Ética En Enfermería

El que hacer de Enfermería y sus implicancias éticas

El cuidar es un concepto muy antiguo, desde la época de las guerras comenzó la preocupación por los enfermos, es por esto que nos remontamos a la época de Florence Nightingle, que dentro de su legado estableció las bases de la enfermería moderna, estableciendo en sí que la enfermería tiene la responsabilidad de cuidar la salud de las personas, brindando no solo el cuidar mismo con todo lo que implica, sino además con la educación necesaria y la mejora continua de los cuidados.

Ante tal aportación de Florence podemos decir que desde los comienzos de la enfermería el desarrollo de la ética fue lentamente implantada en nuestro que hacer, considerando que debemos preservar la vida, la integridad y la libertad del hombre. Este concepto ha ido tomando importancia poco a poco en el que hacer, saber y ser de enfermería, es decir se ha convertido en un lineamiento en nuestras actitudes y comportamientos dentro de la profesión, tomando en cuenta no sólo los principios éticos fundamentales tales como respetar la dignidad, la libertad, el concepto de “dar y recibir”, así entre muchos otros que engloban el cómo debo ser con el prójimo, sino además tomando en cuenta los principios éticos que rigen la profesión de enfermería tales como beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia los cuales no se deben transgredir aun si la persona completa su ciclo vital. Así como lo plantea el código de ética, el cual es una guía que le solicita y más aún le exige a la enfermera (o) que dé una atención completa a través de sus acciones, es decir, que no solo vea al hombre como un ser bio-psico-social dinámico, si no a la sociedad en común, que tenga convicciones acerca de la dignidad humana, y que proporcione atención personalizada y humanizada, en un ejercicio de la profesión de constante interacción con la persona, que no es otra cosa que desarrollar el ser, el hacer y el saber de cada enfermera, los cuales desarrollamos durante la formación académica y la experiencia, adquiriendo conocimientos, habilidades y atributos para ejercerla y en ese sentido las instituciones educativas tienen como función asegurar a la sociedad que dicho profesional este apta(o) para ejercer su práctica con competencias sólidas y de calidad.

Todos los profesionales de enfermería deben internalizar lo anteriormente mencionado, ya que trabajamos con personas que por lo general se encuentran convalecientes, en un desequilibrio emocional importante, tanto ellos como sus familias. Por consiguiente, nos ven como la “ayuda” depositando toda su confianza en nosotros, aumentando aún más la complejidad por esta gran responsabilidad que es brindar cuidados de calidad, oportunos, humanizados, así como también contención emocional y apoyo. Como enfermeros debemos siempre dar lo mejor de nosotros y traspasar nuestros conocimientos a nuestro equipo de salud, velando por que los cuidados sean realmente un apoyo al tratamiento.

En el año 2003 en el Hospital San Juan de Dios de la ciudad de Los Andes en la quinta región una auxiliar de enfermería y una estudiante de enfermería fueron acusadas de practicar la eutanasia a un adulto mayor, Laura Guajardo, de 83 años, que padecía de una severa diabetes por lo que ya había sufrido la amputación de una pierna. De acuerdo a la acusación las mujeres se habrían coludido

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