Cuento "La luciérnaga y el conejo"

La luciérnaga y el conejo  

Había una vez en un hermoso bosque un pequeño grupo de luciérnagas las cuales vivían muy felices pues se sentían libres ya que podían volar por doquier sin miedo a nada ni a nadie. Por las noches los demás animalitos del bosque disfrutaban bastante de su espectáculo de luces el cual era único y especial.

Cierto día algo inesperado sucedió, pues una fuerte tormenta azotó en el bosque ocasionando grandes estragos, la vegetación fue arruinada al igual que la flora del lugar por lo que los animalitos decidieron ir en busca de un lugar confortable que les permitiera vivir adecuadamente.

Caminaron por un largo tiempo, incluso pasaron varios días hasta que por fin encontraron un hermoso bosque que si bien no era igual al de ellos les podría servir de nuevo hogar.

Al adentrarse en él, se dieron cuenta de que ya estaba habitado por algunos animales y esto complicaría las cosas.

Convocaron a una reunión y después de analizar la situación decidieron hablar con los animales de ese bosque para pedirles la oportunidad de quedarse a vivir ahí. Así lo hicieron, el líder de los animales de ese bosque quien era un león, accedió a su petición, pero les dijo algunas reglas para llevar una sana convivencia. La más importante de ellas era no invadir el espacio de los demás, es decir cada uno de ellos tendría un lugar asignado, del mismo modo a cada uno se les asignarían ciertas tareas que deberían cumplir y los nuevos habitantes de ese bosque accedieron.

Al principio no fue nada fácil adaptarse, pues veían que los animales de ese bosque ya tenían un estilo de vida bien definido ocasionando que se sintieran fuera de lugar, además extrañaban su hogar anterior.

Con el paso de los días la normalidad se iba estableciendo, sin embargo había una luciérnaga que no la estaba pasando muy bien, sus compañeras veían que poco a poco se iba apagando su luz, y por más que ella se esforzaba no podía brillar como antes lo hacía.

Sus amigos preocupados por ella, decidieron llevarla a donde estaba el sabio del bosque, un conejo blanco, a quien se le atribuía el poder de ayudar a los demás a superar sus enfermedades y problemas.

La luciérnaga se presentó ante el conejo, ella estaba sin fuerzas y casi apagada, sentía una enorme tristeza y eso era muy evidente para todos.

El conejo después de platicar con ella y de conocer sus pensamientos y sentimientos más profundos llegó a la conclusión de que la luciérnaga estaba enferma debido al miedo, el cual la tenía paralizada, pues ella creía que aquel lugar era peligroso y amenazante, además ella se sentía muy sola a pesar de estar rodeada de sus amigos que tanto la quería.

El conejo después de analizar la situación decide recomendarle lo siguiente: a partir de hoy cada día al despertar y al anochecer mirarás al cielo, y al hacerlo pensarás en todas las cosas buenas que tienes, en todo lo que haz logrado pero sobre todo en aquellas cosas que aún te quedan por hacer, de este modo, verás como cada día una chispa de luz se enciende dentro de ti, sintiéndote fuerte, valiente pero sobre todo con mucha confianza en ti y así poco a poco tus miedos desaparecerán.

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