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Patofisiología del cáncer

pao1234paoApuntes8 de Noviembre de 2017

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     Universidad Interamericana de Puerto Rico [pic 1]

Recinto Metropolitano

Facultad de Ciencias y Tecnología

Escuela de Enfermería Carmen Torres de Tiburcio

Asignación

Natalia González Rivera

Y00411410

NURS 3190 Ciclo de vida

Prof. N. Caraballo

  1. Patofisiología del cáncer

El cáncer se produce por la proliferación de células anormales sin control. Esta células tienen capacidad de invadir y destruir los tejidos. Como consecuencia de este crecimiento excesivo, aparece un tumor que puede provocar daños tanto a tejidos cercanos (por compresión) como a distancia, a través de la diseminación a otros tejidos. 

Ciertos cánceres son causados por cambios en los genes por lo que son hereditarios, aunque la mayoría de los cambios que pueden provocar cáncer suelen aparecer a lo largo de la vida de la persona. Además de estos factores genéticos, otros agentes que pueden generar cáncer son algunos hábitos de vida como el tabaquismo, la mala alimentación y la falta de ejercicio; algunas infecciones, por ejemplo, el virus de la inmunodeficiencia humana o virus del papiloma humano; y circunstancias ambientales, como la exposición a ciertas sustancias químicas, laborales (asbesto) o a radiaciones, incluida la luz del sol.

  1. Modalidades del tratamiento del cáncer
  1. Cirugías

La cirugía es la forma más antigua de tratamiento eficaz del cáncer. Puede usarse sola o en combinación con otras modalidades. El tamaño, el tipo y la localización del tumor primario pueden determinar la operabilidad y el resultado. La presencia de metástasis puede impedir un abordaje quirúrgico agresivo del tumor primario.

Los factores que aumentan el riesgo quirúrgico de los pacientes con cáncer son

  • Edad
  • Enfermedades concomitantes
  • Debilitamiento secundario al cáncer

Los pacientes con cáncer suelen presentar mal estado nutricional por anorexia y por las influencias catabólicas del crecimiento tumoral, y estos factores pueden inhibir o enlentecer la recuperación posquirúrgica. Puede haber neutropenia o trombocitopenia, o trastornos de coagulación; estos cuadros aumentan el riesgo de sepsis y hemorragia. Por lo tanto, es primordial la evaluación preoperatoria.

  • Resección del tumor primario

Si un tumor primario no ha dado metástasis, la cirugía puede ser curativa. Es crucial establecer un margen completo de tejido normal alrededor del tumor primario (como en la cirugía del cáncer de mama) para que su resección y la prevención de la recurrencia sean exitosas. A veces se requiere el examen intraoperatorio de cortes tisulares congelados por un anatomopatólogo. La resección inmediata de tejido adicional se hace si los márgenes son positivos para células tumorales. Sin embargo, el examen de tejido congelado es inferior al examen de tejido procesado y teñido. La revisión ulterior del tejido de los márgenes puede indicar la necesidad de una resección más amplia.

La resección quirúrgica del tumor primario con diseminación local también puede requerir la extirpación de los ganglios linfáticos regionales comprometidos, de un órgano adyacente afectado o resección en bloque. Se presentan las tasas de supervivencia con cirugía sola para determinados cánceres.

Cuando el tumor primario se ha diseminado ampliamente a tejidos normales adyacentes, puede posponerse la cirugía para poder utilizar otras modalidades (p. ej., quimioterapia, radioterapia) y reducir el tamaño de la resección requerida.

  • Resección de metástasis

Cuando el cáncer ha metastizado en ganglios linfáticos regionales, las modalidades no quirúrgicas pueden ser los mejores tratamientos iniciales, como en el cáncer de pulmón o el cáncer de cabeza y cuello localmente avanzado. En ocasiones, pueden resecarse metástasis únicas, en especial las de pulmón o hígado, con una tasa de curación razonable.

Los pacientes con una cantidad limitada de metástasis, en particular de hígado, cerebro o pulmones, pueden beneficiarse con la resección quirúrgica del tumor tanto primario como metastásico. Por ejemplo, en el cáncer de colon con metástasis hepáticas, la resección determina tasas de supervivencia a 5 años del 30-40% si hay < 4 lesiones hepáticas y si pueden obtenerse márgenes tumorales adecuados.

  • Citorreducción

La citorreducción (resección quirúrgica para reducir la carga tumoral) suele ser una opción cuando es imposible resecar todo el tejido tumoral, como en la mayoría de los casos de cáncer de ovario. Puede aumentar la sensibilidad del tejido restante a otras modalidades terapéuticas a través de mecanismos no totalmente esclarecidos. Los carcinomas primarios de células renales y los cánceres de ovario se deben resecar, si es posible, incluso en presencia de metástasis. La citorreducción también ha dado resultados favorables en tumores sólidos pediátricos.

  • Cirugía paliativa

La cirugía para aliviar los síntomas y preservar la calidad de vida puede ser una alternativa razonable cuando la curación es improbable o cuando un intento de curación provoca efectos adversos inaceptables para el paciente. La resección del tumor puede estar indicada para controlar el dolor, reducir el riesgo de hemorragia o aliviar la obstrucción de un órgano vital (p. ej., intestino, vía urinaria). Si hay una obstrucción proximal, puede ser necesaria la suplementación nutricional con alimentación por tubo de gastrostomía o de yeyunostomía.

  • Cirugía reconstructiva

La cirugía reconstructiva puede mejorar la comodidad o la calidad de vida del paciente después de la resección del tumor (p. ej., reconstrucción mamaria después de la mastectomía).

  1. Radiación

La radioterapia puede curar numerosos cánceres en particular los que están localizados o que pueden ser abarcados totalmente en el campo de radiación. La radioterapia más cirugía (en cáncer de cabeza y cuello, laringe o útero) o combinada con quimioterapia y cirugía (en sarcomas o cánceres de mama, esófago, pulmón o recto) mejora las tasas de curación y posibilita una cirugía más limitada en comparación con la resección quirúrgica tradicional.

La radioterapia puede inducir paliación significativa cuando no es posible la curación:

  • En tumores cerebrales: prolonga el funcionamiento del paciente y previene las complicaciones neurológicas
  • En cánceres que comprimen la médula espinal: previene la progresión de déficits neurológicos
  • En síndromes de la vena cava superior: alivia la obstrucción venosa
  • En lesiones óseas dolorosas: por lo general, alivia los síntomas

La radiación no puede destruir las células malignas sin destruir también algunas células normales. Por lo tanto, debe valorarse el riesgo para el tejido normal frente al beneficio potencial de tratar las células malignas. El resultado final de una dosis de radiación depende de numerosos factores, como

  • Carácter de la radiación administrada (modalidad, momento, volumen, dosis)
  • Propiedades del tumor (fase del ciclo celular, oxigenación, propiedades moleculares, sensibilidad intrínseca a la radiación)

Por lo general, las células cancerosas son lesionadas selectivamente debido a sus índices metabólico y proliferativo altos. El tejido normal es más eficaz para repararse a sí mismo, lo que determina mayor destrucción neta del tumor.

Las consideraciones importantes en el uso de radioterapia son las siguientes:

  • Momento del tratamiento (crucial)
  • Fraccionamiento de la dosis (crucial)
  • Tejido normal dentro del campo de irradiación propuesto o adyacente a éste
  • Volumen diana
  • Configuración de los haces de radiación
  • Distribución de la dosis
  • Modalidad y energía más adecuadas a la situación del paciente

El tratamiento se adapta para aprovechar la cinética celular de crecimiento tumoral, con el objetivo de maximizar el daño al tumor y minimizar el daño a los tejidos normales.

Las sesiones de radioterapia comienzan con la colocación del paciente en la posición precisa. A menudo, se construyen moldes de espuma o máscaras plásticas para garantizar la recolocación exacta para tratamientos seriados. Se utilizan sensores guiados por láser. Los cursos típicos consisten en grandes dosis diarias administradas durante 3 semanas para tratamiento paliativo o dosis más pequeñas administradas 1 vez al día 5 días por semana durante 6-8 semanas para tratamiento curativo.

Tipos de radioterapia

La radioterapia de haz externo puede realizarse con fotones (radiación gamma), electrones o protones. La radiación gamma con un acelerador lineal es el tipo de radioterapia más frecuente. La tecnología conformacional, que reduce la dispersión en los bordes del campo, permite limitar dosis de radiación a los tejidos adyacentes. La radioterapia con haz de electrones tiene escasa penetración tisular y es ideal en cánceres de piel o superficiales. Se utilizan electrones de diferentes energías en función de la profundidad de penetración deseada y del tipo de tumor. La terapia de protones, aunque limitada en disponibilidad, tiene ventajas sobre la terapia de radiación gamma en que deposita energía a una profundidad desde la superficie, mientras que la radiación gamma daña todos los tejidos a lo largo de la trayectoria del haz. El tratamiento con haz de protones también puede ofrecer márgenes definidos que pueden limitar el daño del tejido inmediatamente adyacente y por lo tanto es particularmente útil en tumores oculares, de la base del encéfalo y de columna.

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