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Teoria Economica de Smith LICENCIATURA EN MERCADOTECNIA


Enviado por   •  10 de Agosto de 2015  •  Tareas  •  2.686 Palabras (11 Páginas)  •  180 Visitas

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LICENCIATURA EN MERCADOTECNIA

Materia:

Introducción a la Economía

Grado y Grupo:

Primero “U”

Nombre del estudiante:

Gerardo Hernández Ventura

Nombre del Profesor

Lic. Santiago Cano Molina

Cárdenas, Tabasco a 10 de Diciembre de 2014.


INTRODUCCIÓN

Después de la aparición de los mercantilistas, de los que apoyaban el metalismo y los que no, de las obras no tan acertadas de los fisiócratas y todo ese revuelo que hubo en la historia de la economía, surge un nuevo pensamiento económico denominado la reforma clásica por medio de los reformadores clásicos encabezados por Sismondi quien no estaba tan de acuerdo con las teorías de Smith y de David Ricardo quienes se basaban en la riqueza de un país o de las naciones tomando como fuerte uno la agricultura y el otro la producción, pero este autor tenía otros pensamientos con respecto a la riqueza, a continuación revisaremos las obras y teorías principales de este autor quien sin duda tiene una huella muy importante en la histórica económica.

Será importante hacer pausa en su obra de la Economía del bienestar y la reforma clásica pues de ella derivan muchas de las leyes actuales de la economía, invito pues al lector a dar un paseo sobre el viejo mundo económico que se relaciona fuertemente con el actual.


ÍNDICE

TEMA 7. REFORMADORES SOCIALES

INTRODUCCIÓN        2

  1.  Sismondi        4
  2.  Hobson        6
  3.  Economía del bienestar        6
  4.  Redistribución de la riqueza        7

CONCLUCIÓN         9

Bibliografía        10


TEMA 7. REFORMADORES SOCIALES

7.1. SISMONDI

El representante de este tipo de disidente de las ideas dominantes de laissez-faire, y el primero cronológicamente de la larga serie de economistas o cuasi-economistas, fue tal vez el prolífico autor suizo Jean Charles Leonard Simonde de Sismondi (1771-1942). De familia aristocrática de origen italiano, ingresó pronto a la vida como científico y escritor. Visitando Inglaterra en su juventud, publicó un tratado, Riqueza comercial, en 1803, en cada página del cual se advierte su admiración por las doctrinas de Adam Smith. Después consagró principalmente su atención durante varios años a los estudios históricos, literarios y políticos, de lo que da pruebas una producción literaria casi increíble. Por ejemplo, escribió una obra en dieciséis volúmenes acerca de las Repúblicas italianas en la Edad Media, y coronó su trabajo con una historia del pueblo francés en veintiún volúmenes. Por eso se le recuerda sobre todo como historiador.

PESIMISMO DE SISMONDI. Después de un intervalo de quince años volvió al estudio de la economía y publicó en dos volúmenes sus Nuevos principios de economía política o de la riqueza en la relación con la población, que es la obra en que descansa su fama como economista. En contraste sorprendente con su estilo anterior, escribió en lenguaje sombrío acerca de un mundo maldito, según él lo vio, por la aplicación del principio de la división del trabajo al empleo de mujeres y niños, la maligna influencia de la introducción de maquinaria, la explotación de los trabajadores, el predominio de los salarios bajos, y los desajustes de la producción y el consumo derivados de las crisis comerciales y depresiones recurrentes, ideas que reiteró en sus obras posteriores.

No es que desaprobase por completo los principios teóricos de la economía ortodoxa. Más bien no estaba de acuerdo con las opiniones de Adam Smith y Ricardo respecto a la finalidad y método de la economía política y la relación del estado con los negocios. Afirmaba que, los economistas se habían ocupado demasiado de los medios de aumentar la riqueza material y demasiado poco de fomentar el bienestar humano por medio del uso de esa riqueza. Calificando la economía clásica como la ciencia de la crematística intentó colocar la economía sobre bases nuevas, ya que a su juicio la verdadera riqueza de un país consistía no en la cantidad y carácter de sus productos tangibles, sino en el goce y felicidad de su pueblo. De qué sirve, alegaba, un estudio que pasa por alto tranquilamente el hecho de que el rico, se hace más rico y el pobre más pobre, por causa de una distribución errónea de la mayor riqueza de la comunidad.

REFORMAS PROPUESTAS. Simpatizando profundamente con los sufrimientos de los seres no privilegiados, Sismondi rompió por completo con la doctrina de la armonía espontánea de los intereses, formulada por Adam Smith, y en una época de laissez-faire elevó su voz de protesta en favor del intervencionismo estatal. Por ejemplo, defendió reformas tales como la de garantizar a los trabajadores el derecho de organización, la educación de las horas de trabajo, la abolición de todo trabajo en domingo, limitaciones al de los niños y el derecho a la producción, restringiendo los progresos de la invención. Más respecto al procedimiento para el logro real de estos objetivos se confesó, en último término, patéticamente confuso. Es cierto que declaró que la formulación de las medidas necesarias era misión del legislador más que del economista.

Fue sobre todo, un crítico negativo del industrialismo, pero no dejó continuadores ni discípulos imponentes. Mas su influencia sobre el pensamiento económico y en especial  sobre los socialistas no ha sido de poca consideración. Louis Blanc acudía a él sin cesar se cree que Rodbertus tomó su teoría de las crisis; y Marx se apropió su análisis de la concentración creciente de riqueza en manos de un número cada vez menor de capitalistas. Fue la figura dirigente de los llamados economistas del bienestar, llamó la atención sobre la necesidad de ensanchar el área de estudio, con lo que estuvieron de acuerdo los economistas, anticipó en su método la aparición de nuevas doctrinas que iban a surgir pronto, y desarrolló argumentos que comprendían mucho de lo que hoy día se incluye en el sindicalismo, protección del trabajo y legislación y seguro sociales.

Casi solo en su actitud, y uno de los hombres olvidados de su época, ha recuperado por fin, y merecidamente, su puesto, cuando la economía se ha ido inclinando cada vez más a un punto de vista social. Propagandistas literarios. En la época de Sismondi surgió en Gran Bretaña un grupo distinguido y numeroso de figuras literarias, opuestas vigorosamente a ciertos aspectos del nuevo orden  industrial y aciertas doctrinas de sus defensores teóricos sobresalen en este conjunto los poetas Byron, Coleridge, Shelley y Wordsworth; los ensayistas Arnold, Carlyle y Ruskin; los novelistas Dickens y Reade; y el panfletista Cobbet. En Francia, Georges Sand, en Rusia Leon Tolstoy, en Norteamérica Ralph W. Emerson, fueron los representantes de esta alborotada protesta estética, protesta que dramáticamente  gravitaba contra el materialismo y la fealdad del industrialismo moderno, y que en su mayor parte no oponía apenas nada en cuanto a programas de reforma. Los más relevantes entre quienes denunciaron los peligros de la Revolución Industrial fueron quizás Charles Dickens, Thomas Carlyle y John Ruskin. En David Copperfield y otras novelas, Dickens llamo con los vivos colores hacia las despiadadas prácticas de los industrialistas.

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