Más Grandes Que El Amor

A pesar de la preparación del doctor Joel D. Weisman, de los años que llevaba laborando como médico internista y la cantidad de síntomas que había visto en sus pacientes a lo largo de su vida, la llegada del peluquero de West Hollywood a su consultorio no simplemente lo hace sentir impotente, sino desconcertado por la amplitud del mal del hombre.

La homosexual del doctor Weisman le había ayudado durante todos los años de ejercicio de su carrera a mirar a sus pacientes únicamente con “ojo clínico” y no juzgarlos por su preferencia sexual, lo cual era muy importante ya que en el barrio donde él vivía había una gran cantidad de gays que frecuentemente se presentaban ante él con infecciones adquiridas a causa del contacto sexual.

A la llegada de este peluquero, el doctor decide llevarlo con la única persona conocida capaz de ayudarlo, al que apodaban “el médico de los médicos”. Un hombre sumamente preparado y que tenía fama de ayudar a aquellos que padecían enfermedades raras y que no correspondían a ningún modelo. Éste hombre, Peng Fan, admitió jamás haber visto un caso semejante y le parecía muy extraño que el paciente no tuviera ningún fallo inmunitario anteriormente y, a pesar de todos los remedios que intentó, las hipótesis que probó y los procesos a los que sometió al paciente, terminó por confesar su impotencia.

La situación empeoró cuando se reportaron otros dos casos semejantes en menos de un mes, uno de ellos llevado por el doctor Michael Gottlieb, que marcaron el inicio de una posible epidemia que se propagaba con rapidez.

Los inicios del VIH SIDA datan de los años 80, cuando se comenzaron a detectar varios casos de neumonía y sarcoma de Kaposi alrededor del mundo. Si bien no se sabe con exactitud cuál fue el origen de esta poderosa infección de transmisión sexual a la que aparentemente hasta el día de hoy no se le ha encontrado una cura, el hecho de que, alrededor de 1980, los casos en su mayoría se hayan presentado en pacientes homosexuales dio pie a realizar diferentes investigaciones pensando que en ellos podría encontrarse la causa de ésta.

Como lo muestra la reacción del doctor Peng Fam, encontrar una infección nueva, no conocida y sin alguna cura aparente marcó un cambio drástico en la época que significó una profunda preocupación para todos los médicos al verte ante una aparente epidemia.

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