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ÉBOLA: VIRUS DESTRUCTIVO E INVASOR


Enviado por   •  4 de Mayo de 2015  •  Síntesis  •  1.383 Palabras (6 Páginas)  •  123 Visitas

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ÉBOLA: VIRUS DESTRUCTIVO E INVASOR

En estos tiempos de gran tribulación en la humanidad, en los cuales los desórdenes alimenticios, las rutinas, las complicaciones nacidas a causa de las guerras en las cuales se experimenta una nueva forma de combate que no es el bélico y, estas son cubiertas por los medios de comunicación a nivel mundial; tiempos en los cuales, las enfermedades han evolucionado genéticamente con gran precipitación, de tal forma que la ciencia no puede reaccionar con la misma rapidez, provocando crisis, laberintos que muestran callejones sin salida a una solución inmediata, recurriendo a soluciones temporales, como sucede con el ébola, el mayor virus o brote epidémico de nuestros tiempos.

Pero, debemos saber primero, qué es el ébola. El ébola, es un virus, extremadamente contagioso, que corresponde a la familia Filoviridae y su género es filo virus. Su nombre proviene del río Ébola donde fue identificado por primera vez en 1976 con una epidemia desastrosa, en la cual murieron alrededor del 85% de los infectados. Este virus causa la fiebre hemorrágica viral del ébola, una enfermedad infecciosa muy severa, altamente contagiosa por contacto directo con líquidos corporales infectados como la sangre, la saliva, el sudor, la orina, y el vómito, que afecta tanto a animales como a seres humanos.

En 1979 apareció nuevamente en el sur de Sudán en la que 27 de los 33 infectados fallecieron. El ébola regresa quince años después, en 1994, detectado por una primatóloga (Estudia los primates) suiza, en un chimpancé muerto en la selva de Tai (Costa de Marfil). La epidemia de Kikwit (centro del Congo) en 1995, fue una de las más importantes, con 315 personas enfermas y 250 muertos. Localizada en un principio, la enfermedad se diseminó de manera explosiva por medio de la transmisión nosocomial que se produjo en el interior del hospital general de la ciudad. Entre los enfermos, 80 eran miembros del hospital. El inicio de esta epidemia quedó descrito en la revista Newsweek:

“Cuando un técnico de laboratorio conocido como Kinfumu, de 36 años, se registró en el hospital general de Kikwit, Zaire, el mes pasado, quejándose de diarrea y fiebre, cualquier habría confundido su enfermedad con la disentería, que por entonces estaba azotando la ciudad. Enfermeras, médicos y monjas hicieron todo lo que pudieron por ayudar al joven. Pronto vieron que su enfermedad no sólo era disentería. Empezó a brotarle sangre por todo orificio del cuerpo. En cuatro días había muerto. Para entonces la enfermedad casi había licuado todos sus órganos internos.

En Kikwit, la enfermedad causó estragos entre el personal del hospital. Los habitantes de la ciudad empezaron a huir a las aldeas cercanas. Algunos de los fugitivos llevaron consigo la mortífera enfermedad. Aterrados, los funcionarios de salud de Kikwit enviaron un mensaje urgente a la Organización Mundial de la Salud. Este organismo, situado en Ginebra, envió ayuda de expertos de todo el mundo: un equipo de experimentados cazadores de microbios, compuesto por especialistas en medicina tropical, microbiólogos y otros investigadores.

Con excepción de unos cuantos pacientes, ya demasiado enfermos para huir, el hospital estaba casi abandonado cuando llegaron los expertos. Mientras el equipo ponía manos a la obra, el gobierno de Zaire trató de acordonar la ciudad para impedir, que más habitantes difundieran el contagio por los campos, posiblemente hasta los suburbios que rodean Kinshasa, la capital, donde vive la mayoría de sus 4,5 millones de habitantes. La cuarentena fue casi un vano anuncio, y lo sigue siendo desde que hay un gobierno funcionando en Zaire. Los médicos internacionales mandaron a personas con megáfonos por las calles, rogando a los residentes quedarse en casa. Lograron hacer una lista provisional de bajas: habían muerto al menos 58 de 76 víctimas. El inicio de la fase clínica se caracteriza por signos no específicos como, por ejemplo, un aumento brusco de la temperatura, debilidad importante, dolores musculares, de cabeza y de garganta. Rápidamente aparecen dolores abdominales con vómitos, diarrea y, en ocasiones, erupción cutánea, con lo que la alteración del estado general es importante y los pacientes acaban postrados en la cama. Una insuficiencia hepática y renal completa el cuadro con signos hemorrágicos frecuentes, variados y a veces graves.

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