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RELACIÓN DE GUERRAS, POLÍTICA Y RELIGIÓN


Enviado por   •  3 de Octubre de 2012  •  1.540 Palabras (7 Páginas)  •  823 Visitas

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Religión, Guerra y Política: Un lazo recíproco

La gran mayoría de los historiadores inscriben a la Edad Media o Medioevo a partir del siglo V hasta el XV (405-1492), después de la caída del imperio Romano; en estos 10 siglos se formaron las naciones europeas y una civilización oriental vigente basada en el Islam o mundo musulmán. Durante esta época se dieron las invasiones germánicas, la civilización bizantina, el surgimiento y expansión del Islam, el Imperio Carolingio, el feudalismo, las Cruzadas (profundo sentimiento religioso de la Europa feudal contra el Islam), el resurgimiento del comercio, la aparición de la burguesía y el tema que nos ocupa, la Iglesia, institución clave de la vida medieval, y otros.

De esta forma, la pregunta de este ensayo está determinada en: ¿La relación entre religión y política y cómo la primera ha generado conflicto a través de la historia? Para llevar a cabo la respuesta de nuestro interrogante, contextualizaremos la relación que ha mantenido a lo largo de la historia la guerra y la política con un núcleo que es la guerra, posteriormente indicaremos cuáles algunos de los detonantes de las guerras religiosas y finalmente realizaré una reflexión final donde indicaré que la guerra y la religión siempre estará ligada mientras que sea la religión vista como una herramienta con fines políticos.

Durante la época del Medioevo, la Iglesia fue objeto de grandes crisis y de la politización del papado; a su vez, se caracterizó por el derecho canónico, Las Cruzadas y las Guerras Santas. De tal forma, que la Iglesia fijó los ideales de vida, las normas morales y hasta jurídicas en la Europa Occidental y esta simbiosis político-religiosa se evidencia en: “ (…) Las luchas nacionales e imperiales por la supremacía política, militar y cultural que eran naturalmente apoyadas por las respectivas iglesias, que hacían converger la causa de Dios con la nacional, (…). El Dios violento tiene una amplia tradición bíblica europea. (…)”. (Estrada, s.f., 131).

Ante los tiempos de crisis y fin del Medioevo, se empieza a hablar de la Edad Moderna (s.XVI- XVIII), muchos filósofos y teólogos empezaron a cuestionar los errores del Papado (los papas en Aviñón y el Cisma de Occidente), la Iglesia como terrateniente de grandes propiedades y recolector de impuestos, y su autoridad jurídica con base en la ley canónica, entre otros, posibilitaron una reforma general de la vida religiosa y de su organización eclesiástica; en consecuencia, aparece La Reforma, que se denominó así porque pretendió reformar a la Iglesia Católica pero acabó rompiendo la unidad ideológica de Europa Occidental y originando nuevas Iglesias cristianas, llamadas protestantes.

Uno de los hechos trascendentales que marcó el inicio de estos debates en torno al papel de la iglesia fue la acción de Lutero (1517), al clavar en la puerta de la Catedral de Wittenberg, (ciudad alemana, estado de Sajonia-Anhalt), en la Víspera de Todos los Santos, las Noventa y Cinco Tesis de su teología como respuesta al tráfico de indulgencias por parte del Papado y la normatividad tanto social como política y religiosa que imperaba en ese tiempo.

En el mismo sentido, los teóricos políticos, entre ellos, los primeros luteranos enfatizaron que la Iglesia representa mucho más que la congregación de fieles (congregatio fidelium), respecto a una iglesia jerárquica en donde el poder lo asume el Papa y le traspasaron dicha autoridad a los reyes y magistrados: “(…) Al insistir en que todos los poderes que existen deben ser tratados como don directo de la providencia de Dios, se obligaron a decir que aun los tiranos gobiernan por derecho divino, y aun cuando hagan un manifiesto mal, sería blasfemo oponérseles.” (Skinner, s.f.,81). Sin embargo, la anterior postura resulta contradictoria por cuanto a la iglesia le retiran sus potestades mientras que a los príncipes se la otorgan nuevamente, sin importar si éstos obran de forma legal o en contravía a lo que ellos mismos se oponen.

En la Reforma hubo tres grandes corrientes: el luteranismo, comprometido con la problemática de Alemania; el calvinismo, cuyo origen es suizo pero que trascendió a nivel mundial y el anglicanismo que se originó en Inglaterra con caracteres políticos y nacionalistas; estos procesos ocurrieron en el siglo XVI cuando estaban en su apogeo las exploraciones oceánicas, la creación de nuevos Estados, el derecho natural, la conquista de América y el Renacimiento.

En este siglo, la sociedad era jerárquica, tanto el imperio como la iglesia ostentaban la cima; además, del poderío de los reinos en cabeza de Francia, España e Inglaterra, los principados, las ciudades-Estado, federaciones y repúblicas, todos entrelazados en una red de relaciones jerárquicas. A su vez, la tradición de la guerra justa fue cediendo sus terrenos y se fue secularizando, dejando de lado la tradición del derecho canónico y la corriente del escolasticismo,

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