DISCURSO ACADEMICO

“La felicidad no es una estación a la que llegar si no una forma de viajar”.

Margaret Lee Runbeck

Buenas tardes directivos, profesores, alumnos y familiares presentes

Para mí es un gran honor dirigirles estas palabras y expresar los sentimientos de toda una generación, en este momento en el que culminan nuestros estudios secundarios.

Hoy culmina una etapa más, una etapa que sin duda alguna todos esperábamos con ansias. Sabemos que no fue fácil lograr concluir esta etapa, en la que decimos “lo logre hoy soy bachiller” hoy soy una nueva persona una nueva luz que se pone al servicio del mundo y que sin duda quiere dejar una huella en el mundo.

Ahora, en este momento que nuestras emociones se apoderan de nuestros cuerpos, pasan por nuestras mentes aquellos recuerdos especiales de lo que fue nuestra vida en el colegio, recuerdos de momentos en los que fuimos felices y tristes.

Hoy culmina esta primera etapa de nuestra educación; no nos queda más que agradecer a esta grandiosa familia Miravalle.

Recordamos con nostalgia, nuestros primeros amigos, nuestros primeros profesores y nuestro primer día de colegio aquel día en el que separarnos de nuestras madres fue un poco difícil, el conocer nuevas personas, personas que con el transcurso del tiempo se convertirían en tus nuevos amigos, y aquellos amigos que te ayudarían a crecer como persona con las cuales compartirías más tiempo del esperado, amigos que se convertirían en tu nueva familia.

Recuerdo aquellos juegos en el descanso en el que la tecnología no se apoderaba de nosotros en ese momento, momentos en el que jugábamos en el parque a las escondidas, cogidas, ponchados, y bueno tantos juegos divertidos, momentos en el que las niñas jugaban con muñecas y los niños con carritos y trompos donde no importaba si nos caíamos o si ensuciábamos porque nos interesaba más el pasarla bien, disfrutar y sonreír con nuestros amigos que cualquier otra cosa.

Así como en nuestros nuevos amigos encontraríamos nuestra nueva familia nuestros profesores también se convertirían en parte de nuestra familia, y nos vienen a la mente aquellos inolvidables años de estudio, donde trabajábamos junto a nuestros profesores por una mejor educación.

Esas tareas que muchas veces prolongaban nuestro sueño, nuestras primeras exposiciones donde éramos primíparos y que con el tiempo gracias a ustedes fuimos aprendiendo a exponer, esos interminables regaños fueron los que nos hicieron poner los pies en la tierra y pensar en lo que realmente queremos, y aquellos exámenes y una serie de actividades fueron los que nos ayudaron a crecer como personas. Además, esos consejos que sin duda fueron de gran ayuda y toda esa dedicación que generosamente nos compartieron, no tiene precio.

Porque

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