Servicio Social

Hice mi servicio social en el Museo del Giroscopio, lejos de ser una obligación y un deber, sinceramente creo que aprendí mucho más de lo que imagine. No me considero una persona positiva y llena de vida y la verdad cuando me dijeron que tenía que hacer 100 horas de servicio, la idea no me entusiasmo mucho.

Pero con el paso de las horas, le encuentras el gusto y hasta la diversión. Antes de iniciar el servicio, recibí capacitaciones donde me informaron de todas las áreas con las que contaba el museo y muchas cosas que necesitaría saber para los recorridos (foto 1.1) y el trabajo que haría en este. Me dijeron que la mayor parte del tiempo, trabajaría con niños. Para mí, esta no fue la mejor de las noticias, nunca me habían gustado los niños y no era muy buena haciendo eso.

También, estoy segura que algunos pensaran que cuando haces tú servicio social en un museo, no haces nada más que dar recorridos mientras explicas y quizá para muchos jóvenes voluntarios que hicieron su servicio social en un museo, su experiencia también fue esa, en mi caso, no fue así. Aprendí demasiadas cosas que estoy segura nunca voy a olvidar. Aprendí lo que es tener una responsabilidad como un trabajo a tu cargo, a llegar temprano siempre, respetar los horarios y obedecer las órdenes que alguien que no es tu familiar. Aprendí innumerables experimentos (foto 1.2) fáciles y difíciles. También como yo trabajaba con personas a las que les daba brindaba mis servicios, aprendí a lidiar con personas problemáticas, de carácter fuerte y algunos, que no vienen al museo por interés si no para despejarse y muchas veces, ese también era un problema.

Aprendí como convivir con los niños, a enseñarles cosas complicadas de una manera divertida y siempre dar lo mejor de mí. Semanalmente frente al museo se practica algo que se llama ‘’Ruta Recreativa’’ y gracias a esta teníamos más visitantes el día domingo por lo que a los niños se les enseñaba a realizar alguna actividad manual (foto 1.3) y esto les divertía mucho, al mismo tiempo, yo aprendía mas de ellos.

Mediante los recorridos (foto 1.4) que di adquirí conocimientos referentes a las áreas del museo. Mejore la confianza que tenía en mi misma, así mismo, aprendí a desenvolverme con mayor rapidez con personas desconocidas y eso si que fue un gran logro. Para tener una mejor relación con los visitantes, necesitabas ser una persona desenvuelta, confiada en sí misma y estoy segura que refleje eso en mis recorridos (foto 1.5).

En una ocasión, estaba dando un recorrido y un compañero me estaba observando, al terminarlo, me dijo algo que hasta ahorita me sigue motivando. ‘’Cuando alguien hace algo que le gusta, se le nota y cuando no, se nota más’’ Le había encontrado el lado bueno a dar recorridos (foto 1.6), a trabajar con niños, así como aplicar e igualmente practicar actividades

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