Trabajo Intelectual

Ensayo sobre el Trabajo Intelectual.

Para que podamos comprender la dimensión del Trabajo Intelectual debemos partir de una visión integradora de los numerosos instrumentos que se refieren al tema y de la propia visión.

El trabajo intelectual adquiere sentido cuando se hace la experiencia de pensar rigurosamente.

Es imprescindible plantearse en el momento de la planificación de objetivos que inicien la educación.

El conocimiento es Intelectual porque el objeto del intelecto es accesible, al igual que el objeto de los sentidos es sensible. Ésta semejanza está mantenida por la mayoría de los filósofos que afirman la distinción entre lo sensible y lo comprendido. Por esto, el acto conocido propiamente tal, producido por la facultad, es inmanente a ésta, generado por su fuerza propia que a la misma confiere perfección intencional y ontológica. En dicho acto, el sujeto engendra en si una semejanza del objeto, la llamada imagen cognoscitiva que, por supuesto no debe confundirse con una imagen rígida.

Utilizando un lenguaje cotidiano, no especializado podemos definir al ‘Trabajo intelectual’ como la actividad mental que se materializa en el acto de pensar, en la actividad y el esfuerzo para encontrar la respuesta a una pregunta, establecer una relación o encontrar la forma de conseguir un objetivo y que comporta un pensamiento crítico y toma de decisiones.

El trabajo intelectual se lleva a cabo en base a las destrezas conocidas y de interacción propias de cada persona. En éste sentido el trabajo intelectual de cada persona depende de cuáles sean las actitudes subjetivas fundamentales que guíen su comportamiento en ámbitos como la curiosidad mental, la motivación, organización, entre otras.

Hablar del método de Trabajo Intelectual es referirse a las técnicas de estudio o a las reglas para la presentación de trabajos académicos, y en este caso, el movimiento intelectual queda identificado con una serie de operaciones que un sujeto efectúa para apropiar o comunicar un contenido de conocimientos.

Frente a la versión pragmática del trabajo intelectual, se puede decir que la experiencia del Trabajo Intelectual no puede reducirse a una ‘mercancía’ con mayor o menor valor de cambio. Si el conocimiento es ante todo ‘preguntar’ el que se aventura en esta tarea tiene una fuerza que no puede equiparse con sus productos, porque su raíz es la voluntad de sobreponerse a lo dado, imaginar, buscar, crear.

Cuando se habla de Trabajo Intelectual en la universidad, se necesita pensar que el sentido que le da fuerza a su movimiento; es decir el Trabajo Intelectual es lo que le permite a cada sujeto participar del juego académico.

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