Malvinas

Malvinas – Parte I

Principalmente, es conveniente hablar del tema en términos geográficos. Las Malvinas son un archipiélago compuesto por dos islas mayores: La Isla Soledad y la Isla Gran Malvina, separadas por el estrecho San Carlos y rodeadas por más de 200 islas menores. Equivale, aproximadamente, a 60 veces la capital federal. Estas islas emergen como continuación de nuestra extensa plataforma continental submarina.  El archipiélago está rodeado por la corriente fría de Malvinas, desprendimiento de la corriente circunpolar antártica.

Históricamente, no podemos afirmar que las Malvinas nos pertenecieron desde siempre. Es más, en 1764 los franceses, fruto de una expedición, fueron los primeros en colonizar el archipiélago instalándose en la Isla Soledad. Fundaron el puerto San Luis y bautizaron a las islas como “Iles Malouines”, ya que provenían del puerto del Saint Maló. Claro que nosotros heredamos estas islas de los españoles, y aquí es donde entran en la historia. Ellos reclamaron su soberanía sobre las mismas con el argumento de que se encontraban dentro del Tratado de Tordesillas de cierta manera, con el Papa Alejandro VI (español) como mediador. Este mismo se basaba en la división del océano atlántico por medio de una raya trazada de polo a polo, 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, quedando el hemisferio oriental para la Corona de Portugal y el hemisferio occidental para la Corona de Castilla. Los franceses aceptaron el reclamo español, pero pidieron un pago por los costos de la expedición y demás. Pagando el pedido, los españoles ocuparon las islas, cuya administración empezó a depender de Buenos Aires. El nombre pasó a ser “Islas Malvinas”, todo esto, en 1767. Sin embargo, hay que reconocer el hecho de que, dos años antes, fueron invadidas por los británicos, que se instalaron en la Isla Gran Malvina, llamándolas “Falkland”, y creando el puerto Egmont. El 10 de junio de 1770, los españoles derrotan a Gran Bretaña, quienes reconocieron la soberanía española, pero exigieron una indemnización por el bombardeo al puerto que crearon. España, por su parte, paga. Los británicos se toman su tiempo y, en 1774, abandonan las islas pacíficamente. Los españoles hicieron de Malvinas un presidio, una cárcel.

Claramente, nosotros heredamos estas islas de los españoles. Un factor importantísimo para decir que las Malvinas son efectivamente argentinas, es la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776. Antes se identificaba a Potosí como un polo de arrastre, la economía giraba en torno a ella. Estas islas, sin embargo, quizás no cobraron mayor importancia hasta el 30 de mayo de 1810, cuando la Primera Junta dicta una resolución (firmada por Saavedra y José C. Paz) en la cual se afrontaban los pagos de salarios del personal de las islas. Si vamos más allá, se sabe que nuestra historia comenzó a forjarse, de alguna manera, con la Revolución de Mayo, por lo que, históricamente, las Malvinas están ligadas a nosotros desde nuestros primeros días.

Sin embargo, va a ser recién el 9 de Julio de 1816, con el Acta de Independencia, cuando las Malvinas pasen a ser efectivamente argentinas, mediante una figura jurídica denominada “Uti Possidetis”; que implicaba que los territorios virreinales pasarían a ser Estados Independientes. Y como las Islas Malvinas eran dependientes del Virreinato, tuteladas por Buenos Aires, pasaron a ser argentinas.

En 1820 se da la Primera Batalla de Cepeda, una guerra civil interna argentina. Por aquel entonces, el país sudamericano se encontraba en un proceso de organización nacional y se había divido en dos bandos. Por un lado, se encontraban los federales, un partido que luchaba por establecer un gobierno constituido por provincias autónomas, y los unitarios, quienes deseaban establecer a Buenos Aires, como el eje del poder político y administrativo argentino. En esta lucha de ideales, el diálogo poco era tenido en cuenta y se decidía recurrir a las armas para llegar a una rápida solución. De esta manera, el ejército federal, encabezado por José Artigas, pero a cargo del caudillo Estanislao López, también gobernador de la provincia Santa Fe, y Francisco Ramírez, de Entre Ríos, decidió declarar la guerra a José Rondeau, líder de las tropas unitarias. Solo diez minutos bastaron para que los federales dieran por cumplida su tarea. De esta manera, Buenos Aires fue capturada por los caudillos y luego de diversos conflictos políticos se decidió aislarla de las demás provincias, hasta que finalmente volvió a formar parte de la Confederación Argentina en 1861. En 1820, el directorio cae por oposición de los caudillos federales, por lo que el país se atomiza en las autonomías provinciales. Desde entonces y hasta la usurpación británica de 1833, las Malvinas dependerán únicamente de la gobernación de la Provincia de Buenos Aires.

En 1825, se da el tratado de “Amistad, Comercio y Navegación”, suscripto entre Argentina y Gran Bretaña. Cabe destacar que era desfavorable, ya que establecía la igualdad legal y política entre las Provincias Unidas y el Estado británico y, sobre todo, se orientaba a proteger los intereses comerciales ingleses. Pero lo importante es que los británicos reconocían la independencia argentina incluyendo, de forma indirecta, nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas.

Términos Económicos

La eterna discusión con Gran Bretaña no sólo tiene factores puramente territoriales, ya que la cuestión también está ligada con lo económico.

Podemos decir que tanto en la última parte del Siglo XVIII como en la primera parte del Siglo XIX (y si vamos más allá, completo este último), en términos económicos, Argentina tenía (y tiene) un gran potencial de riqueza en los mares, desde la pesca hasta el petróleo. Las aguas que rodean a las islas son bajas en salinidad y ricas en nutrientes, producto de la corriente fría de Malvinas. En cuanto al contexto, se podría señalar una escasez de mano de obra, por lo que se alentaba la inmigración. Hasta el día de hoy, los británicos e isleños se aprovechan de nuestros recursos en connivencia con empresas de capital económico de otras potencias, como Estados Unidos, España, Japón, Taiwán y Corea del Sur. En conclusión, a Gran Bretaña esto le viene como anillo al dedo. Las Malvinas exportaban carne salada, cueros y tasa, mientras que importaba madera.

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