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MOSCAS D ELA FRUTA


Enviado por   •  12 de Junio de 2014  •  738 Palabras (3 Páginas)  •  202 Visitas

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n El Príncipe, Maquiavelo propuso las condiciones que habían de caracterizar a un príncipe, entendida esta figura como la cabeza o jefe del Estado. Podemos decir que es un libro práctico, pues pretende dar normas de acción. Intentó teorizar sobre la naturaleza del Estado, sobre la sociedad en que se sustenta y sobre todo en las formas de adquirir y perder el poder y las formas de mantenerse en él.

La obra está profundamente determinada por el contexto histórico en que fue concebida. La atomización política que caracterizaba a la Italia del siglo XVI devino en la necesidad de requerir la actuación de estadistas poderosos, que consolidaran un Estado fuerte y unificado, un orden nuevo personalizado en un príncipe nuevo al que Maquiavelo convoca con urgencia a la tarea de redimir el país. De ahí también que reivindique al gobernante una política exterior agresiva y que la guerra se constituya como un instrumento básico para la constitución de su principado. En este último sentido, también reseñaba la importancia que, en la organización de un Estado, debía tener su ejército.

Podemos dividir el texto en diversos bloques atendiendo al contenido de cada uno de ellos. Así tendríamos un primer bloque que iría desde el capítulo I hasta el IX, donde se analizan la naturaleza y clases de principados como las condiciones para crearlos, consolidarlos y mantenerlos. Contiene definiciones de términos políticos.

Maquiavelo distingue entre dos tipos de Estados: las repúblicas o los principados, dentro de éstos últimos distingue a su vez en los que son hereditarios y los que son nuevos. Estos tipos de Estados, que son fiel reflejo de lo existente en su época, tienen características diferentes tanto como por la forma de gobernarse como por la forma de conservarlos: “...los Estados hereditarios y acostumbrados al linaje de su príncipe la dificultad de conservarlos es bastante menor que en el caso de los nuevos, puesto que es suficiente con respetar el orden de sus antepasados” (Cáp. II).

También diferencia entre dos formas de gobierno, aquellos principados gobernados por un príncipe y sus siervos (convertidos éstos en ministros por gracia y concesión suya) y los gobernados por un príncipe y por nobles (los cuales poseen dicho grado no por la gracia sino por herencia familiar). Claro está, según Maquiavelo que sería más difícil conquistar el primer tipo de gobierno pero al contrario sería más fácil conservarlo.

Por último, distingue entre cuatro formas de la jefatura del cuerpo político, por la virtud, Maquiavelo entiende por virtud, la energía, la capacidad, el valor y el saber técnico mediante los cuales el príncipe organiza y orienta su acción hacia sus fines, es definitiva es decisión y prudencia, la virtud dirá Maquiavelo aspira a la gloria; la fortuna, factor externo básico de la acción humana que como elemento imprevisible dirige a los hombres y a los pueblos, pero a pesar de ello, amén de mudable, escoge a los impetuosos para realizar sus designios; por medio de “acciones criminales y contrarias a la ley humana y divina” o por favor de sus ciudadanos.

Un segundo bloque serían los capítulos XII y XIV que tratan sobre el aparato militar, en ellos se aborda los riesgos inherentes a las tropas mercenarias tan habituales en su época y sobre las obligaciones del príncipe.

Maquiavelo defiende la idea de formar un ejército propio y cree que una de las causa de la fragmentación de Italia son las tropas mercenarias.

El objeto de un príncipe, afirma el autor, no es otro que la guerra y su organización, que debe plantearse de dos formas: por un lado de obra y por otro mentalmente.

El tercer bloque que engloba desde los capítulos XV hasta XXI, reflexiona en torno a las cualidades que deben guiar las acciones de los príncipes, los recursos psicológicos que debe atesorar el príncipe moderno para conservar el poder y sentar las bases de la dominación social sobre sus súbditos. Constituye este bloque la parte más universal y atemporal del discurso y sobre la que se han intentado fundamentar más las críticas morales a la obra a partir de la concepción maquiaveliana de la dialéctica entre medios y fines.

El cuarto bloque serían los capítulos dos últimos capítulos (XXIV y XXV), que vendrían a ser la traducción de la crisis italiana de los aspectos anteriormente descritos. Es aquí donde toda la articulación teórica del texto alcanza su plenitud y se invoca al príncipe nuevo que levante desde su “virtud” el orden también nuevo que la necesidad histórica reclama.

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