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Libro XXV De las leyes con relación a la religión de cada país y a su política exterior


Enviado por   •  8 de Abril de 2024  •  Apuntes  •  569 Palabras (3 Páginas)  •  23 Visitas

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LIBRO XXV De las leyes con relación a la religión de cada país y a su política exterior.

CAPÍTULO XII De las leyes penales

“Conviene evitar que haya leyes penales en materia religiosa. Es verdad que infunden miedo; pero como la religión tiene también leyes penales que asustan, el efecto de las unas destruye el de las otras. Las almas, presas entre dos temores diferentes, se vuelven atroces. La religión fulmina tan tremendas amenazas y promete a la vez tantas delicias, que, si pensamos en ellas, por más que haga el magistrado para que la abandonemos, parécenos que no nos deja nada cuando nos la quita y que no nos quita nada cuando nos la deja. No se consigue apartar al hombre de este gran objeto llenando con él su espíritu y acercándolo al momento en que más importancia debe darle; es más seguro minar una religión por medio de las comodidades de la vida y de la esperanza en la fortuna; es más eficaz valerse, no de lo que pone en guardia, sino de lo que predispone al olvido; no de lo que indigna, sino de lo que produce indiferencia o tibieza cuando otras pasiones mueven nuestras almas. Regla general: para cambiar de religión, son más eficaces las invitaciones que las penas. El carácter del humano espíritu se descubre en el orden mismo de las penas empleadas. Recuérdense las persecuciones del Japón (1) y se verá cómo indignaron más los suplicios crueles que las penas prolongadas, las cuales fatigan más que sublevan, siendo más difíciles de sobrellevar por lo mismo que parecen más soportables. En una palabra, la historia nos enseña sobradamente que las leyes penales no han producido jamás otro efecto que el de destruir.”

ÁNALISIS:

El autor argumenta que las leyes penales en materia religiosa son contraproducentes y que existen métodos más eficaces para lograr un cambio de religión.

  • Las leyes penales generan miedo, pero no logran disuadir a los creyentes. La religión también tiene sus propias leyes penales, creando un ambiente de doble temor que puede volver a las personas más fanáticas.

  • La religión ofrece recompensas tan atractivas que las amenazas de las leyes penales parecen irrelevantes. Incluso si el Estado intenta que las personas abandonen su religión, la promesa de la vida eterna en el paraíso es un incentivo mucho más poderoso. (Aunque los magistrados intentan prohibir una religión, esta sigue siendo importante para las personas, ya que ofrece tanto amenazas terribles como promesas de recompensas. Es más fácil socavar una religión ofreciendo comodidades y esperanzas mundanas que mediante castigos)

  • Métodos más sutiles como la educación, la cultura y el desarrollo económico son más efectivos para cambiar las creencias de las personas. Estos métodos apelan a la razón y al deseo de una vida mejor, en lugar de recurrir al miedo y la coerción.
  • La historia demuestra que las leyes penales no han logrado erradicar ninguna religión. Las persecuciones solo han servido para fortalecer la fe de los creyentes y generar más resentimiento. (las leyes penales en materia religiosa no han logrado más que "destruir", sin producir el efecto deseado de alejar a las personas de sus creencias)
  • CONCLUSIÓN: El autor defiende la libertad de religión y sostiene que el estado no debe interferir en las creencias de las personas. Las leyes penales solo sirven para alimentar la intolerancia y el fanatismo, mientras que métodos más pacíficos y persuasivos son más exitosos para lograr un cambio de religión.

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