Amor Oxidante Ensayo
juangarciagm22 de Febrero de 2015
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AMOR OXIDANTE
Amor oxidante
Había una vez en una fábrica de herramientas quirúrgicas, en la producción de bisturíes, se creó uno muy particular, diferente de los demás, con emociones más vivas que los otros, ese era Ronnan: un pequeño bisturí con un gran corazón de acero, que acababa de nacer y ser empaquetado para su venta.
Un día un camión repartidor llegó al hospital de especialidad de México, surtiendo de los materiales necesarios de la institución, y ahí venia Ronnan, entre los demás compañeros quirúrgicos.
Muy emocionado por estar en un hospital tan grande y lujoso, donde reinaba la pulcritud, con curiosidad de explorar el nuevo lugar y conocer a los residentes de éste, el pequeño bisturí empezó a caminar.
Saliendo de la bodega de instrumentos conoció a Lola la escoba, alta y delgada, y a Pepe recogedor, quienes lo ayudaron a que no se perdiera.
-Hola, yo soy Ronnan, mucho gusto. ¿Me podrían decir como salgo de aquí?
- ¡Hola amiguito! Yo soy Lola y el es Pepe; somos los encargados de mantener limpio y reluciente este grandísimo hospital. - Claro – Dijo Pepe – Mira, ve recto y gira a la derecha, ahí veras un gran mapa de todo el hospital.
-Muchas gracias, son muy amables.
Ahí siguió caminando Ronnan y, de pronto, se encontró con una pared enorme junto con el mapa impreso en la misma – ¡Oh! pero que grande está el hospital, tiene muchas salas y pasillos… ¡¿Dónde podré estar?!-. De pronto una voz cálida se dirigió a él.
- Hola, ¿estás perdido? – Ronnan volteó y fue como ver a un ángel. Kamila, una hermosa estetoscopio que llevaba trabajando en el hospital por un buen tiempo lo miraba risueñamente; Ronnan se enamoró a primera vista.
- Ho, ho, hola – dijo el acongojado bisturí.
- ¡Hola! ¿Cómo te llamas? yo soy Kamila – dijo interesada, soltando una risita.
- Yo, yo, yo soy Ronnan–Mucho gusto Ronnan, veo que eres nuevo por aquí.
Y platicaron por un largo rato, caminando juntos mientras Kamila le mostraba todo el lugar; le contó acerca de su vida en el hospital y sus obligaciones como estetoscopio. También le explicó lo que él realizaría con ayuda de los doctores y le presentó a muchas personas, herramientas e instrumentos quirúrgicos con los que congeniaría. Ronnan ya no se sentía apenado, al contrario, Kamila lo hacía sentir muy a gusto. Cuando al fin llegaron a las salas de cirugías, se despidieron.
- Aquí es mi lugar. Supongo que nos estaremos viendo – Dijo Ronnan.
- Supongo – Comentó la estetoscopio, sonriendo.
Días transcurrieron, y Ronnan y Kamila se volvieron muy cercanos conforme éstos pasaban. Ronnan estaba cautivado por la estetoscopio, y no solo por la belleza de ésta, ¡porque sí que era hermosa! Sino también por su belleza interior, era inteligente, ingeniosa, interesante…Se sentía muy enamorado. Le llevaba rosas y le escribía cartas, mencionando cuánto la extrañaba los días que no la veía; cuánto le hacía falta escuchar su risa y voz. Ya no sentía pena, ni le molestaban las burlas de sus compañeros quirúrgicos, el sólo quería hacerla sentir importante; tan importante como era para él.
Un día, toda su felicidad daría un giro inesperado.
Ronnan y Kamila estaban sentados fuera del hospital disfrutando de la vista del atardecer. Reían y bromeaban entre sí; todo se sentía tan bien para el pequeño y galán bisturí que, al voltear a ver a Kamila, sonriente y risueña, decidió confesar todos sus sentimientos por ella.
- Kamila… tengo que decirte algo.
- ¿Ah sí? ¿De qué se trata? – Contestó la estetoscopio.
- Tu sabes que te quiero, Kamila – Dijo el apenado bisturí – Pero creo estar enamorado – Volteó su cabeza hacia otro lado, sin creer lo que acababa de hacer;
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