Movimiento Social
fernanda982 de Enero de 2012
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Unos jóvenes estudiantes se ponen de acuerdo en la acción colectiva para un mitin en la plaza de Tlatelolco, ese día es miércoles 2 de octubre, luces de bengala hacen aparición en el cielo en plena realización del mitin estudiantil, los ruidos de la balas ensordecen y después de aquél momento el país no sería el mismo y los procesos de cambio, en un sentido u otro, serán distintos para los mexicanos.
Algo que ha quedado claro después de la documentada matanza del 2 de octubre, es la evidencia clara de que el gobierno mexicano tenía información que podía haber evitado la masacre de estudiantes de aquél año, esta conclusión llega cuando se observa que los estudiantes no tenían ningún contacto con “agitadores” extranjeros, como por ejemplo agentes de la Revolución cubana o comunistas de la Unión Soviética. Los jóvenes no proponían una revolución armada y aunque estruendosos en sus consignas contra el presidente Díaz Ordaz y su gobierno, no había intenciones golpistas en sus manifestaciones.
Según el libro “1968: Todos los culpables” de Jacinto Rodríguez Munguía, son varios los elementos clave que desataron la matanza del 68: El miedo de Gustavo Díaz Ordaz a los movimientos callejeros, sumando al miedo de Luis Echeverría Álvarez que estaba obsesionado con ser sucesor del presidente, la teoría de la conspiración comunista internacional y, por último, los elementos de las fuerzas armadas que no fueron ajenos a las luchas por el poder político.
La historia del movimiento del 68 mexicano comienza con un simple conflicto entre estudiantes y termina en una masacre. Del análisis de este movimiento hasta el clímax de esa masacre, que repercutió más que el movimiento mismo, trata el presente trabajo.
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Mucho se ha comentado acerca del movimiento estudiantil de 1968. A veces se habla de un acto revolucionario de los jóvenes que participaron y la incipiente sociedad civil que se sumó y ejerció su derecho a manifestarse en la calle. Por otro lado, ha quedado para la verdad histórica la evidente, ahora para todos, represión y poca tolerancia que mostró el régimen político hacia las “inofensivas” demandas de aquél movimiento. De alguna manera el movimiento de 1968 contribuyó dolorosamente a desprestigiar a un régimen de partido hegemónico, como lo denominó Giovanni Sartori, que duró más de 70 años.
El movimiento estudiantil del 68 fue un movimiento de carácter social. Este movimiento surgió por la indignación y la idea de que algo tenía que hacerse contra el gobierno mexicano en los sesenta, que estaba poco dispuesto a escuchar las demandas que vestían un carácter inofensivo, planteado por un grupo de universitarios. Que más tarde se convertiría en un movimiento con implicaciones en más sectores sociales, no solo de jóvenes, que pugnaban por más libertad política para la población civil.
Si bien el apogeo del movimiento se puede catalogar dentro de los “rituales de rebelión”, porque rompía de alguna forma con las “estructuras tradicionales” de la sociedad, las manifestaciones conmemorativas que se han ido celebrado al paso de los años podrían entrar en la denominación de rituales de no ruptura. De hecho, puede considerarse que cualquiera puede, 40 años después, simpatizar con los jóvenes que buscaron mayores libertades y que tampoco puede hacerse a un lado la raigambre y la influencia que tuvo en ellos los movimientos socialistas de la época, incluso las marchas que asisten y conmemoran cada año miles de personas, entre ellas los estudiantes de la vieja guardia, ya más jóvenes de espíritu que de cuerpo. No caben dentro de la definición de “rituales de rebelión”, porque no son de ruptura, hasta presidentes de la República mucho más inteligentes a la hora de ganarse a la opinión pública podrían haber marchado en alguna de esas manifestaciones y a la vez estar a favor del statu quo vigente. Por ello, estos apuntes sobre el movimiento estudiantil de 1968 intentan analizar, con las herramientas teóricas que se han visto en la clase de Análisis de movimientos sociales, y echar un vistazo a este movimiento que aún es recordado como una última chispa que encendió la determinación de muchos jóvenes mexicanos.
Lo que comenzó como un disturbio en una vocacional y la intervención de granaderos reprimiendo a los muchachos de aquél partido de futbol americano y la huelga de varias preparatorias, un bazucaso del ejército a una puerta antigua de una preparatoria son los precedentes más remotos de lo que detonaría como tal al movimiento estudiantil de 1968. Toda esa mezcla aunada a los prejuicios ideológicos de un gobierno como el Díaz Ordaz que alimentó una campaña de linchamiento y desinformación en contra del movimiento estudiantil complicaron aún más las cosas. Una cosa queda documentada desde ahora, la servidumbre del presidente Díaz Ordaz y de los funcionarios del gobierno mexicano complacía a los intereses de Estados Unidos como mismos agentes de la CIA.
¿Qué llevó a al gobierno mexicano a cometer la matanza del 2 de octubre de 1968 contra un grupo de estudiantes pacíficos que clamaba por mayores libertades y no atentaba contra el Estado mismo ni contra el presidente de ese entonces? Sin duda, en la reconstrucción de los momentos que se vivían en aquél entonces se tiene que mencionar el contexto internacional que reflejaba a los Estados Unidos con un miedo enorme al “virus rojo” del comunismo, que se expandía ideológicamente y en guerrillas, presidentes electos como Salvador Allende en Chile, y revoluciones triunfales como la de Cuba, en un síndrome de miedo a perder hegemonía en la región, que ya dominaban. Ese ambiente mundial no era ajeno a las decisiones tan poco democráticas que tomó el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
El movimiento estudiantil de 1968 es uno de los acontecimientos políticos y sociales más importantes de México en el siglo XX. Dos son los factores fundamentales de un movimiento: Para que se funde tiene que existir un agravio que sea compartido por un gran número de ciudadanos, y el otro es que esta reunión de personas esté segura o que considere puede cambiar o modificar “algo” con la acción colectiva. Esos son los dos “padres” de los movimientos sociales.
Estas son las tres grandes condiciones que deben de conjugarse para el surgimiento y desarrollo de los movimientos sociales y revoluciones, según coinciden los estudiosos de tradiciones teóricas distintas, Son las oportunidades políticas, las estructuras de movilización y los procesos en marcadores.
Sin duda, las oportunidades políticas en 1968 eran muy grandes para cualquier movimiento que intentara luchar por más libertades, el régimen que se había cerrado en lo político de alguna manera lo alentaba. Recordemos que la oposición era aplastada en elecciones en las que el diseño institucional hacía que siempre arroyara el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En contra de lo planteado por el movimiento, el gobierno mexicano usó más la represión sacando al ejército. El cual invadió la Ciudad Universitaria en la UNAM el 18 de septiembre de 1968.
Quizá dentro de las estructuras de movilización al movimiento de los jóvenes del 68, es fácil decirlo a “toro pasado”, le faltó un poco más de la construcción organizativa para poder comprender mejor los patrones históricos y predecir qué pasaría con la reacción del gobierno y la influencia que podría ejercer entre sus funcionarios.
Otra cosa que hay que señalar es que el movimiento estudiantil no pretendía los “grandes cambios” en el asfixiante sistema político mexicano, y que de alguna forma cobró relevancia histórica por la torpe respuesta del gobierno del presidente Díaz Ordaz y su ineficaz secretario de Gobernación cuando tomó la decisión de reprimir a los jóvenes y asesinarlos en los trágicos sucesos.
El pliego petitorio de los estudiantes era tan solo de una petición incómoda; la destitución de un jefe policiaco de la regencia del Distrito Federal y no pedía la renuncia de un secretario de Estado, o no se diga ya del mismo jefe del Ejecutivo.
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Una ventaja de estudiar el movimiento de 1968 es la oportunida de analizar un evento que a más de 40 años de sucedido está por completo documentado, como lo menciona Rodríguez Munguía en su libro “1968: Todos los culpables”, queda muy poco por saber, o casi nada. Ya que existen muchos papales y registros de los culpables, a esto se suma la memoria y también muchos archivos que lo prueban.
Al principio lo que detonó el conflicto fue un enfrentamiento entre estudiantes el 22 de julio de 1968, en la plaza de la Ciudadela, en el Distrito Federal, dos grupos de estudiantes se vuelven a encontrar, los estudiantes adolescentes son de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional y de una preparatorio de la Universidad Nacional Autónoma de México, Isaac Ochoterena, al parecer las razones son meramente deportivas, entre jugadores de futbol americano.
Luego de las pedradas a estudiantes preparatorianos, las preparatorias 2 y 6 de la UNAM cobran venganza y apedrean a la vocacional 2 del Politécnico. Lo que parecía un evento intrascendente se convirtió en un polvorín con la intervención del cuerpo de granaderos del DF. Pero esta intervención de los policías en lugar de controlar atizó más los ánimos de los estudiantes. A todo esto hay que sumar la intromisión de porros de la UNAM y de los que en todo momento tuvo conocimiento la policía de granadores. Ahí
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