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Blejmar, Jordana: "La Tiranía De Los Ojos"


Enviado por   •  12 de Junio de 2014  •  710 Palabras (3 Páginas)  •  324 Visitas

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La percepción no es otra cosa que aquello que vemos en un determinado espacio y tiempo –en nuestro caso, el espacio puede ser la escuela y el tiempo es nuestra contemporaneidad- y donde el punto de vista siempre es –no puede ser de otro modo- el

nuestro, nuestro propio lugar de enunciación. Ver implica siempre ver desde un punto concreto espacio-temporal y, en este sentido, ver supone seleccionar un fragmento de nuestra experiencia, cargada de prejuicios y de juicios valorativos, aislarlo de la totalidad que nos rodea y preguntarnos qué nos llama la atención de ese fragmento. Ver,

en esta dirección, no es lo mismo que mirar.

Traigo aquí las palabras de Evgen Bavcar, un fotógrafo ciego nacido en la antigua Yugoslavia en 1946. Bavcar perdió el primero de sus ojos a los diez años, cuando jugaba con la rama de un árbol, y el segundo meses después cuando una mina abandonada, resabio de la Segunda Guerra, le explotó en la mano. A pesar de sus obvias

limitaciones, Bavcar se convirtió en fotógrafo, y en uno muy reconocido obteniendo

premios y distinciones a lo largo de toda su carrera.

Entre otras cosas, Bavcar sostiene que ver es estar, originaria y estructuralmente, ciegos. Como se desprende de la alegoría de la caverna de Platón1 Ver lo que sucede en la escuela, entonces, supone despojarnos de esa suerte de ceguera ordinaria para detectar qué de lo que sucede allí, con nuestroa alumnos y con , lo que ven nuestros ojos puede ser engañoso, puede estar ocultando otra realidad (según Platón más verdadera; para nosotros simplemente diferente) de la que nos devuelve la mirada. En sus fotografías, Bacvar se rebela a la tiranía de los ojos y de los objetos que, de tanto ser mirados, se vuelven invisibles:

Es verdad, los fotógrafos tradicionales son los que están un poco ciegos a causa del continuo bombardeo de imágenes que reciben. Yo, a veces, les pregunto qué es lo que ven y percibo que les cuesta trabajo contármelo. Les resulta muy difícil encontrar imágenes genuinas, fuera de los clichés. Es el mundo el que está ciego: hay imágenes de más, una especie de polución. Nadie puede ver nada. Es previo atravesarlas para hallar las verdaderas imágenes.

Sólo vemos lo que conocemos. Más allá del conocimiento, no hay vista. Algo similar, aunque desde otro paradigma –el de la filosofía- sostiene Deleuze cuando advierte que existe una diferencia entre pensar y conocer. Mientras que el segundo de los actos implica “reconocer”, entablar una correspondencia entre nuestras representaciones y lo que miramos, pensar es ponerse en contacto con un afuera de esas representaciones.

El mundo exterior se vuelve interesante cuando se hace signo y pierde así su unidad tranquilizadora, su homogeneidad, su apariencia verídica.

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