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Aviones de papel


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2022  •  Trabajos  •  1.689 Palabras (7 Páginas)  •  44 Visitas

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AVIONES DE PAPEL

Lanzó un avión de papel hacia la nada, sin saber que chocaría justo en aquella persona.

Era un día soleado, se podría decir que el pasto llegaba a brillar y la brisa era cálida, pero para mí, solo podía ser deprimente aquel día. En primer lugar, me encontraba solo como siempre en el patio del colegio, segundo y más importante, me había peleado con mi madre por haberme sacado una mala clasificación a pesar de haber estudiado como correspondía. Así que continuamente a las clases, bajé a mi respectivo descanso para almorzar, llevé mis cosas hacía mi lugar preferido, un pequeño sitio bajo un árbol, tampoco es como si hubiera muchas opciones para hacer o estar en algún lugar cuando te encuentras solo.

Comencé a comer mi almuerzo, bastante fastidiado porque el sol se encontraba muy brillante. Luego de un rato, encontrándome aburrido, saqué una hoja de cualquier cuaderno que tuviera en la mochila y escribí “me encuentro cansado de la sociedad” para luego hacerlo un avión de papel y lanzarlo a quien sabe que, quizás alguien con el paso del rato lo leería y no sabría de quien sería, solo era una manera de desahogarme. Pero como el mundo es mi mayor aliado y por si fuera poco mi puntería es un asco, sin mencionar que el sol estropeaba mi visión, termino aquel avión de papel cayendo en la persona que menos me hubiera gustado que cayera, en el chico popular, el cual por una extraña razón se encontraba solo al igual que yo.

Se quejó al sentir el papel golpear suavemente su cabeza, para luego quedar mirándome algo extrañado. Nunca en mi vida me había encontrado tan rojo como en ese momento, estaba avergonzado de que un chico el cual yo encontraba muy inalcanzable por ser popular y aclamado por los demás, justo le cayera mi avión de papel en su cabeza. Además, que pensaría de mí después de leer esa pequeña frase, que quizás intentaba decirle algo, o que soy un chico raro, y eso era lo que más temía que pensara, tampoco es como si tuviera un gran titulo en la clase, solo era el típico callado, incluso llegaba a ser cliché el cómo había un roce del callado del salón con el popular.

El chico por fin abrió el avión, tomándose su momento para pensar mientras seguía mirando el papel con intriga, luego tomo su mochila, se levantó y se acercó a mí. Lo miré confundido mientras quería que la tierra me succionara ahí mismo. No es como que lo odiara, simplemente me parecía tan creído y que se creía el rey de la clase, cosa la cual me hacía enojar de solo pensarlo, pero aquí estoy, con él sentado a mi lado sin decir una sola palabra, mientras miraba hacía las demás personas caminando o jugando a algún deporte. Abrió la boca como si intentara que alguna palabra saliera de él, pero nada salía, solo palabras imaginadas que quedaban al aire. Al pasar de los incomodos minutos, por fin logró articular palabra alguna.

- Tienes razón, la sociedad a veces cansa.

Lo quedé mirando con el ceño fruncido, pensando al instante en “¿qué se creía él para decir eso? Cuando era al que mejor le trataba la sociedad”, pero como si leyera mi mente, de inmediato continuó.

- ¿Sabes? Ser siempre catalogado como alguien popular como si fuera cierto cansa, cansa estar rodeado de gente y creer que lo disfrutas.

De inmediato bajé la mirada sintiéndome avergonzado de mi propio pensamiento, sintiéndome culpable. De alguna extraña manera podía simpatizar con él, era cansador tener que estar rodeado de gente y más fingir que eso es lo que quieres hacer. El chico se recostó en el pasto y luego suspiró.

- Realmente eres bastante callado.

- Ya cállate la maldita boca. – Respondí.

- Y grosero.

Soltó una suave carcajada, volviendo a mirar el avión de papel, para luego escuchar sonar el timbre para el regreso al salón de clases.

- Bueno, es hora de que me vaya.

Se levantó tomando sus cosas y de inmediato tomo rumbo de vuelta a la sala, sin olvidarse de llevar el papel consigo. Suspiré sintiéndome frustrado, guardando mis cosas en mi mochila para luego ir hacía el salón. Me senté en mi respectivo puesto, sin poder prestar mucha atención a la clase debido a que me encontraba hundido en mis pensamientos.

Al día siguiente en el mismo horario del almuerzo, me encontraba en el mismo lugar de siempre, excepto a que ahora estaba atento al chico en el otro árbol. Me distraje un poco y sentí algo golpear de manera suave en mi cabeza, un avión de papel. Observé al chico por unos segundos para luego tomar el papel y abrirlo, el cual decía “te veo después de clases en la azotea”. Rodee los ojos y escribí en el mismo papel que ahí estaría, haciéndolo un avión y volviendo a lanzarlo hacía él. Miré como sonreía al ver la respuesta, sintiendo mi rostro arder.

Llegó la tarde, ya finalizadas las clases me dirigí a la azotea, sentándome en una banca a esperar al chico como habíamos acordado en el horario de almuerzo. Pasaron cinco, diez y quince minutos y aún no aparecía, decidí que ya era hora de irme, me levanté tomando mi mochila, preparado para irme, cuando justo llega el tan aclamado chico, notándose con la respiración agitada.

- Lamento mucho la tardanza, los chicos no querían parar de hablarme en los casilleros. – Se excusó mientras juntaba las palmas en forma de ruego por mi perdón.

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