¿Qué desafíos presenta la implementación de la evaluación para el aprendizaje en los establecimientos educacionales del país?
Napier OubrizTarea25 de Abril de 2017
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Napier Miranda Oubriz
Diplomado Evaluación para el aprendizaje y la enseñanza.
Profesora Andrea Carrasco
Módulo 1:
¿Qué desafíos presenta la implementación de la evaluación para el aprendizaje en los establecimientos educacionales del país?
Este texto tiene como objetivo responder la siguiente interrogante, ¿Qué desafíos presenta la implementación de la Evaluación para el Aprendizaje en los establecimientos educacionales del país? Y relacionarlos con los diferentes contextos educacionales que se ha vivenciado en la carrera docente. No obstante, antes se expondrá lo que se entiende por evaluación para el aprendizaje. Esta se concibe como un proceso de recoger información en distintos momentos, a través de una variedad de escenarios de evaluación, cuya información es interpretada, analizada y reflexionada para intervenir en forma eficaz en post de la calidad de los aprendizajes. Cabe considerar, que dicho proceso está sustentado bajo dos componentes, los criterios de evaluación y la evidencia.
Por una parte, los criterios debiesen establecerse desde el inicio de la unidad de aprendizaje para que el estudiante conozca desde un comienzo, lo que se espera de él. Además, el EPA transforma la relación entre estudiante y profesor. Ya que, bajo esta mirada, el docente es un guía que da pistas al estudiante para que pueda desarrollar el conocimiento a través la retroalimentación del proceso de los aprendizajes del individuo para posteriormente, desarrollar la motivación por querer aprender en los educandos. Asimismo, este modelo invita a evaluar aprendizajes centrales, que pueden articularse con otras asignaturas. Por tanto, el EPA, trae beneficios a toda la comunidad escolar. Sin embargo, por qué aún no ha logrado penetrar en la cultura escolar. Desde la experiencia no se ha evidenciado en la realidad educativa que tenga noción sobre la evaluación como parte del proceso y determinante en las prácticas docentes eficaces. Al contrario todavía hay profesionales de la educación que tienen la noción de que la evaluación y las prácticas docentes no tienen ninguna interdependencia, y que además, no realizan un análisis y reflexión de sus prácticas en el aula. Ya que, la evaluación es considerado como un producto, no como una herramienta útil que guía el proceso dinámico de reciprocidad. Donde, el equipo directivo y las instituciones educacionales, debiesen ser los que instauren desde su gestión este modelo tan prometedor que si se lleva a cabo, asegura la calidad de los aprendizajes.
Por lo tanto, EPA, tiene grandes desafíos que enfrentar, como por ejemplo la carrera docente que incentive a las universidades a incluir en sus mayas ramos que fomenten el desarrollo de la carrera docente que lo transformen en un profesional analítico y reflexivo de sus prácticas pedagógicas, autónomo en sus decisiones, sin una mirada. Nos falta devolver la confianza y el respeto a la carrera docente. Sin embargo, los maestros tienen la responsabilidad de enseñar, y debemos hacerla desde una vereda fundamentada, argumentada y crítica. Este trabajo, pretende exponer los desafíos que tiene la implementación del EPA, desde una perspectiva empírica y teórica. Donde el docente debe poseer un marco teórico sólido que regule y sustente su práctica y sus decisiones e intervenciones pedagógicas.
El primer gran desafío, es que los profesores y directivos, deben comprender al profesional de la educación cómo un experto capaz de analizar, reflexionar e intervenir en el proceso de enseñanza. No obstante, hay que mencionar qué muchas veces no analizamos, reflexionamos y cuestionamos el qué y cómo hacer docente. Debido al desconocimiento de su importancia, por falta de tiempo y condiciones, por las salas saturas de estudiantes etcétera. Estos son factores, que dificultan la implementación de este enfoque, puesto que, EPA concibe al profesor “…como una persona capaz de diagnosticar la realidad, de comprender lo que sucede y de tomar decisiones de cambio eficaces y acordes al conocimiento extraído del análisis…” ( Guerra, 2009, pág. 47). Sin embargo, esto se ve mermado, por las mismas instituciones educacionales que tienen una visión del docente como un técnico de la educación, debido a que, las planificaciones, guías e instrumentos de evaluaciones son dadas por la institución, sin dar cabida a la racionalidad y responsabilidad al profesional de intervenir en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Por ende, qué hacer frente a dicha situación desde la perspectiva de este enfoque. Ya que, el docente no puede intervenir con autonomía en el proceso puesto que desde arriba se ha impuesto un modelo pedagógico que a veces no es la adecuada para realidad y contexto sociocultural. En definitiva, el desafío es concebir al docente o al profesor como un sujeto, como un profesional de racionalidad práctica (P. Perrenoud, Evaluación de los alumnos, 2008), capaz de tomar decisiones pedagógicas en función a la calidad de los aprendizajes, de forma argumentada y fundamentada. Para que esto se lleve a cabo, la gestión institucional cumple un rol importante, ya que, tiene que brindar al profesor confianza, respeto y autonomía en su quehacer pedagógico también cumplir un rol de reciprocidad, acompañamiento y solidaridad, no de control.
Otro factor que incide en la implementación de la evaluación para el aprendizaje, son las condiciones laborales, que el actual sistema educativo ofrece a los profesionales de la educación. Estás debiesen facilitar su qué y cómo hacer. Ya que, desde la perspectiva del enfoque, el aprendizaje se construye en base a la confianza. Por ende, durante esta progresión de los aprendizajes se acompaña y se guía a través del dialogo constante, entre profesor y alumno, por medio de la retroalimentación. Sin embargo, la mayoría de las veces este proceso sustentado en el dialogo critico se ve impedido o difícil de concretar. Debido a la falta de tiempo, cansancio mental y desmotivación en el proceso. Hacen complicado poder abordar diferentes ritmos y niveles de aprendizajes que tienen los estudiantes. En consecuencia, uno de los desafíos que debemos afrontar para poder llevar a cabo el EPA, es que autoridades pertinentes en el asunto se encarguen de entregar a los profesionales de la educación condiciones laborales que sean consecuentes con su labor. Estás deberían ser las siguientes: más horas de planificación, horas para preparar material pedagógico, discusión entre pares, consejos pedagógicos que inciten al profesional a analizar y reflexionar sus prácticas. Por ende, si queremos exigir un docente reflexivo y analítico, los establecimientos educacionales y políticas educacionales, deben brindar espacios y condiciones mínimas para el docente pueda desarrollar en plenitud y eficacia su qué y cómo hacer de sus prácticas pedagógicas.
Por otro lado, otro desafío que se enfrenta el EPA, es la valoración que se le da al conocimiento académico, tanto en la sociedad como profesionales de la educación. Cabe señalar, que este desafío se abordará desde la perspectiva del profesional de la educación. Dicho lo anterior, los docentes tienen una responsabilidad mayor en este ámbito, ya que, son las personas capacitadas y garantes de guiar los aprendizajes de los estudiantes. En consecuencia, debieran ser entes motivadores que den sentido y significación a los aprendizajes de los estudiantes para que pesé más en él, el valor de uso por el de cambio (Guerra, 2009). Es lo mismo que nos propone el EPA, que los aprendizajes y conocimientos académicos que logren interiorizar los estudiantes, sean significativos y valoren como algo útil. Para conseguir motivar a los estudiantes, el profesor juega una rol muy importante, ya que desde sus prácticas, qué hacer y cómo hacer, recaen el hacer sentir motivado y disponer al alumno de una manera positiva frente a la evaluación, donde el niño/a la consideré como algo que es parte del proceso, dinámico y dialógico entre profesor y alumno. No obstante, estamos bajo un sistema educativo que clasifica, selecciona y jerarquiza (Santo Guerra, Dime cómo evalúas y te diré que tipo de profesional y de persona eres, 2003)) en función a una calificación, que por lo general solo mide cierta parte del proceso, por ende, terminamos desmotivando y predisponer negativamente a los educandos. Y esto no es justo para los estudiantes, puesto que lógico sería poder ir evaluando en diferentes momentos del proceso y luego calificar. Para que los estudiantes comprendan y signifiquen a las evaluaciones, como una herramienta que nos permite avanzar hacia lo que se espera de ellos. Muchas veces se comete el error de evaluar solo al final de las unidades, pero que pasa con el proceso completo, es injusto para el estudiante calificar solo un momento de todo el proceso. Por lo tanto, si queremos implementar este enfoque, debemos hacer que las evaluaciones tomen un sentido más valórico que de cambio (Santo Guerra, Dime cómo evalúas y te diré que tipo de profesional y de persona eres, 2003). Un ejemplo, es la situación que están viviendo los octavos años donde los estudiantes para poder postular a alguna institución de secundaria con excelencia académica se les pide cierto promedio de notas que solo la minoría cumple. Pero qué ocurre, con el proceso de todos los años anteriores, ya que, para postular solo se necesitan las notas del año que están cursando.
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