Siete reglas de oro para una piel sana

El tacto

El sentido del tacto es el que nos permite saber si las cosas son suaves o ásperas. Lo hemos estudiado en el colegio. ¿Sabéis cómo funciona el sentido del tacto? Os lo voy a explicar. El sentido del tacto se localiza en la piel de todo el cuerpo. Si lo pensáis, la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo. Una de sus funciones es hacer que podamos sentir cómo es el mundo que está a nuestro alrededor. Aunque parezca muy sencilla, en realidad la piel tiene una estructura muy compleja. Se organiza en tres capas, y en cada una de las tres tenemos distintos elementos con funciones muy diferenciadas. Vamos a estudiar las tres capas y sus componentes. La capa más externa de la piel es la epidermis. La epidermis está formada por un conjunto de células que recubre toda la superficie del cuerpo, cuya función es aislar el interior del cuerpo de los agentes externos. Es, por así decirlo, la primera barrera de defensa del cuerpo. Las células externas de la epidermis tienen pequeños orificios por los que sale el sudor, y otros por los que la piel se oxigena. ¿Nunca habéis oído eso de que la piel respira? La capa media de la piel es la dermis. En la dermis encontramos vasos sanguíneos y los receptores sensitivos del dolor, la presión y la temperatura. Os voy a hablar un poco de estos receptores. Los corpúsculos de Pacini son las estructuras responsables de percibir la presión. Los corpúsculos de Ruffini son estructuras sensibles al calor. Su función es muy importante porque informan al cuerpo de la temperatura del medio ambiente que nos rodea. Los corpúsculos de Krause son estructuras sensibles al frío. Tienen una función muy importante porque también informan sobre la temperatura del medio exterior. También encontramos una serie de terminaciones, llamadas terminaciones nerviosas libres. Están especializadas en la recepción de la sensación de dolor. La capa interna de la piel es la hipodermis. La hipodermis es la capa interior de la piel, y su función es mantener la temperatura del interior del cuerpo. Como podéis ver, la piel es muy compleja, y tiene muchas funciones a las que a veces no damos demasiada importancia.

Os voy a contar las siete reglas de oro para tener una piel saludable. En primer lugar, siempre que estéis expuestos al sol, tenéis que utilizar protección solar. Si no la utilizáis, la piel se reseca, pierde la humedad natural y con ella la capacidad de proteger a los tejidos internos frente a los rayos del sol. En segundo lugar, es muy importante mantener una dieta sana y equilibrada. Así las células de la piel tendrán los nutrientes necesarios para mantener sus propiedades. En tercer lugar, nunca utilicéis sobre la piel productos de los que no conocéis la procedencia o no estáis seguros de que sean saludables. Preguntad a vuestros padres o al médico todo lo que necesitéis, pero nunca utilicéis un producto si no estáis

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