Corromper

Corromper podría ser la semejanza entre corrupción, maltrato y abuso. Estropeamos, pervertimos, depravamos y degeneramos vidas sin conocimiento. Somos culpables de corromper figurillas perfectas sin malicia.

¿Qué nos convierte en culpables? O somos inocentes de tales actos.

El maltrato y corrupción de menores constituye un complejo fenómeno social cada vez más frecuente y preocupante. Sobre todo por el carácter sutil con que aparece y con la huella que deja entre sus víctimas. Esta misma daña de diferente forma a cada individuo algunas psicológicamente como fisiológicamente (o ambas).

Según datos divulgados por el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia UNICEF, revela que millones de niños son víctimas de explotación sexual en todo el mundo .A cada año, un millón y doscientos mil niños son víctimas del tráfico y venta.

Este fenómeno ha existido desde hace ya varias décadas pero se ha convertido en una pandemia, ya que es considerado una enfermedad social. Ya que se ha convertido en un fenómeno cada vez más común cuántos niños han sido víctimas de abuso, maltrato o simplemente se han visto afectados por las drogas, alcohol y tabaco aunque estos no las ingieran o beban.

Discutiendo por otro lado la corrupción de menores desde un punto de vista psicológico algunas de las características predominantes en el Ensayo de Maria Walsh.

En la raíz de la corrupción contra las mujeres se evidencia la asimetría de poder que ha propiciado el sistema patriarcal y machista imperante, y que ha llevado a un abuso con la persona más desfavorecida en este esquema, la mujer.

Los malos tratos psíquicos representan un fenómeno viejo, lo novedoso es su revelación como problema social.

El maltrato psicológico se basa en comportamientos intencionados, ejecutados desde una posición de poder y encaminados a desvalorizar, producir daño psíquico, destruir la autoestima y reducir la confianza personal. Su padecimiento lleva a la despersonalización, al mismo tiempo que genera dependencia hacia persona que los inflige.

Una clasificación existe de conductas que se expresan para lograr la sumisión y el control: La apelación al argumento de la lógica y la “razón” para imponer ideas propias o alternativas poco razonables, La materialización de la mujer, es decir, la creación de condiciones para que ésta dé prioridad al cuidado de sus hijos y nada más , La manipulación emocional, que genera en la mujer dudas sobre sí misma y que propicia sentimientos negativos y de dependencia , El paternalismo desde el que se trata a la mujer como si fuera una niña , Interrumpir y devaluar los argumentos de ella.

Silenciosamente alteramos la forma o estructuras de nuestras niñas es decir apoyamos inconscientemente la crianza patriarcal, las educamos para el ocio y la servidumbre. Es decir creemos educarlas

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