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Los Cazadores De Microbios


Enviado por   •  8 de Marzo de 2015  •  2.129 Palabras (9 Páginas)  •  219 Visitas

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LOS CAZADORES DE MICROBIOS

REPORTE DE LECTURA

CAPÍTULO 1

Este primer capítulo nos cuenta acerca de un personaje llamado Antonio Van Leeuwenoek nacido en Delf en 1632, hijo de padres respetables en su ciudad y una persona muy curiosa. Su afición empezó a la edad de veintiún años cuando comenzó a trabajar de conserje en la Casa Consisto – Rial de Delf y oyó que a base de trozos de cristales se podían observar las cosas con un mayor tamaño que a simple vista sean difíciles de ver. Si con solo tallar tales cristales se podían ver las cosas más grandes, ¿qué sucedería si lograba tallar mucho más esas lentes? Entonces se decidió a hacer la mejor lente que pudiera existir, una pequeña con la que se pudieran observar las cosas en miniatura a gran escala.

Leeuwenoek lo logró y no paró de mirar cualquier cosa que se le atravesara, desde unas escamas de un pez hasta su propia piel, un día se llevó una gran sorpresa al observar a través de aquella lente, descubrió y miró algo jamás visto por el ojo humano, en una gota de agua encontró unos pequeños bichitos nadando y moviéndose libremente a través del aquella gota. Nunca se lo hubiera imaginado, ¿bichos mucho más pequeños de los que se ven a simple vista? ¿Cómo era eso posible? ¿Hace cuanto tiempo estuvieron ahí? Lo que más sorprende es que tuvo esa chispa por querer investigar más y más aunque fuera algo desconocido.

Aunque Leeuwenoek sabía que existían esos pequeñísimos animalitos en todas partes, él nunca se hizo la pregunta o mejor dicho nunca le importó si aquellos eran los que generaban algún dolor o alguna enfermedad, si eran ellos los responsables de que a alguien le doliera el estómago o algo. Este hombre sólo se proponía a saber más de ellos, cada día era más curioso y hasta el día de su muerte.

Algo que me llamó mucho la atención es que él nunca prestó alguno de sus microscopios, ni siquiera a su propia familia. Estos eran como unos juguetes preciados para él. Aunque los de la Real Sociedad (“grupo de intelectuales investigadores”) lo invitaban a que fuera a Londres a mostrarles aquellos bichos, él nunca fue, sólo les dijo que con gusto les mostraría aquellos animalitos. Este hombre fue el primer “cazador de microbios” y puso inicio a la bacteriología.

Más que nada, el capítulo enseña a que un buen investigador no necesita tener buenos estudios, si no sólo necesita aprender de la vida, ser curioso, tener esa ansia de querer saber más acerca de lo desconocido. Uno nunca se debe rendir aunque lo llamen chiflado, siempre tiene que ser cuidadoso y tener esa pasión por saber más. Me gustó mucho ya que un don nadie llegó a ser un gran reconocido por el mundo entero.

CAPÍTULO 2

Este capítulo nos cuenta la historia de Lázaro Spallanzani, un hombre nacido en Italia en el año de 1729. Hijo de una familia respetable y su padre era un gran abogado. De pequeño él siempre tuvo la inquietud de querer investigar y curiosear por el mundo, pero debido a que su padre era abogado, él siempre quiso que Spallanzani se metiera a ese mundo aunque él no quisiera. Gracias a la fuerte influencia que tuvo un maestro de Lázaro, su padre aceptó a que se metiera a una escuela de ciencias.

Spallanzani fue creciendo así como su interés por saber más acerca del mundo. Oía y oía acerca de las hipótesis y las cosas que decían las personas del por qué sucedían las cosas pero él nunca estuvo conforme con lo que escuchaba. Por ejemplo; Dios creó el mundo en siete días. Esto era una cosa súper absurda para él, ¿acaso hubo una persona o Dios supremo que haya sacado de la manga todo eso?

Con lo que Spallanzani no estaba conforme eran las teorías sin un método de experimentación ni bases que la respaldaban. En aquella época la teoría de la generación espontánea estaba de moda y un sacerdote llamado Needham defendía ésta diciendo que el caldo de carnero era el cultivo perfecto para que los microorganismos se reprodujeran a base de generación espontánea. Pero Spallanzani no estaba conforme con esto, por lo tanto, quiso ponerse en marcha para comprobar que no existía tan barbaridad.

Para defender su postura, Lázaro experimentó con semillas en redomas. Las hirvió una hora para que no existiera ningún animalito dentro y las selló completamente, al terminar el experimento esperó por unos días, las abrió y miró a través del microscopio. Woala! No había ningún animalito en esas redomas, por lo tanto la generación espontánea era incorrecta. Para su desgracia Needham se contrapuso con algo llamado “Fuerza Vegetativa” que según sólo se podía generar si el aire tenía la suficiente elasticidad. Spallanzani por un momento pensó que tal vez si tenía razón pero siempre buscó más experimentos para comprobar que eso no existía, hasta que un día lo logró.

Una frase que me llamó mucho la atención de libro fue: “Él no se detuvo ante nada, despreció las conveniencias sociales, siéndole indiferente el ser tomado por hombre ridículo, indecente o de mal gusto.” Aunque muchas personas estuvieran en contra de él, Spallanzani siempre defendió su postura y aceptaba cuando algo más ya estaba demostrado y que él estaba en lo incorrecto. Todo lo resolvió a través de un método científico desechando las hipótesis y posturas falsas que se tenían en aquella época de las cosas.

Al contrario de Leeuwenoek, este hombre siempre quiso que los demás tuvieran sus conocimientos y los impartieran por el resto de la sociedad, le gustaba la fama y siempre quiso averiguar más de lo normal. Con las comprobaciones de su postura, esto pudo ser las bases para que nuevas investigaciones se crearan en un futuro y no se quedaran con la idea que la vida surge así porque sí.

CAPÍTULO 3

Este capítulo nos cuenta la historia de un hombre que la mayoría conocemos ya que creó la técnica conocida como pasteurización. Luis Pasteur nació en Francia en el año de 1822. Pasteur estudió el proceso de fermentación bacteriana, planteó la hipótesis de que son las bacterias las causantes de las enfermedades, estableció el principio detrás de las vacunas experimentando con un niño al cual le mordió un perro con rabia.

Pasteur era un gran hombre de ciencia al igual que los demás, siempre quería saber más pero tenía la chispa por querer

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