Plasma en todas partes

Hasta hace un tiempo siempre sabíamos que la materia era líquida, sólida o gaseosa, lo que hoy conocemos como los tres estados de la materia. Pero hace casi 70 años se conoció el plasma; un material extraño de mayor energía, el cual es una sustancia eléctricamente neutra que contiene iones y electrones libres capaces de moverse en forma independiente, tanto que es sensible a la presencia de fuerzas eléctricas y magnéticas. Su estudio y física es muy poco conocida debido a que se considera un secreto militar o industrial. Actualmente se sabe que el 99% de la materia del Universo se encuentra en estado de plasma, por lo que es un componente importante para entender el comportamiento de este, y prometer opciones interesantes a la tecnología del futuro.

Este cuarto estado de la materia consiste en partículas cargadas que se mueven, en su interior se encuentran campos electromagnéticos. Cuando la densidad y la velocidad del plasma son muy grandes, será el movimiento del plasma el que domine a la estructura del campo. Si el plasma fluye muy rápidamente desde cierta región donde hay un campo magnético que es incapaz de contenerlo, entonces arrastrará consigo al plasma para impedir que cambie el flujo magnético de su interior.

Una de las características principales de la materia en estado de plasma es su capacidad de responder a impulsos internos y externos. Algo muy interesante es que los plasmas se pueden producir de forma natural con los relámpagos (descargas eléctricas) o en forma artificial con las lámparas fluorescentes y los tubos de neón. Otra forma de obtener un plasma es por medio de la absorción de fotones.

Durante 3 000 años, la humanidad construyó su conocimiento del Universo observando sólo una región muy estrecha del espectro electromagnético. El plasma emite en todas las frecuencias del espectro, pero tanto en frecuencias muy altas, como en frecuencias muy bajas. Los plasmas también emiten luz visible. Existen en todo el Universo campos magnéticos cuyas líneas permean al plasma. En la naturaleza, plasmas y campos magnéticos son compañeros inseparables.

La mayor parte del plasma que llena el espacio (Universo) ha sido producida por fotoionización, es decir, por la luz ultravioleta de las estrellas. Un claro ejemplo es la atmósfera, pues se convierte en un plasma cuando ocurre una aurora. La ionosfera, la magnetosfera y el material que abunda en nuestro entorno magnético también son ejemplos de un plasma, este material envuelve a todos los demás planetas, y todas las estrellas del Universo, como es el caso del Sol, que es una enorme bola de plasma de densidad y temperatura muy altas.

El descubrimiento de la presencia universal del plasma y la comprensión de sus características y de su comportamiento han cambiado profundamente nuestra concepción de los cuerpos y el espacio que constituyen nuestro Universo. Es por ello que debemos esforzarnos

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