombillas,

fluorescentes o lámparas de bajo consumo. Todos estos sistemas de

iluminación deben ir acompañados de pantallas o luminarias que los oculten a la

visión directa de las personas con el fin de evitar deslumbramientos (estos se

producen cuando miramos una luz más fuerte de la que el ojo está preparado

para recibir en ese momento) y que, al mismo tiempo, faciliten el que podamos

canalizar la luz hacia el lugar que nos interesa.

4. Planificar la iluminación de un lugar de trabajo orientando la luz de forma

correcta. La luz debe dirigirse de forma prioritaria hacia los materiales y objetos

con los que trabajamos pero teniendo precaución de orientar la iluminación

localizada evitando la formación de reflejos sobre el material. Es aconsejable

que la parte superior de las paredes sea de color claro, lo cual contribuye a

difundir convenientemente la luz.

5. Instalar iluminación localizada en aquellos puestos de trabajo que lo requieran,

cuando la iluminación general sea moderada y pueda resultar insuficiente para

la realización de determinadas tareas. En estos casos, la luz debe ubicarse

oblicuamente por detrás del hombro izquierdo de la persona, en el caso de que

utilice su mano derecha, y a la inversa, si se trata de un trabajador zurdo.

6. Reparar de inmediato los puntos de luz que presenten desperfectos y estén

estropeados. Limpiar y sustituir las fuentes luminosas de una forma planificada,

teniendo en cuenta su duración (una bombilla suele tener una duración media

de 1.000 horas) y su rendimiento, si se quiere mantener el nivel de iluminación

original. Hay que tener en cuenta que la cantidad de luz emitida disminuye al

aumentar la edad del equipo debido al desgaste de las fuentes luminosas y a la

suciedad.

7. Considerar aspectos relacionados con el color ya que éste produce en el

observador reacciones psíquicas emocionales que pueden ser positivas o

negativas. Aunque no existe una fórmula válida que permita seleccionar los

colores más adecuados para cada espacio de trabajo, sí hay criterios generales

que pueden tomarse como referencia. Por ejemplo, los colores cálidos y oscu- Página 8

ros producen en los techos sensación de seriedad; en los lados de limitación y

en los suelos aparecen como seguros y resistentes. Hay que tener cuidado con

el color blanco porque las paredes y suelos de ese color pueden convertirse en

superficies deslumbrantes cuando la iluminación es demasiado intensa.

8. Colocar las superficies de trabajo entre los puntos de luz (luminarias) y no

directamente debajo de ellos, con el fin de que la luz no incida directamente

sobre el plano de trabajo, evitando reflejos y deslumbramientos. Del mismo

modo, es aconsejable situar las mesas de forma perpendicular a las ventanas

para que la luz solar incida de manera lateral sobre el área de trabajo. Este

aspecto es particularmente importante en el caso de trabajos con pantallas de

visualización de datos (ver Erga-FP nº 48)

Caso Práctico

María es una joven enamorada de las Artes Gráficas. Por razones familiares, ha vivido

esta profesión muy de cerca y ha crecido entendiendo la importancia del color y el

valor del papel impreso. Por ello, no dudó en encaminar su futuro hacia esa dirección y

cursó brillantemente el Grado Superior de Producción en industrias de Artes Gráficas.

La chica trabaja desde hace unos meses en una pequeña empresa dedicada a la

elaboración de material impreso, que está situada en el semisótano de un edificio

antiguo de la ciudad. Cuando María vio por primera vez el taller, se llevó una gran

decepción puesto que no era, ni de lejos, lo que ella había imaginado: el local era de

reducidas dimensiones y disponía de una sola ventana que daba al exterior; el techo y

las paredes conservaban un color oscuro propio de tiempos pasados y, en general, el

ambiente respondía a una iluminación pobre y mortecina. La visión del escenario del

que iba a ser su primer empleo provocó en la joven una extraña sensación —como de

tristeza—; sin embargo, rápidamente, acepto la realidad y se dispuso a aprender

cuanto pudiera.

Desde el comienzo se su contrato, María trabaja como ayudante de Jesús, un hombre

de 48 años de carácter afable y parlanchín, que es el responsable de la máquina de

color. María está contenta con el puesto asignado porque Jesús sabe explicar muy

bien cómo debe hacerse el trabajo, aunque, al mismo tiempo, también es muy

exigente en la calidad: no le gustan nada las chapuzas.

En estos momentos, María está observando como Jesús retira una muestra de papel

impresa de los rodillos de la máquina

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