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Las Termas


Enviado por   •  19 de Enero de 2013  •  1.390 Palabras (6 Páginas)  •  386 Visitas

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LAS TERMAS:

EVOLUCION

En el siglo III a.C., los romanos copiaro de los griegos la costumbre de hacer una baño en sus casas de la ciudad (“domus”) y en las “villae” de campo.

En el siglo II a.C., fueron proliferando en la ciudad baños públicos, bien, donados por ciudadanos ricos o bien construidos como negocio. El precio de la entrada era muy modico.

En el año 33 a.C., Agripa censó estos baños públicos de la ciudad de Roma: había 170 y durante el año que duro su cargo los hizo gratuitos. Agripa terminó construyendo las primeras termas.

Las termas de Agripa fueron gratuitas a perpetuidad, igual que todas las termas que se construyeron en Roma a lo largo del imperio Nerón, Tito, Trajano (2), Caracalla (comienzos del siglo III), Diocleciano y Constantino (siglo IV).

Todos los romanos, ricos y pobres pudieron disfrutar de esta costumbre. Quizás en esto nos aventajaron.

Las termas revolucionaron las costumbres y la arquitectura. Eran grandes edificios, recubiertos de mármol y bien decorados. Las termas tenían enorme amplitud, 13 hectareas las de Diocleciano, 11 las de Caracalla, que son las mejores conservadas, cercanas al circo Máximo.

ARQUITECTURA.

Las termas eran un conjunto de edificios y construcciones monumentales. Estaban rodeadas de un pórtico en cuadrilátero ocupado por tiendas. En el centro de estos “palacios de agua” estaba el edificio de los baños, alrededor había explanadas para juegos, estadio “xystum” (paseo con arboles). Tambien disponía de salas de gimnasio, de reposo, bibliotecas y museos, jardines adornados con esculturas.

Las termas tenían la monumentalidad propia de la arquitectura de Roma, que se consideraba dueña del mundo: grandes arcos y bóvedas en lugar de la arquitectura adintelada de los griegos, paredes recubiertas de mármol, como en las termas de Caracalla, que constituyen hoy las ruinas más monumentales de toda Roma.

Parece ser que las termas de Trajano sirvieron de modelo para la construcción de las de Diocleciano y Caracalla que tendrían mayor tamaño pero la misma estructura.

El complejo central de edificios era el de los baños; Carcopino lo explica de siguiente modo: tras la entrada estaba el “apoditherium” (vestuarios) que daba al ”templarium”, habitación ancha y abovedada; a un lado y a otro del “tepidarium” estaba el “caldarium” donde se tomaba el baño de agua caliente, rodeado de los “sudatoria”, donde se tomaban los baños de vapor. Al otro lado el “frigidarium” o piscina de agua fría.

En el centro de “cadarium” había un gran pilón “labrum”, con agua muy caliente. Los romanos resolvieron el problema del calentamiento del agua, por un sistema semejante al de la calefacción de sus casas (algunas casas de ricos y villas de campo disponían de calefacción), cámaras de aire a elevadas temperaturas en el subsuelo de las casas.

En las termas, además del aire caliente del subsuelo, también ascendia por los muros huecos.

Todas las termas tenían acueductos que suminstraban gran cantidad de agua que se almacenaba en depósitos.

Alrededor del “caldarium” había habitaciones que permitían tomar el baño individualmente.

ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO

Por los testimonios se puede afirmar que las termas cerraban con el crepúsculo, Carcopino encuentra dificultas, sin embargo, para determinar la hora de apertura y como se organizaba la separación del baño de hombres y mujeres.

Un decreto de Adriano (siglo II) separa las horas del baño de mujeres y hombres. Hasta entonces no había prohibición formal escrita y, con toda probabilidad, las mujeres irían a los “baños públicos” de mujeres, en lugar de a las termas. Pero con el auge de las termas en la población romana y el atractivo de los ejercicios físicos antes del baño, también las mujeres se sintieron atraídas hacia ellas y su uso debio separarse por horas.

Este posible modo de organizarse concuerda con un reglamento conservado de unos baños públicos romanos de un municipio minero de Lusitana (en Hispania) según el cual, el empleado debía encenderlas calderas desde la hora primera a la séptima para el baño de las mujeres y desde la octava a la duodécima para el baño de los hombres.

Marcial y Juvenal, poetas del siglo I y comienzos del siglo II, dan algunas referencias sobre el horario; las termas abrirían a la hora quinta

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