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Movimientos Y Luchas Sociales

69950521 de Febrero de 2014

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CONCEPTUALIZACION

Movimiento Social:

En líneas generales se puede entender como colectivos o grupos sociales, cuyos actos se dirigen a presentar ante las autoridades, grupos o a la sociedad en general una demanda precisa, constituyen una forma de acción colectiva que integra distintos factores: solidaridad, cohesión, conflictos y transgresiones a los límites determinados por el sistema de relaciones sociales.

Globalización

La globalización es una nueva fase del desarrollo del capitalismo y es la expresión actual de una tendencia permanente a favor de la concentración y la centralización del capital, como predijo Marx.

La globalización podría rendir beneficios espléndidos a la humanidad, si no fuera porque no está concebida para ello, sino para servir los intereses de las clases dominantes y aumentando la explotación de los trabajadores en cada país y la explotación de los países del Tercer Mundo por las potencias económicas mundiales. Es por lo tanto más que pertinente relacionar la globalización con los Derechos Humanos.

La interculturalidad

Responde a una heurística y a una hermenéutica filosófica que parte de la alteridad para la comprensión del mundo de pluralidades existenciarias con formas y contenidos racionales y discursivos que deben ser puestos en un eje de articulaciones lo suficientemente complexo, que no permita la ausencia, negación o neutralidad, voluntaria o consciente de ninguna de las culturas.

Todas son correlativas en este sentido, es decir, en su forma y contenido de estar presentes frente al otro, porque las culturas no son realidades puras ni abstractas, desconectados de sus actores materiales. Su heterogeneidad es lo que nutre el dinamismo interno y externo de sus cambios.

MOVIMIENTOS Y LUCHAS SOCIALES EN AMERICA LATINA PARA EL RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Los Movimientos de Derechos Humanos surgieron en América Latina, como modos de resistencia al terror de Estado, desencadenado por las dictaduras de Seguridad Nacional. Se extendieron por todo el continente, reivindicando el derecho a la vida y denunciando las torturas, los asesinatos, las desapariciones y demás violaciones a la integridad y dignidad humanas, propiciadas por dichas dictaduras. Tomaron en muchas ocasiones, el lugar antes ocupado por los Movimientos Sociales y Políticos de liberación.

Reflejaron con ello, un cambio profundo en la situación de todo el continente.

El paso de un movimiento de cambio estructural hacia un Movimiento de resistencia. En este caso, el recurso al amparo jurídico, no revelaba más que un cambio dramático en las condiciones de vida. Mostraban, a su modo, que, por lo general, cuanto más se habla de los Derechos Humanos, es cuanto peor es la situación de estos.

En las décadas del ochenta y noventa, el Movimiento de Derechos Humanos en Latinoamérica, ha integrado, como parte fundamental de su agenda, otros nuevos temas. Una vez “re democratizada” la región, en el marco de la impunidad total con los asesinos y torturadores, los Movimientos de Derechos Humanos sumaron en su bitácora de lucha contra la impunidad, el perdón y el olvido de miles de crímenes, sin esclarecer responsabilidades y la suerte de los desaparecidos.

Nuevos Movimientos Sociales han tomado fuerza en el continente, y con ellos, las demandas por el reconocimiento de nuevos Derechos Humanos han tomado importante protagonismo: los derechos de la mujer, derechos a la diversidad sexual, derechos indígenas, derechos de las víctimas de la discriminación racial, cultural y étnica, y derechos de las generaciones futuras, a recibir un entorno natural y social que les permita vivir y desarrollarse como seres humanos. En este caso, se ha tratado de un nuevo frente de lucha abierto, no por un deterioro de las condiciones de vida, sino producto del empoderamiento de nuevos sujetos sociales que exigen reconocimiento y poder social.

De otro lado, ante la creciente pobreza y la exclusión, el derecho a la vida, ya no se entiende sólo como derecho político y defensa de la integridad corporal frente a la tortura y el asesinato político, sino también como derecho a las condiciones materiales básicas para asegurar la reproducción misma de la vida humana.

La denuncia, ya no va dirigida solamente contra un estado terrorista, sino también frente a una política económica que lanza al pueblo a la muerte, a través de un ajuste estructural neoliberal. Se señala a las empresas transnacionales, a los organismos internacionales de crédito, y al propio sistema de mercado total, como instrumentos de muerte contra las mayorías pobres y excluidas del continente.

Globalización y Derechos Humanos

Se decía que la estabilidad, en un mundo globalizado y de competencia abierta, era la condición necesaria para poder tener niveles de crecimiento, que después permitirían redistribuir los beneficios y satisfacer las necesidades básicas de la población. De esa manera, la gestión del Estado, encaminada a la redistribución de los recursos por medio de las medidas tributarias y a la orientación del gasto social, para la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales de la población, comenzaron a verse, por los teóricos de la ideología neoliberal, como un obstáculo para el crecimiento económico de los países. Estas nuevas teorías, han conducido a unas nuevas concepciones sobre los Derechos Humanos, que ponen en entredicho su universalidad y su indivisibilidad, y que significan enormes obstáculos para su exigibilidad como derechos subjetivos, especialmente, en el campo de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, hoy más conocidos como DESC.

Pobreza crónica en el mundo.

El desastre social, al que ha conducido la globalización realmente existente hoy, se refleja en los distintos informes que presentan las agencias de las Naciones Unidas. Por ejemplo, el PNUD, ha informado, que actualmente en el mundo, más de 800 millones de personas, sufren de hambre, y alrededor de 500 millones de individuos, sufren de malnutrición crónica. A finales del siglo XX, cerca de 1.600 millones de personas, viven peor que al inicio de la década del 80.

El propio Banco Mundial, uno de los principales responsables del actual caos social en el mundo, reconoce que en el mundo, más de 1.300 millones de personas, se ven obligadas a sobrevivir con menos de un dólar al día, y cerca de 3.000 millones, es decir, la mitad de los seres humanos de nuestro planeta, tienen que sobrevivir con menos de dos dólares diarios.

Entre tanto, la fortuna de los 358 individuos millonarios, en dólares, que hay en el planeta, es superior a las entradas anuales sumadas del 45% de los habitantes más pobres de la tierra (informe del PNUD, 1996).

Factores agravantes.

Este orden negador de los Derechos Humanos, se ve agravado a comienzos del siglo XXI, por tres factores:

• Hoy, los mercados se han convertido en el modo dominante de regulación, ya que las políticas públicas han perdido su importancia frente a los agentes privados. Esto ha debilitado a los Estados en su voluntad y su capacidad para garantizar la vigencia de los DESC.

• La fuerte interdependencia de las economías nacionales, ha agravado la incapacidad de los Estados nacionales para atender el desastre social, ocasionado por el impacto de las crisis financieras en los países del Tercer Mundo. Ello explica, el por qué una crisis financiera, originada en el sudeste asiático, se extiende, primero a Rusia, a Corea y luego a la mayoría de los países de América Latina, sin que sus gobiernos puedan impedirlo, aun con las fórmulas de medidas preventivas impuestas por el FMI.

• El predominio que ha adquirido el capital financiero, ha puesto en situación de indefensión, frente a la especulación financiera, a los países que se han abierto de manera más completa frente a la economía mundial. La especulación financiera es hoy, una de las causas más desastrosas de la vulneración de los derechos sociales, pues la libre entrada y salida de capitales especulativos, arruina a las familias y a los países enteros, destruyendo los progresos sociales y económicos que habían tomado décadas construir.

La lucha por la vigencia de los DESC en el interior de los países, encuentra nuevas dificultades y obstáculos en el contexto de la globalización, producto de las presiones impuestas por centros internacionales de decisión política y económica y del nivel de aceptación alcanzado por estas ideas, entre la dirigencia política y académica de los países en desarrollo.

A nivel continental, estas ideas están contenidas en el denominado “Consenso de Washington”, el cual determina una serie de medidas políticas y económicas, mediante las cuales, se desmonta de manera progresiva la atención estatal a las necesidades elementales de la población, y se entrega al sector privado, la provisión de los servicios básicos, mediante las leyes del mercado. De este modo, los bienes y servicios que antes eran provistos por el Estado, para atender los derechos económicos, sociales y culturales de la población, terminan siendo ofrecidos en el mercado, a aquellos que tengan los recursos suficientes para comprarlos.

Uno de los efectos más visibles de estas relaciones injustas, y más abiertamente violatorias de los Derechos Humanos, son los costos escandalosos que las corporaciones farmacéuticas cobran a los países pobres por utilizar los conocimientos, que les permitirían a estas naciones, producir las medicinas para salvar la vida de millones de personas que mueren cada año,

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