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Vida y obra del pedagogo Simón Rodríguez con el fin de conocer su sistema de educació


Enviado por   •  24 de Febrero de 2014  •  Tesinas  •  5.298 Palabras (22 Páginas)  •  305 Visitas

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OBJETIVO GENERAL

• Investigar sobre los planteamientos, vida y obra del pedagogo Simón Rodríguez con el fin de conocer su sistema de educación.

OBJETIVO ESPECIFICO

• Indagar y conocer su pensamiento a cerca de la educación.

• Experimentar y tener en cuenta en la vida como docente cada uno de sus planteamientos y sus características para la enseñanza.

BIOGRAFÍA DE SIMÓN RODRÍGUEZ

Simón Rodríguez nació en Caracas el 28 de octubre de 1769. Pedagogo, pensador filosófico, escritor de densas obras de contenido histórico y sociológico, y conocedor a fondo de la sociedad hispanoamericana. Fue maestro y mentor del Libertador Simón Bolívar.

Hijo expósito, su vida activa de maestro la comenzó en mayo de 1791, cuando el Cabildo de Caracas lo admite para ejercer el cargo en la escuela de primeras letras para niños. Impartió clases al niño Simón Bolívar, enseñándole los rudimentos de las lenguas española y latina, aritmética e historia. Llegó a tener bajo su pupilaje a un grupo de niños que para finales del año 1793 ascendía a 114.

En junio del 93 se casa con María de los Santos Ronco.

En 1794, presenta al Ayuntamiento sus Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras de Caracas y el medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento. Se trata de un planteamiento crítico de la enseñanza colonial. En 1795, cuando el niño Bolívar se fuga de la casa de su tutor, es enviado a vivir en la casa de su maestro Simón Rodríguez, bajo la tutoría de éste.

En 1797, a raíz de ser abortada la tentativa revolucionaria de Guál, España y Picornell, el maestro toma la determinación de salir al extranjero. Llega a Kingston (Jamaica), donde residirá algún tiempo y cambiará su nombre por el de Samuel Robinson. Luego viaja a los Estados Unidos, vive en Baltimore como cajista de imprenta, hasta finales de 1800, y en abril de 1801 se traslada a Francia. Desembarca en Bayona y pasa a París, donde se residencia. Traduce al español la novela Átala, de Chateaubriand. Son los años del ascenso vertiginoso de la estrella de Napoleón Bonaparte. Coincidencialmente, Bolívar, ya viudo, llega a París en 1804. Maestro y alumno se reúnen a poco en Vienay van a madurar entre los dos una sólida y bella amistad. Rodríguez participa de manera decisiva en el nuevo rumbo de Bolívar: el compromiso para siempre con el destino de su patria.

PENSAMIENTO FILOSOFICO Y EDUCATIVO

Simón Rodríguez alcanza su mayor desarrollo filosófico, político y educativo de 1791 a 1854 en plena faena de los grandes patriotas hispanoamericanos en las luchas por la independencia de los pueblos del continente americano, fundamentalmente los del sur, contra la Metrópolis española con la cual cada vez eran más contradictorias las relaciones políticas y sociales, debido a los largos años y al alto grado de explotación y saqueo a que estaban sometidos; además de las grandes diferencias y discriminación que se habían instaurado entre las clases sociales de entonces ( ricos y pobres; blancos e indios o negros, hombres y mujeres),incluyendo el derecho al estudio y a la cultura en general.

La situación descripta anteriormente hace que, personas de pensamiento progresista, analicen los procesos sociales y políticos de forma crítica buscando las causas de solución para el bien de la sociedad, para ello dedican todas sus fuerzas y capacidad intelectual en defensa de los principios y de la independencia. Entre estos muchos hombres se encuentran: Simón Rodríguez, Simón Bolívar, José Martí, Eugenio María de Hostos, Félix Varela, Antonio José de Sucre, etc.

Haremos un aparte para dedicarlo a Simón Rodríguez, donde podemos valorar el desarrollo alcanzado en su pensamiento filosófico y educativo junto a otros grandes patriotas de América como fueron Simón Bolívar, Antonio José de Sucre,etc. La teatralidad de su existencia contrasta con su sentido estricto de la honestidad y la trascendencia renovadora de sus ideas pedagógicas y sociales.

• Haremos un aparte para dedicarlo a Simón Rodríguez, donde podemos valorar el desarrollo alcanzado en su pensamiento filosófico y educativo junto a otros grandes patriotas de América como fueron: Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, etc.

• La teatralidad de su existencia contrasta con su sentido estricto de la honestidad y la trascendencia renovadora de sus ideas pedagógicas y sociales.

• Pedagogo influido por Rousseau y Saint-Simón.

Simón Rodríguez fue un reformador intuitivo.

Dejó un legado de trabajos sueltos, de menor importancia que su personalidad, entre los que merecen citarse El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de la causa social; El suelo y sus habitantes; Extracto sucinto sobre la educación republicana; Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga y Crítica de las providencias del gobierno.

15 DE AGOSTO DE 1805 JURAMENTO DE BOLÍVAR

En el Monte Sacro, Roma

• "Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por

Mi honor; y juro por mi patria; que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español".

ASPECTOS QUE CARACTERIZARON EL PENSAMIENTO DE S. RODRÍGUEZ.

• En 1831, Simón Rodríguez contrae segundas nupcias con Manuela Gómez, en Perú. Desde Lima acepta la dirección de una escuela y publica su libro Luces y Virtudes Sociales, donde afirma su concepto de la escuela primaria puntualizando la diferencia entre instruir y educar.

• En su pensamiento educativo muy ligado a sus concepciones filosóficas se destaca por su creciente papel en buscar e implantar métodos educativos que posibilitaran aprender más rápido la escritura y la lectura en escuelas de primeras letras. Algunos de los argumentos son:

• Con 22 años (1791) es nombrado maestro de “primeras letras “de la escuela dirigida por Guillermo Pelgrón, quién le había propuesto para el cargo. Por esa época existían en Caracas solo tres escuelas primarias con autorización legal: la de Pelgrón, pública, y dos privadas de carácter religioso. Había un gran número de personas que se dedicaban a enseñar a leer y escribir sin tener licencia para ello.

• En 1793. Simón Rodríguez, crea escuelas primarias para enseñar las primeras letras, solicita al Ayuntamiento de Caracas el abono de muebles de estudio, que a expensas propias había hecho instalar, imparte clases a niños que no pagan la escuela por ser pobres, Simón Bolívar figura entre ellos.

• . Bolívar reconoció a Simón Rodríguez como su maestro de “primeras letras y gramática.”

• En 1794. Simón revisa varios abecedarios y textos de enseñanza que le entregan para que opine sobre su adopción oficial. Su informe o Memoria resulta favorable, En su memoria titulada: Reflexiones sobre los defectos que vician las escuelas de primeras letras en Caracas, y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento. En la Memoria se señala la influencia perjudicial que ejercen muchos que se dedican por su cuenta a la enseñanza y la insuficiencia de los sueldos que se asignan a los maestros de profesión.

• En 1795. El Cabildo aprueba provisionalmente el plan de reforma a la educación primaria propuesto por Simón Rodríguez; pero La Real Audiencia rechaza el plan de reforma de la educación primaria propuesto por Simón Rodríguez. Carlos Palacios, tutor de Simón Bolívar, obtiene la autorización de la Real Audiencia para que Simón Rodríguez alojase al menor Bolívar y se encargara de su educación.

OTROS HECHOS QUE CARACTERIZAN A SIMÓN RODRÍGUEZ.

• De 1807- 1821: Simón Rodríguez viajó por Italia, Alemania, Prusia, Polonia y Rusia, deteniéndose en las grandes ciudades lo suficiente para reunir, ejerciendo su profesión, con qué hacer los gastos de viaje…. _En ese período manifiesta __que aprendió muchas lenguas y regentó una escuela de primeras letras en un pueblito de Rusia”.

• En Bogotá, en 1824, realiza la primera fundación de una escuela-taller .En noviembre de ese mismo año, Bolívar lo nombra "Director de Enseñanza Pública, Ciencias Físicas, Matemáticas y de Artes y Director General de Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la República Boliviana".

*Marcha en 1828 para Arequipa, donde publica el prodromote la obra Sociedades Americanas en 1828. En esta obra insiste en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, concepto que sintetiza en una frase: "La América Española es Original i ORIGINALES han de ser sus instituciones i ¡su gobierno i ORIGINALES sus medios de fundar uno i otro. O Inventamos o Erramos".

• De 1807- 1821: Simón Rodríguez viajó por Italia, Alemania, Prusia, Polonia y Rusia, deteniéndose en las grandes ciudades lo suficiente para reunir, ejerciendo su profesión, con qué hacer los gastos de viajes. _En ese período manifiesta __que aprendió muchas lenguas y regentó una escuela de primeras letras en un pueblito de Rusia”.

• En Londres se encontraban importantes representantes del pensamiento y la política hispanoamericana. Según el testimonio de Andrés Bello dice….__” Durante su mansión en Londres, adquirió cierta reputación por su manera fácil de expedita de enseñar la escritura, las matemáticas, la teneduría de libros y el francés.” Nada más ingenioso, nada más lógico, nada más atractivo que su método.

Lo que dijo Bolívar..

* En 1823 llega a Cartagena y de allí se dirige a Bogotá en los momentos en que Bolívar se halla en Perú dirigiendo las últimas campañas de la guerra de independencia, y desde allí le escribe a Santander ____” He sabido que ha llegado de París un amigo mío, don Simón Rodríguez, si es verdad haga usted por él cuanto merece un sabio y un amigo mío que adoro. Es un filósofo consumado y un patriota sin igual; es el Sócrates de Caracas.

SENTENCIAS DEL IDEARIO DE SIMÓN RODRÍGUEZ:

• «El hombre no es ignorante porque es pobre, sino lo contrario»

• «Instruir no es educar; ni la instrucción puede ser un equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque»

• «No hay oveja que busque al pastor, ni muchacho que busque a maestro»

• Enseñen los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer; se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a la costumbre como los estúpidos»

• «Sólo la educación impone obligaciones a la voluntad. Estas obligaciones son las que llamamos hábitos.»

• «Enseñen, y tendrán quien sepa; eduquen, y tendrán quien haga.»

• «Toca a los maestros hacer conocer a los niños el valor del trabajo, para que sepan apreciar el valor de las cosas.»

• «Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra».

• «Enseñar es hacer comprender; es emplear el entendimiento; no hacer trabajar la memoria»

• «Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte.»

RESUMEN DE LAS IDEAS Y PENSAMIENTO DE SIMÓN RODRÍGUEZ:

• Rodríguez quería que la educación, en Venezuela y América, se impartiera con calidad, en torno al desarrollo personal de los individuos, su capacidad de comprender y analizar la sociedad en la que viven, su desarrollo humano y personal en el contexto del desarrollo social y comunitario inspirado en principios y valores como la igualdad, la equidad, libertad, emancipación social y humana. Una educación que permita a cada uno desarrollar a plenitud sus talentos y construirse como persona y ciudadano solidario y productivo. Que le enseñe a ser, a convivir, a aprender y a trabajar. En fin, una educación que le enseñe a cada individuo crecer y desarrollarse como persona y a preocuparse por su entorno social, que le enseñe los valores y principios de su sociedad.

• Formar individuos que enfrenten al mundo valiéndose de sus destrezas y habilidades. Formar personas pensantes que no se valgan solo de la memoria y por ultimo que se les enseñe a trabajar y a valorar su trabajo. Y con estas bases se concreta una genuina Educación de Calidad.

BASE PARA UNA EDUCACIÓN CON CALIDAD. (S. RODRÍGUEZ)

• 1.- Educación para formar personas y auténticos ciudadanos.

• 2.- Educación que enseñe a aprender.

• 3.- Educación que enseñe a trabajar y a valorar el trabajo y al trabajador

SIMON RODRIGUEZ Y LA EDUCACION CRÍTICA

Enseñen a los niños a ser preguntones para que, pidiendo el porqué de lo que se les manda, se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. (Simón Rodríguez).

De esta manera comenzamos a hablar un poco de los aportes de nuestro gran maestro Simón Rodríguez, lo comenzamos con su palabra, porque su palabra expresa lo que nuestro gran maestro aporto a la nueva visión educativa que tanto defendió, la cual es la educación popular, que mas adelante Bolívar llevaría como bandera para plantarla en el congreso de angostura como una de las propuestas más avanzadas en ese momento histórico en lo que respecta a la educación.

Más tarde en pleno siglo XX Paulo Freire propondrá una pedagogía de la pregunta, argumentando que la pedagogía tradicional es una pedagogía de la respuesta, por que el educador piensa que su rol es solo responder a dudas de los educandos, esta pedagogía es la pedagogía que coarta y castra el sentido crítico y reflexivo de los educandos haciendo que todo el proceso educativo se convierta en un proceso mecánico de repetición de conceptos y visiones, sin dejar espacio para la creatividad y la reflexión solo repetir como maquinas domesticadas por las verdades absolutistas de la academia.

Es en esta reflexión de la pedagogía de la pregunta donde se encuentran estos dos grandes pedagogos latinoamericanos, Rodríguez y Freire, siendo de épocas distintas logran coincidir en el pensamiento y Rodríguez siendo de una época anterior a la de Freire se adelanta en el tiempo y fija la brillantez de su obra para inundar a toda Latinoamérica con su pensamiento educativo popular y su criticidad y aun en el siglo XX es recuperado por Freire y mantiene vigencia.

Rodríguez apunta de manera inconfundible a la construcción de una educación basada en la visión crítica de lo que nos rodea, donde todas y todos cuestionemos nuestra realidad, la analicemos y reflexionemos en torno a ella para generar una acción dirigida a la transformación de esa realidad desde la perspectiva educativa esta reflexión crítica generalmente comienza con unas preguntas, esas preguntas son las que nos dan libertad, libertad para pensar, libertad para accionar, libertad de crear y libertad de discutir.

Preguntando es como comenzamos a construir nuevas visiones, nuevas soluciones y también generamos nuevas acciones, es así como se construye un hombre y una mujer creativa que sea capaz de enfrentar cualquier realidad, es así como la frase inmortal de Simón Rodríguez cobra vida, “INVENTAMOS O ERRAMOS”, inventamos para construir una nueva forma de educarnos, inventamos para buscar una salida política y económica llamada socialismo, inventamos para terminar con la tiranía de la educación que nos coarta la libertad de crear, de pensar y de accionar.

La educación no puede ser un proceso mecánico de enseñanza y aprendizaje, tiene que existir una reflexión, tiene que existir la creatividad y el cambio constante y frente a ello Rodríguez plantea:

“Mandar a recitar, de memoria, lo que NO SE ENTIENDE, es hacer PAPAGALLOS, para que…por la VIDA!...sean CHARLATANES”1

Si en vez de sujetos críticos formamos loros en los planteles educativos, los educandos durante toda su vida se dedicaran a repetir cualquier cosa que les diga, ese ejercicio mecánico de repetición excesiva es el resultado del proceso de domesticación que se vive dentro del sistema educativo tradicional conductista y acrítico.

Con las teorías de la pedagogía neo conductista que vieron luz después de la segunda guerra mundial, las mismas nacieron de la comparación del cerebro del ser humano con el de una computadora, se comenzó a mecanizar el proceso educativo y se fortalecieron los procesos memorísticos en la educación.

El tipo de educación que pretende enseñar fechas, nombres entre otros es una educación aburrida que solo estimula un proceso cognitivo básico el cual es la memorización, además de ello solo presenta una concepción de la historia de héroes y se olvida la acción colectiva de los sujetos en la historia por un fin común, para glorificar una acción individual.

LA REVOLUCION PEDAGOGICA DE SIMON RODRIGUEZ

La Caracas de finales del siglo XVIII, que vio surgir la primera forma coherente de identidad política y la primera autonomía de gestión de Venezuela, convertida en Capitanía General por la Corona española en 1777, y donde se radica por primera vez en tres siglos, el año de 1786, una Real Audiencia que localizaba las decisiones judiciales en su propio territorio y no en Santo Domingo o en Santa Fe de Bogotá, vio nacer, junto a la numerosa generación que determinó la independencia republicana a partir de 1810, dos figuras eminentes de la historia de la pedagogía continental: Simón Rodríguez y Andrés Bello. Con ellos nacen también dos modelos pedagógicos, marcados por profundas diferencias.

Por J. A. Calzadilla Arreaza

El más joven de ambos es Andrés Bello, nacido en 1781, apenas dos años antes que Simón Bolívar. Bello, primogénito legítimo de una blanca familia decente, frecuentaría desde muy joven las academias, hasta graduarse en la Real y Pontificia Universidad de Caracas y ocupar posiciones significativas en la sociedad colonial de su época, como la de Oficial Segundo de la Secretaría General de la Capitanía General en 1802, Comisario de Guerra y Secretario Civil en 1807, y redactor de la Gaceta de Caracas en 1808. Partido de Venezuela, para no regresar nunca, en 1810, luego del 19 de abril, en la misión diplomática a Gran Bretaña que integró también el joven Bolívar, permanecería en Londres leyendo la inagotable biblioteca de Francisco de Miranda hasta 1829, años después de finalizada la guerra independentista, cuando aceptaría el cargo mejor remunerado y en el lugar más seguro que se le ofreció en el nuevo continente, residenciándose en Chile, donde adquirió la nacionalidad del país, fundó y rigió la universidad, fue senador, Consejero de Estado y se llevó todos los honores posibles conferidos por la inalterable oligarquía chilena. Bello reformó gramáticas, pobló de contenidos nativos las formas literarias europeas, fue maestro indiscutido de la élite intelectual suramericana. Puede considerársele como el representante máximo de la Academia americana.

En el polo opuesto, si se nos permite seguir trazando el paralelismo, tenemos al niño blanco pero ilegítimo, expósito, es decir, abandonado y sin familia, Simón Rodríguez. Doce años mayor que Bello, se supuso que el niño nació entre el 28 y el 29 de octubre, respectivamente días de San Simón y de San Narciso, en 1769, fruto de la unión inconfesable del clérigo y músico Alejandro Carreño y de la viuda de origen canario Rosalía Rodríguez. Criado y nunca reconocido en las casas de sus propios padres, el niño Simón Narciso adquirió las primeras letras, el latín y la gramática de la mano de su tío materno Jorge Rodríguez, clérigo al igual que su ilegítimo padre. El director de la Escuela de Primeras letras de la ciudad de Caracas, Guillermo Pelgrón, reconocería sus aventajados dotes de docente, y apoyaría su incorporación al cargo de maestro de educación básica, que le fue concedido por las autoridades del Cabildo a partir de 1792. Autor de un proyecto de reforma educativa que sería diferido por el Cabildo y finalmente rechazado por la Real Audiencia en 1795, Rodríguez manifestó su indignación renunciando categóricamente a su puesto ese mismo año y partiendo de Venezuela en noviembre de 1797, meses luego del descubrimiento y la sangrienta represión del movimiento insurgente de Gual y España. Desde los 27 años, tampoco volvería a ver tierras venezolanas. Al llegar a Europa en 1800, tomaría el pseudónimo de Samuel Robinson. Cuando en 1825, de vuelta a Suramérica, el edecán de Bolívar, general O’Leary, le preguntó la razón de aquel falso nombre, Rodríguez confesó enigmáticamente: “Para no tener siempre en la memoria el recuerdo de la servidumbre”. En la prejuiciosa e hipócrita sociedad criolla caraqueña Simón Narciso Rodríguez o Carreño, como se le llamaba, era un “blanco de orilla”, eficiente servidor de confianza de la clase mantuana, y fue secretario y amanuense de Feliciano Palacios, abuelo del riquísimo niño huérfano Simón Bolívar, de quien se convirtió en “ayo” o tutor cuando este contaba no más de 9 años.

El Libertador lo mandará llamar desde el Perú, antes de la batalla de Ayacucho, cuando el recién llegado Robinson se hallaba en Bogotá, en 1824. En su famosa carta de Pativilca, Bolívar le escribe: “No puede usted imaginarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que usted me ha dado: no he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que usted me ha regalado. Siempre presentes a mis ojos intelectuales, las he seguido como guías infalibles”.

Muerto Bolívar en 1830, Simón Rodríguez errará sin protección, sin patria y sin fortuna por las nuevas y precarias repúblicas de la larga cordillera andina, por donde se le llamaría, cuando Colombia la grande había ya desaparecido, “el colombiano”. La muerte lo sorprenderá a él mismo en 1854, en la más cruda pobreza, en el destino accidental de Amotape, pueblecillo desértico del norte peruano, cerca de donde había naufragado en una precaria balsa. Murió solo y sin asistencia alguna, pues el cura del pueblo prohibió a su gente acercársele al hereje. Hoy los modestos habitantes de Amotape lo veneran y lo consideran orgullosamente de los suyos.

Andrés Bello y Simón Rodríguez, como dos polos opuestos, representan en el continente dos modelos pedagógicos. Uno, la nueva academia americana; el otro, la educación popular republicana. Mientras Bello se dedicó a formar los doctores de las oligarquías autónomas, Simón Rodríguez, o el loco Robinson, dedicó todas sus fuerzas a tratar de formar el pueblo nuevo de la América libre.

“Dos ensayos llevo hechos en América, y nadie ha traslucido el espíritu de mi plan. En Bogotá hice algo y apenas me entendieron: en Chuquisaca hice más y me entendieron menos; al verme recoger niños pobres, unos piensan que mi intención es hacerme llevar al cielo por los huérfanos… y otros que conspiro a desmoralizarlos para que me acompañen al infierno. Sólo Usted sabe, porque lo ve como yo, que para hacer repúblicas, es menester gente nueva; y que de la que se llama decente lo más que se puede conseguir es que no ofenda”.

Así escribe Simón Rodríguez al Libertador desde Oruro, en 1827, en una de esas cartas que jamás llegaron a manos de Bolívar, luego de que se separaron en Bolivia en 1826, por ser interceptadas a manos de los cada vez más numerosos antibolivarianos.

Robinson regresó a la América, luego de más de veinte años de una arrancia por Europa de la que no se conocen más que unos pocos detalles, en 1823. Traía entre ceja y ceja un proyecto dominante, que representaba su contribución como filósofo y pedagogo a la independencia del continente. Lo llamó de varias maneras a lo largo de los escasos documentos que nos quedan. Simón Rodríguez publicó apenas una pequeña parte de su seguramente copiosa escritura. El grueso permaneció inédito (y se perdió por completo junto con un gran cajón de madera que lo acompaño hasta su muerte), por indiferencia de los poderosos, por interés de sus enemigos, que eran los enemigos de Bolívar, por las propias carencias financieras del maestro, por incomprensión de la mayoría.

Lo llama “Educación Popular”, en contraste y como complemento de la “Instrucción General” de Rousseau, que según él se limitaba a la dotación de conocimientos, mientras que su concepto de “Educación” conllevaba como factor esencial la formación del carácter o de la fuerza moral, la creación pedagógica de la voluntad, la formación del sujeto republicano o la creación de un pueblo libre y no siervo, como era aquel legado por la historia colonial aun luego de la liberación política y militar. La idea fija de Robinson es que la primera independencia lograda por las armas corre el riesgo de perderse si no se consolida como revolución de las costumbres, revolución moral y cultural, revolución del sujeto, revolución pedagógica. Ello sólo sería posible, en su visión, a través de un revolucionario proyecto de educación generalizada que además llamó “Educación Republicana”, “Educación Social” o “Educación Mental”.

Su principio y justificación general es el siguiente: una nueva forma política como es “la verdadera República” y que solamente en la América liberada es posible, dadas sus condiciones de territorio y de población, exige la inclusión absoluta, social, política y económica de todos sus miembros, pero ello requiere la absoluta inclusión educativa.

La utopía republicana de Simón Rodríguez plantea que la República es “la verdadera sociedad”, y se caracteriza, incluso antes que por la libertad, por la inclusión absoluta y total de todos los miembros del colectivo, sin lo cual la idea misma de sociedad resulta incompleta, contradictoria, y social y políticamente inoperante. Resulta irracional que dentro de una conformación colectiva una inmensa parte de sus integrantes sea excluida de ella y sus beneficios. Para Robinson, basta con que un solo individuo sea excluido para que una sociedad fracase. La integración debe ser total y perfecta porque el sistema u organismo republicano obtiene la garantía de su potencia y de su libertad gracias a la satisfacción y participación de cada uno de sus componentes. Una sociedad libre, una sociedad sin amos y sin esclavos, requiere y exige el protagonismo de todas las voluntades, no por temor, amenaza o coacción, sino por la comprensión racional, orgánica y sistémica, de que la parte no puede subsistir sin el todo y de que los esfuerzos de aquélla deben dirigirse a ultranza al beneficio de este, y, recíproca y simultáneamente, los esfuerzos del todo deben velar por el beneficio de cada parte. De otro modo cualquier organismo fracasa. Así, si la República como la organización o conformación política perfecta del poder social consiste en el cogobierno de todas las voluntades, lejos de la subordinación arbitraria propia de la Monarquía, por su parte la garantía de la forma republicana implica el

*autogobierno de cada voluntad, su capacidad de postergarse y compensarse, que Simón Rodríguez denomina “Moderación” del “Amor Propio”.

El cogobierno republicano exige el autogobierno ético y racional, pues un sistema que depende de la articulación de todas las voluntades requiere que cada voluntad particular sea capaz de reconocer conscientemente, y de tolerar afectivamente, los momentos cambiantes del equilibrio social y los órdenes fluctuantes de prioridades necesarios a la supervivencia del conjunto, en donde muchas veces el beneficio particular se pierde de vista sin la acción sólida de la razón y la tenacidad inflexible de la voluntad, que serán ingredientes indispensables del ejercicio de la libertad y el poder social. Por ello la obra de la educación, según Simón Rodríguez, es una nueva voluntad individual y colectiva, dictada por el reconocimiento racional de la necesidad y el autodominio y moderación del amor propio de cada quien. La revolución pedagógica de Robinson, que quería crear un nuevo pueblo libre, será al mismo tiempo una revolución del sujeto, o un nuevo proceso de subjetivación bajo unas nuevas relaciones y criterios de poder.

Todo el proyecto de Educación Popular, Republicana, Social o Mental legado por Simón Rodríguez se mueve continuamente entre la pedagogía, la ética y la política.

Es que los tres términos constituyen en su filosofía los tres aspectos simultáneos de un mismo problema: la fundación de una República Social, donde se satisfagan las necesidades de todos sin excepción, y donde se cuente con la voluntad de todos sin excepción. La inclusión absoluta de todos los miembros de una comunidad constituye el socialismo de Simón Rodríguez.

Pero esta República no puede existir desde la mera formalidad jurídica o institucional. La República no existirá sin sujetos republicanos, lo cual implica la creación de un pueblo nuevo, deslastrado de las costumbres y los caracteres fijados por la monarquía colonial durante siglos, y dueño por primera vez de su fuerza moral o voluntad.

Esta tarea política sólo podrá llevarse a cabo mediante una pedagogía republicana realizada por un proyecto efectivo de Educación Popular e Instrucción General que consista en la implantación, sobre todo en las nuevas generaciones, de unas nuevas costumbres de la libertad y el establecimiento de procesos de subjetivación, o forja de sujetos, que no reproduzcan las relaciones del amo y el esclavo.

La pedagogía comprenderá entonces eminentemente una ética, teórica y práctica, que consiste en el trabajo de formación de una subjetividad deshabituada a las costumbres de la esclavitud y rehabituada a las del ejercicio libre y deliberado de la voluntad.

La ética sería la ciencia y el arte de la formación de costumbres y voluntades republicanas, integrando una teoría de la subjetividad y una práctica de la racionalidad que sólo se harán efectivas a través de una concienzuda educación sobre la realidad en base a la experiencia y el pensamiento sin prejuicios, es decir, la Razón.

Ello implica el desarrollo de la Sociabilidad como forma afectiva y cognitiva del nuevo sujeto, y un trabajo ético constante para desviar la fuerza subjetiva primaria, el “Amor Propio”, de los cauces monárquicos y coloniales del Egoísmo, entendido como la fuente de la Ignorancia y la Esclavitud.

La Educación Popular de Simón Rodríguez debe ser absolutamente general y no dejar de lado a nadie sin excepción, según el principio de que todo integrante de una asociación debe comprender, dominar y ejercer la racionalidad misma de esa asociación. Por ello la revolución pedagógica de Robinson era eminentemente incluyente, incluía a los pobres, a los pardos, a los indios, a las mujeres, aspirando a que con esa inclusión se anularían los infortunios y los peligros de la marginación social estructuralmente propia del sistema monárquico, arbitrario o despótico.

Simón Rodríguez, en una de sus pocas publicaciones, caracteriza brevemente los beneficios sociales de su proyecto pedagógico en este hermoso párrafo:

“¿¡De cuántas satisfacciones, Espirituales y Corporales, no se privan los hombres, por el absoluto abandono en que viven los más!?

— Si se hubiera malogrado, en la Ignorancia General, el talento de los Escritores que nos han instruido ... qué sabríamos?! ... — Si la Instrucción se proporcionara a TODOS... ¿¡cuántos de los que despreciamos, por Ignorantes, no serían nuestros Consejeros, nuestros Bienhechores o nuestros Amigos?! ... ¿¡Cuántos de los que nos obligan a echar cerrojos a nuestras puertas, no serían depositarios de las llaves?! ... ¿¡Cuántos de los que tememos en los caminos, no serían nuestros compañeros de viaje?! No echamos de ver que los más de los Malvados, son hombres de talento...ignorantes — que los más de los que nos mueven a risa, con sus despropósitos, serían mejores Maestros que muchos, de los que ocupan las Cátedras — que las más de las mujeres, que excluimos de nuestras reuniones, por su mala conducta, las honrarían con su asistencia; en fin, que, entre los que vemos con desdén, hay muchísimos que serían mejores que nosotros, si hubieran tenido Escuela.”

Doscientos cuarenta y un años después del nacimiento de Simón Rodríguez, su proyecto de revolución pedagógica sigue en pie, en medio de circunstancias que curiosamente recuerdan las que lo rodearon en su momento de vida física. Rememorar hoy al maestro, y más que eso estudiarlo, comprendiendo y practicando el espíritu de sus profundas y lúcidas intenciones, es nuestra forma, como maestros, de seguir trabajando por una independencia que aún no hemos logrado y por el nuevo pueblo libre que aún se gesta entre nosotros.

PENSAMIENTO EDUCADOR

La originalidad del pensamiento de Simón Rodríguez Para enseñar a pensar se resume en estos 6 puntos:

- Se ha de educar a todo el mundo sin distinción de razas ni colores, no nos alucinemos: sin educación popular, no habrá verdadera sociedad.

- Instruir no es educar. Enseñen, y tendrán quien sepa: eduquen, y tendrán quien haga.

- Mandar recitar de memoria lo que no se entiende, es hacer papagayos. No se mande, en ningún caso, hacer a un niño nada que no tenga su porqué al pie.

- En las escuelas deben estudiar juntos los niños y las niñas.

- Los varones deben aprender los tres oficios principales: albañilería, carpintería y herrería.

- Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene cualquiera lo compra.»

FRASE CELEBRE

Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.

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