Pensado en positivo: Qué es Metafísica
FaridebonitaTutorial1 de Junio de 2015
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Pensado en positivo:
¿Qué es Metafísica?
La Metafísica, se define como lo que está más allá de lo físico, es el estudio de lo abstracto del Ser y de Dios, en su dualidad positiva y negativa, estudia lo que corresponde de Divino al Ser, y a Dios convertido en el Ser, la importancia de su confluencia, entender que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, más no por su carne, no por la piel o el tejido óseo, sino por su energía, que proviene de Dios,
Metafísica, es una ciencia perteneciente a la Filosofía, y a su vez, comprende dos grandes ramas, la 1ª., es la Ontología, que es el estudio del Ser y la 2ª., es la Teología, que es el estudio de Dios.
Cuando estudiamos Metafísica, por tanto, somos estudiosos científicos de una rama filosófica y vamos a tratar lo relativo, al Ser, en su forma abstracta, no física, en cuanto lo relacionado al pensamiento, mente, sentimientos, emociones, deseos , energía y el espíritu, así como lo relacionado a lo que lo motiva y alienta y también, que lo deprime y entristece y como mejorar todas éstas condiciones; también trataremos sobre lo negativo del Ser, sus odios, culpas, adicciones, temores, egoísmo, rencores, envidias, para poderlo superar.
Aprenderemos a establecer un equilibrio, una armonía, el balance de nuestras energías, para poder llevar una vida digna, y encaminarnos a una evolución espiritual que por ende, nos mejorará físicamente, pues al tener un espíritu sano, con una mente sana, emociones, sentimientos y pensamientos positivos, nuestro cuerpo se libera de enfermedades, dolencias y todo lo que minimiza al organismo en general.
Aprenderemos a quitarnos todo lo que no deseamos, aceptarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean, nuestros seres queridos, nuestra pareja; a amarse y entenderse a uno mismo, para poder entender y amar a los demás, a perdonarnos y a perdonar a quienes en alguna forma nos han dañado.
FRACASO:
El término procede del latín fracassare: destrozar, romper, partir. Nos remite al hombre que se ve afectado por una ruptura, que su yo queda maltrecho porque se ha frustrado una expectativa, porque un plan o proyecto se ha venido abajo. Tres connotaciones nos vienen inmediatamente: una misión o proyecto, tarea asignada, de futuro, que el presente trunca de modo violento, pues implica una fracción en la continuidad que se esperaba de la acción. Malogro, suceso adverso, “caída de una cosa acompañada de rotura y gran ruido”, nos dan una idea de acción de futuro, de deseo, de esperanza que se hunde por cualquier circunstancia de forma estrepitosa.
El término nos sugiere, a la vez, la idea de una finalidad que hay que alcanzar, y la de un sujeto que, tal vez no sea consciente de las propias potencialidades. El hombre es un ser teleonómico y, como tal, puede ser juzgado por el cumplimiento o defección de sus proyectos, de sus expectativas. El hombre por definición es un ser desfondado, un ser con aspiraciones infinitas; sin embargo, fundamenta sus pretensiones sobre la nada: está amenazado de muerte desde el nacimiento, de enfermedad y dolor todos los días de su vida.
El sufrimiento es un perfecto síntoma del fracaso. El problema del sufrimiento, por tanto del fracaso, es sin duda sacarle provecho, encontrarle sentido. Como sugiere Esquilo: “Sufrir instruye al hombre”, en el sentido que recuerda al hombre, siempre inclinado a olvidarla, su condición de mortal. Ante el dolor yo me hago una persona, aunque mi libertad y mi voluntad siempre están a punto para saltar de nuevo hacia los juguetes y consolar momentáneamente el escozor de la herida. El fracaso es un buen catalizador del infantilismo: nos muestra la posibilidad del retorno a la infancia, al refugio matricial, al útero, o, por el contrario, a querer seguir tirando para adelante, arrostrando con las consecuencias de la ruptura del cordón umbilical.
El hombre infantil se regodea en sus fracasos, estos le refuerzan la idea de que nunca debió intentar nada, que mejor hubiera sido permanecer bajo la protección maternal que arriesgarse a experimentar mundos hostiles. Y aunque intuya que esos mundos hostiles son horizontes paradisíacos, encuentros con el sentido maravilloso de la existencia, los desprecia como la zorra a las uvas ante el miedo de tener que aceptar el fracaso. Para ser persona hay que escrutar con valentía el rostro amargo de la derrota, como acicate para ponerse de nuevo en marcha, pensando que todo tropiezo es bueno para ser prudente, que esa piedra quedó atrás, y que hacia adelante queda el mundo entero por descubrir. Las personas que buscan autorrealización directamente, separada de una misión en la vida, de hecho no la logran.
El fracaso está en relación con una misión. La misión incluye la posibilidad del fracaso; sin embargo, la autorrealización no cuenta en principio con él. El objeto de la autorrealización es el éxito, o al menos algún sucedáneo de este: el reconocimiento del otro, el aplauso, la eficacia, la autoestima; está contenida en sí misma. La misión es una connotación añadida de gran importancia: está abierta al otro. No hay realización sin exteriorización, apertura al otro y al futuro.
9 Miedos que llevan al Fracaso
1. Miedo al fracaso: este es el miedo más común de todos, sin embargo, la gente desconsidera que todo gran éxito se llevó a cabo de pequeños fracasos. Los más inteligentes empresarios y los más grandes científicos de la historia concuerdan en lo mismo: los fracasos son la forma de encontrar el éxito.
2. Miedo al rechazo: ¿seré aceptado? ¿por qué nadie me entiende? Éstas son quizá algunas de las preguntas que causan el miedo a sentirse diferente, a ser rechazado por la sociedad, por los amigos o por la familia. No hay ningún líder que no haya sufrido oposición y rechazo.
3. Miedo a la crítica: ¿qué van a decir otros de mí? Este miedo está altamente ligado al anterior y tiene que ver mucho con lo que es “aceptable” o “normal” dentro de una sociedad o contexto determinado. Salir del patrón puede ser tachado por muchos. Hay que tener cuidado con sólo recibir críticas constructivas y las demás desecharlas, de igual forma la crítica es un deporte para la gente, hagas lo que hagas hablaran de ti.
4. Miedo a la perdida: especialmente cuando se trata de invertir, ya sea tiempo, dinero o esfuerzo, cuando la visión no es clara, la gente tiene miedo a no recibir nada a cambio de lo que están haciendo. El problema con ese pensamiento lineal es que la gente espera ver la cosecha o ganancias inmediatamente y no tienen la capacidad de ver más hacia adelante.
5. Miedo a no ser suficiente: mucha gente tiene un auto estima marcada por ese tipo de comentarios “No puedes” y creen realmente que no podrán hacer las cosas. Esto es una cuestión de actitud, porque realmente los limites son los que marca uno mismo y si no sabes hacer algo lo puedes aprender.
6. Miedo a salir a lo desconocido: este miedo es de los más comunes y tiene que ver con “hacer algo diferente” o “salir de la zona de comodidad”. Numerosas veces he repetido que la comodidad es buena, siempre y cuando no te atrape y te quedes dando vueltas en círculos. Salir de la zona de comodidad requiere iniciativa.
7. Miedo a la soledad: la mayoría de los líderes sufren de este tipo de sensación y es porque usualmente el líder es el primer en abrir campo, es el que va adelante abriendo el camino y enseñando el camino. El estar adelante puede generar un sentimiento de soledad, quizá porque sienta que nadie está parado donde él está. A demás, también el hacer algo que sea diferente puede hacer que una persona tenga la sensación de soledad.
8. Miedo al sacrificio: el liderazgo, el emprender, el aprender y el crecer implica sacrificio, disciplina y constante cambio. A veces nos aferramos a cosas que puedan ser buenas, pero no lo mejor para nosotros. Hay que aprender a soltar lo que nos detiene, lo que nos limita y lo que no es necesario en nuestras vidas.
9. Miedo a la responsabilidad: aunque no lo crean muchas personas temen ser alguien en la vida por la responsabilidad que eso les puede implicar y por eso evaden sus vocaciones. La carga que conlleva tener gran poder o tener éxito puede ser bastante pesada.
Éxito:
En un mundo cada vez más veloz, exigente y competitivo, la concepción del éxito pareciera refugiarse más en la obtención de logros externos y materiales que en la búsqueda de un estilo de vida más integral y equilibrado. Aspectos tales como el reconocimiento popular, contar una excelente posición económica o un buen sitial dentro de la sociedad se han ido conformando en verdaderos valores a anhelar y vivir.
Si bien es cierto no existe nada de malo con lo anterior, es importante que cada uno de nosotros pueda tomarse un momento para ir un poco más allá de nuestros distractores externos y hacer una reflexión personal en torno a nuestra situación actual y nuestros verdaderos deseos y motivaciones.
En ese sentido, desde mi experiencia personal, pude obtener dos importantes conclusiones que lograron devolverme a mi centro y darme cuenta que el éxito tiene una dimensión más simple y profunda de lo que pensamos:
El éxito, más que constituir un fin, es el resultado natural de un buen trabajo personal, que nace y se construye desde nosotros mismos.
Para ser exitoso, es fundamental sentirnos bien y exitosos con nosotros mismos sin necesitar la aprobación en el resto.
Una de las claves del éxito es atreverse a soñar.
Ahora bien: ¿Existe alguna forma de sentirnos
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