Los signos y síntomas de sospecha de cáncer son los siguientes

1. INTRODUCCION

2. MARCO TEÓRICO

El cáncer de mama (CM), desde el 2006, ocupa el primer lugar en México como causa de muerte por cáncer en las mujeres. Es la segunda causa de muerte en mujeres de 30 a 54 años de edad y afecta a todos los grupos socioeconómicos. Las tasas de mortalidad por CM en México muestran un aumento en las últimas cinco décadas. Entre 1955 y 1960, la tasa era alrededor de dos a cuatro muertes por 100000 mujeres. Luego se elevó de manera sostenida en las mujeres adultas de todas las edades hasta alcanzar una cifra cercana a 9 por 100000 para la mitad de la década de 1990 y se ha mantenido más o menos estable desde entonces. Se estima un incremento cercano a 16500 nuevos casos anuales para 2020 (Grajales et al., 2014).

El cáncer de mama es una enfermedad caracterizada por el crecimiento desmedido de células que pueden presentar metástasis a otros lugares del cuerpo. Su origen puede estar relacionado con factores externos como el consumo de tabaco o de hormonas, anticonceptivos orales, con la exposición a contaminantes o con factores internos como la herencia, mutaciones genéticas, alteraciones en el metabolismo o del sistema inmune del organismo, además de otros factores de riesgo importantes como: la obesidad, la historia familiar, la menarquía temprana, la menopausia tardía, los químicos, la radiación, entre otros.

Los signos y síntomas de sospecha de cáncer son los siguientes: (Carswell,2002)

• Abultamiento duro y sin color que puede sentirse con los dedos

• Pezón invertido (hacia dentro del cuerpo)

• Piel inflamada, cambio de color (rojo) y consistencia (piel de naranja).

• Venas prominentes

• Hundimiento en la piel

• Ganglios inflamados en la axila

• Secreción, irritación o comezón de la mama

• Lesión que no sana en el área de la aureola y(o pezón

En México la detección en esta enfermedad, se presenta en estadios avanzados, que implican tratamientos invasivos como la mastectomía (un tipo de cirugía cuya finalidad es evitar la proliferación de células cancerígenas y con ello preservar la vida) (Valderrama, 2003).

Tanto el diagnóstico como tratamiento del cáncer de mama suponen una situación estresante, no sólo desde el punto de vista biológico sino también desde el punto de vista psicológico, ya que además de enfrentar la enfermedad y sus tratamientos, así como la amenaza que puede suponer para la vida, la paciente tiene que adaptarse a cambios importantes generados por su padecimiento en varios aspectos, como son los cambios y las alteraciones que influyen de forma negativa en su estado anímico, en sus actitudes y en la imagen que la paciente tiene de sí misma, y que repercuten en su vida, en muchos casos, de manera irreversible, alterando su entorno familiar, social y económico.

Los efectos de los tratamientos frecuentemente provocan cambios hormonales, sexuales, reproductivos, así como alteraciones psicológicas y sociales, de hecho se pone de manifiesto en el estudio realizado por Bos-Branolte (1991), que indica un 28% de morbilidad psicopatológica en un grupo de 90 mujeres con cáncer ginecológico, distribuida del siguiente modo: ansiedad 34%, depresión 28%, alteración de la imagen corporal 22%, baja en la autoestima 32% y disfunción en la relación de pareja 26% (Bos- Branolte, 1991).

El diagnóstico de depresión en la paciente con cáncer es complicado por dos razones: una emocional y otra somática. La tristeza y la pena son normales en estos individuos, ya que el tratamiento afecta su calidad de vida. Por otro lado muchos de los síntomas somáticos de la depresión, como la pérdida del apetito y peso, disminución de la energía vital e insomnio, son frecuentes en la enfermedad oncológica y en sus tratamientos.

El Manual Diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales (DSM-V) establece los criterio para diagnosticar un trastorno depresivo mayor, destacando como síntomas de dicho trastorno del estado de ánimo: estado de ánimo deprimido, pérdida de interés o de placer, se siente triste, vacío, sin esperanza, lloroso, pérdida o aumento de peso, disminución o aumento del apetito, insomnio o hipersomnia, agitación o retraso psicomotor, falta de energía, sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva, disminución de la capacidad para concentrarse o tomar decisiones, pensamientos de muerte recurrentes, ideas suicidas, entre otros; estos síntomas ocasionan deterioro en sus áreas sociales.

Cuando existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración f´sica o análisis de laboratorio de que el trastorno es consecuencia fisiopatológica directa de otra afección, se habla entonces de un trastorno depresivo debido a otra afección médica, sin embargo todos los síntomas del trastorno de depresión mayor, se presentan, se puede tratar entonces de un episodio de depresión mayor.

La alteración en la imagen corporal es una de las reacciones a la mastectomía y se refiere a la modificación de la totalidad, sensación de asimetría e impresión de tener el cuerpo deformado, otros problemas asociados con esta afección son las preocupaciones acerca del aumento o pérdida de peso, pérdida de cabello debido a la quimioterapia, así como baja puntuación en salud mental y baja autoestima.

En cuanto a las alteraciones en imagen corporal que presentan las mujeres de cáncer de mama, se ha encontrado que el 55% (301 de 549) de mujeres menores de 50 años, en los primeros meses de tratamiento, se sentían menos femeninas y preocupadas por su atractivo sexual 53% (209) la mayor parte del tiempo (Fobair et al., 2006); otro estudio indicó que un 44% (26 de 58) mujeres mastectomizadas presentaban cambios importantes en cuanto a la percepción de su cuerpo, evitando compararlo y evitando que fuera visto por otros.

Uno de los factores relacionado con la imagen corporal es el tipo de cirugía ya que se ha encontraron que las pacientes con mastectomía muestran una imagen corporal menos favorable en comparación con las mujeres con cirugía conservadora (Fobiar et al., 2006)

El estudio de la imagen corporal en pa¬cientes con cáncer de mama tiene especial relevancia por su importancia epidemi¬ológica y sus connotaciones psicosociales para las mujeres. En la cultura occidental el pecho de la mujer se relaciona con la sexualidad y el atractivo físico, así como con la maternidad y la lactancia, por lo que para algunas mujeres su pérdida su¬pone también

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