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Análisis Literario De El Túnel De Ernesto Sabato


Enviado por   •  13 de Mayo de 2012  •  1.818 Palabras (8 Páginas)  •  1.564 Visitas

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Análisis Literario

El Túnel: Ernesto Sábato

OBRA:

El titulo “EL TÚNEL” guarda relación a la oscuridad en la que Juan Pablo se encontraba, pues, según él, su vida había sido una amargura y una soledad constante en la oscuridad, pero cuando conoce a María pensó que ella era su esperanza, que ambos compartían una similar forma de ser y les era fácil entenderse, desahogarse y demás, hasta que se dio cuenta que existía un solo túnel y entendió que María tenía su propio túnel y él no estaba en su camino.

AUTOR:

ERNESTO SÁBATO

Nació en Rojas, provincia de Buenos Aires en 1911. Hizo su doctorado en física y cursos de filosofía en la universidad de la plata. Trabajo luego en el laboratorio de Curie, en Paris, y abandonó definitivamente la ciencia en 1945 para dedicarse exclusivamente a la literatura.

Ha escrito varios libros de ensayo sobre el hombre en la crisis de nuestros tiempos y sobre el sentido de la actividad literaria: El escritor y sus fantasmas (1963), Apología y rechazos (1979). Y tres novelas: El Túnel (1948), sobre héroes y tumbas (1961), y Abbadón el exterminador (1974).

Resumen de capítulos:

XXXVI---XXXIX

XXXVI:

Juan Pablo espero un largo tiempo a María. La imaginaba frente a él contemplándose estáticamente y como en sueño. La veía corriendo en su caballo con los cabellos al viento y los ojos alucinados, y él se veía en el pueblo del sur en su pieza enfermo, siempre con la cara pegada al vidrio mirando a la nieve con los ojos alucinados sin saber que íbamos el uno al lado del otro, con almas semejantes para encontrar así esos pedacitos, otra escena pintada por mi y que los pedacitos se habían unido y la hora del encuentro había llegado.

Pero en realidad la hora del encuentro no había llegado, fue una estúpida ilusión suya. Entonces los pasadizos seguían paralelos como antes el muro que los separaba era como un muro de vidrio y él pudiese ver a María como una figura silenciosa e intocable.

Pensó que toda esa historia de los pasadizos fue solo una tontería, y que existía un solo túnel…oscuro y solitario...el suyo. Él pensó que María vivía en su mismo mundo pero no era así, pies ella vivía una vida normal, agitada y absurda en la que hay bailes, fiestas, alegría y frivolidad, entonces sentí que mi destino era más solitario de lo que había imaginado.

XXXVII

Al verlos bajar por las escalinatas sintió que su corazón se hacía duro y frío, bajaron lentamente sin ningún apuro. Ella sabía que él la esperaba pero a ella, según Juan Pablo, no le había importado lo que había sufrido en cada uno de los minutos de espera.

María caminaba contemplando el cielo tormentoso del brazo de él, de ese grotesco individuo, sabiendo que en ese mismo instante yo la había esperado en vano y me puse a pensar si yo sería un monstruo ridículo o si ellos se estarían burlando de mí.

Continuaban en su caminata hasta que se precipito una gran tormenta y corrieron a refugiarse, mi corazón latió con profunda desesperanza y violencia mientras continuaba escondido entre los arbustos.

Me mantuve pendiente, y esperaba el momento en el que las luces se encendieran. La luz que se encendió fue la del cuarto de Hunter. ¡Dios mío! Dije, no tengo fuerzas. En ese momento una sensación de de infinita soledad recorrió mi alma y mi cuerpo se derrumbó lentamente como si hubiera llegado la vejez.

XXXVIII

Entre los árboles empapados por la lluvia mis ojos mojados por el agua y las lágrimas vi que una luz se encendía en otro dormitorio, el de María. Entre por la ventana y camine por la terraza hasta encontrar la puerta, temblando agarre el cuchillo y abrí la puerta, ella me miró con ojos alucinados, me acerque a su cama y me dijo tristemente ¿qué vas a hacer Juan Pablo? Le puse la mano izquierda sobre su cabello y le respondí te tengo que matar María. Entonces le clave el cuchillo en el pecho serró los ojos y cuando saque el cuchillo chorreante de sangre me miró con una mirada dolorosa y humilde algo fortaleció mi alma y clave muchas veces el cuchillo en su pecho y vientre.

Salí corriendo hacia Buenos Aires. Llegué a un café y telefonee a la casa de Allende, lo desperté y le dije que necesitaba hablar con él. Cuando llegué a su casa y salió le grite al ciego: vengo de la estancia, María era la amante de Hunter, la cara de Allende se puso rígida y grito imbécil desesperado por su incredulidad, le grite usted es el imbécil. María era mi amante

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