Codigo Hamurabi

Código de Hammurabi

El código de Hammurabi es el código de leyes escrito más antiguo de la humanidad. Esta grabado en escritura cuneiforme en una placa de basalto negro, al leer el código algunas cosas pueden sorprender: la abundancia de castigos físicos (pena de muerte), la diferencia de penas y condenas según el grupo social al que pertenece el infractor y el uso de un principio llamado: “Ley del Talión” que suele resumirse en la famosa frase: “Ojo por ojo, diente por diente”. La pena debe ser equivalente al daño hecho por el que cometió la infracción.

Además de estipular los castigos, el código también revela como eran las relaciones familiares.

A pesar de su severidad, el código Hammurabi fue de gran importancia ya que le dio la autoridad al estado para administrar la justicia.

Hammurabi era el rey de Babilonia en el código; enumera las leyes que ha recibido del Dios Marduk para fomentar el bienestar de las gentes. Comienza con una guía de procedimientos legales, imposición de penas por acusaciones injustificadas, falsos testimonios y errores judiciales.

Los artículos sobre daños personales indican que ya en aquellos tiempos existían penas por práctica médica incorrecta así como por daños causados por negligencia por actividades diversas.

El código Hammurabi no contiene normas jurídicas acerca de temas religiosos. Las bases del Derecho penal deriva del principio común entre los pueblos semitas del “Ojo por ojo”.

La protección del Código se ofrece a todas las clases sociales babilónicas: el derecho protege a débiles menesterosos, mujeres, niños o esclavos contra la injusticia de ricos y poderosos.

El código finaliza con un epilogo que glorifica la ingente labor realizada por Hammurabi para conseguir la paz. Describe además las leyes como medio para que “La tierra disfrute de un gobierno estable y buenas reglas” que se dicen escritas en un pilar para que “el fuerte no pueda oprimir al débil y la justicia acompañe a la viuda y el huérfano”.

Hammurabi aconseja al oprimido con estas energéticas y sonoras palabras: “Que el oprimido que tenga causa verdadera venga a presencia de mi estatua, a mi como rey de la justicia y que lea en vos alta mi inscripción, y escuche mis preciosas palabras para que le lleven la claridad y entendimiento a su causa, para que su corazón encuentre alivio”.

...