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Metafisica

D425046522 de Octubre de 2012

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La Metafísica

La metafísica es una rama de la filosofía que se encarga de estudiar la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad.

El nombre metafísica, que significa (más allá de la naturaleza) proviene del título puesto por Andrónico de Rodas. Esto no implica que la metafísica haya nacido con Andrónico de Rodas, sino que es de hecho más antigua, dado que hay casos de pensamiento metafísico en los filósofos presocráticos. También son aquellos que la estudian, buscan el “Arte de Ser Feliz”, comprenderse a sí mismo y saber sobre las leyes que rigen la vida, para no seguir siendo víctima de las circunstancias.

La metafísica es una enseñanza que se ha puesto muy de moda en el mundo entero en estos últimos tiempos, pero no es nueva. Es la madre de todas las filosofías, religiones y ciencias, siéndole común a todas ellas porque se ocupa de tres áreas básicas de estudio:

 El SER

 DIOS

 La CIENCIA DEL CONOCIMIENTO.

La metafísica es la práctica de la presencia de Dios, y lograr liberar de sus problemas a todo aquel que la estudie y no va en contra de ninguna religión. Ama y respeta profundamente el Catolicismo como religión materna de casi todo el hemisferio occidental. Cuando la Metafísica ha sido atacada o condenada, siempre responde perdonando, porque pone en práctica las enseñanzas del Maestro Jesús.

La metafísica no apoya ni respalda ninguna práctica adivinatoria, extrasensorial ni que exalte lo para-normal. Basa su instrucción en la realización del ser humano consciente de sí mismo y de sus actos, que su mente es un poder que puede ser utilizado para orientar la vida constructivamente; enseña los aspectos de Dios, viviendo de acuerdo con los cuales podemos erradicar la mala voluntad, la ignorancia, el odio, la depresión, la enfermedad, la lucha y el rencor de nuestras vidas.

En la Edad Media, se dio el debate sobre la distinción y orden de jerarquías entre la metafísica y la teología, en especial en la escolástica. La cuestión de la distinción entre metafísica y teología es también omnipresente en la filosofía moderna.

La tradición moderna ha dividido a la metafísica en: Ontología, o ciencia del ente en tanto ente, que se correspondería a la llamada Metafísica General, y tres ramas particulares:

 Teodicea

 Psicología Racional

 Cosmología Racional

La metafísica aborda problemas centrales de la filosofía, como lo son los fundamentos de la estructura de la realidad y el sentido y finalidad última de todo ser, todo lo cual se sustenta en el llamado principio de no contradicción. La metafísica tiene como tema de estudio dos tópicos: el primero es la ontología, que en palabras de Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el ser en tanto que ser. El segundo estudio es el de la teología, o también llamada (filosofía teológica), que es el estudio de Dios como causa última de la realidad. Existe, sin embargo, un debate que sigue aún hoy sobre la definición del objeto de estudio de la metafísica, sobre si sus enunciados tienen propiedades cognitivas.

Las leyes de la metafísica que pude encontrar son las siguientes:

1. El Principio de Mentalismo

Dios creó el Universo con la mente, por lo tanto él es mente, y no puede crear otra cosa que mente, la semilla de naranja, da naranjo, Todo lo creado está involucrado en todo. Comprobamos que el Todo, el Uno, el Absoluto, como se quiera llamarlo, está substancialmente involucrado en todas las manifestaciones de la vida diaria al cual hemos denominado universo material a última instancia espíritu el cual es incognoscible, indefinible e indestructible, comprobamos también que es inteligente e infinito, con la única y primordial característica: expresar el bien.

Al considerar su origen mental se explica el mundo de fenómenos mentales y psíquicos, sin explicación para el público en general.

2. La Ley de la Correspondencia

En tiempos de Abraham el maestro Hermes Trismegisto aseguraba que toda la información sobre un hombre se podía encontrar en solo una gota de su sangre y que dentro de cada hombre se hallaba representada la totalidad del universo. Formuló entonces un principio al que llamó La Ley de la Correspondencia que decía: “Como es arriba es abajo, y como es abajo es arriba”. Con estas palabras creó Hermes un método deductivo que permitió vislumbrar la grandeza del universo creado, donde lo más grande de lo más grande es igual a lo más pequeño de lo más pequeño. Donde todos los niveles de existencia comparten la misma esencia, organizado en un sistema de hologramas dentro de hologramas, dentro de hologramas, hasta el infinito.

Por eso desde ese entonces para los más sabios existía ya la convicción de que el camino más corto para la exploración del cosmos era mediante el viaje hacia el interior del hombre: “Conócete a ti mismo y conocerás el universo”. Según la publicación “El Tao de la Física” del científico Frity of Capra: con la meditación como único método de investigación, los antiguos Vedas llegaron a formular, en términos poéticos, los principios de la Física Cuántica. Y esto ocurrió tres mil años antes que nuestros científicos modernos llegaran a las mismas conclusiones por medio de las matemáticas.

La Ley de la Correspondencia tiene aplicaciones sin fin. Por ejemplo: considerando en un hombre el cuerpo físico como el “abajo” y su mente como el “arriba” decimos: “como es el pensamiento de un hombre así es su cuerpo”. Puede ser: “mente sana en cuerpo sano”, o cuerpo enfermo como manifestación de pensamientos distorsionados. Afortunadamente en las enseñanzas de Hermes “el tres veces sabio” la enfermedad viene de la mano con el remedio: “Cambia el pensamiento y sanarás tu cuerpo”.

Es evidente que en un hombre existen aspectos visibles e invisibles. Todos podemos palpar el cuerpo físico, pero no hay forma de ver o tocar un pensamiento. Solamente podemos deducir que este existe por los efectos que produce. Según la Ley de la Correspondencia, si así es en el microcosmos, acá abajo, igual debe ser en el macrocosmos, allá arriba. En el espacio exterior podemos ver objetos físicos, tales como: planetas, sistemas solares y galaxias. Pero no es posible descubrir tras de ellos la mente que los dirige. Solo por deducción podemos tener la certeza de que existe.

En el cuerpo humano todo es mente. Cada célula es inteligente y guarda la información que precisa. Además tiene la habilidad de comunicarse instantáneamente con las demás células. Estas capacidades son reales, pero no podemos verlas ni tocarlas. Por ejemplo: nos aporreamos el dedo gordo del pie e inmediatamente el sistema nervioso y el cerebro lo saben. Como resultado el dedo golpeado recibe la dosis adecuada de aquello que necesita para cicatrizar la herida y combatir una posible infección.

De la misma manera, en el universo también Todo es Mente. Cada célula del macrocosmos, llámese hombre, planeta, sistema solar o galaxia, posee proporcionalmente el grado de inteligencia que necesita. La interconexión entre ellas y la mente que las gobierna también es perfecta: el todo afecta las partes y las partes influyen a su vez en el todo. Es un hecho que “ni un pelo de nuestro cabello cae, sin que el Creador lo sepa”. Igualmente, puede ser que un hombre sea más pequeño que la más microscópica brizna de polvo en la galaxia, pero si un ser humano cambia, invariablemente estará alterando la esencia misma de todo el universo.

3. La Ley de Vibración

Según la Ley del Ritmo, todo en la creación tiene un movimiento orbital de rotación, lo mismo partículas subatómicas, que astros y galaxias. Con la “Ley de la vibración” ahora complementamos lo anterior: “Nada esta inmóvil, todo se mueve, todo vibra”. Además nos da una clave importante para comprender la existencia de las distintas dimensiones: “la velocidad del giro define las características de manifestación”

Para comprender esto en una forma sencilla observemos el movimiento de una rueda. Si esta gira lentamente, nos dejara apreciar su forma física. Si aumenta la velocidad, se comenzara a oír una nota baja, que ira subiendo gradualmente en la medida en que la velocidad aumenta. Cuando sobrepasa la nota más alta que el oído humano puede escuchar, hay un silencio profundo. Pero, conforme aumenta más la velocidad, el sonido se volverá color y paso a paso se hará visible todo el espectro, desde el rojo hasta el violeta. Si la rueda se acelera mas todavía, se alcanzara la no percepción de rueda alguna, y solo se captara una total inmovilidad.

Tu mismo, como holograma del universo, eres energía en vibración. Tu cuerpo físico, tus emociones, pensamientos y hasta tu espíritu son solo distintas frecuencias, u octavas, de esa energía que tú eres. En ti están representadas todas las dimensiones que existen, que difieren entre si solo en el grado.

Pertenecer a una dimensión determinada significa tener la frecuencia de vibración correspondiente a esa realidad. Cuando la velocidad de giro por algún motivo se acelera, una vez traspasado el punto critico que separa las dimensiones, ocurre una rotunda transformación, y las características de manifestación cambian. Por ejemplo: si la frecuencia en que vibra nuestro planeta subiera hasta un determinado punto, este dejaría de ser un mundo de tercera dimensión, y se convertiría en uno de cuarta o quinta dimensión. Y en el proceso

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