EN BUSQUEDA DE NUESTRAS RAICES

En la búsqueda de nuestras raíces…

Autor: Andrés Mauricio Santos Cardoso.

Mediante la llegada de nuevas tecnologías, elementos o factores como la tradición oral, el culto a la naturaleza, los legados indígenas y la propia historia, pasan a un segundo plano; la sociedad moderna es incapaz de distinguir la verdadera cultura a la que pertenece y se deja seducir por los nuevos inventos y creaciones que se crean diariamente y que ha provocado desde la época de la revolución industrial, una pérdida inminente de nuestros valores autóctonos y la adaptación a una cultura a la que nunca ha pertenecido nuestro pueblo.

Como ciudadanos del mundo estamos expuestos a la globalización, un fenómeno que en Latinoamérica se hace más visible e importante, debido quizá al imperialismo europeo o americano que influye principalmente en el tercer mundo, un tercer mundo que ha olvidado sus raíces y que se ha dejado contagiar de la epidemia capitalista, dejando a un lado las tradiciones, las costumbres y el ingenio indígena que alguna vez caracterizó al pueblo latinoamericano que necesita recobrar la memoria y lograr mediante ella, encontrar sus antiguas raíces y adaptarlas a la edad contemporánea y a la sociedad moderna.

El poeta nicaragüense Rubén Darío expresa en su libro Cantos de vida y esperanza (1905), la amenaza que supone el imperialismo estadounidense para la recuperación del legado precolombino, y propone la búsqueda de nuestras antiguas raíces, y la eliminación de aquella dependencia americana: Un continente y otro renovando las viejas prosapias, en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua, ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos. ¿Qué quiere decir con “renovar las viejas prosapias”? Darío propone mediante su obra la búsqueda de su viejo legado indígena para adaptarlo y renovarlo a las nuevas exigencias modernas.

Hace ya varios siglos, los modernistas hispanoamericanos incrementaron el cultivo de los temas autóctonos, con el anhelo de buscar las raíces de una personalidad colectiva. El sentimiento nacionalista comienza a recobrar un sentido mayor en la literatura, que es usada como un camino para generar un movimiento que logre inspirar al tercer mundo a recuperar su legado, sus tradiciones, unas raíces que han sido construidas por las más grandes civilizaciones indígenas que algún día existieron, y es allí donde debemos basar nuestros grandes logros, donde debemos mirar el valor de nuestra cultura, de nuestro pasado y de nuestra historia, en la riqueza cultural de los Incas, de los Mayas, o de los Aztecas, o si queremos, a lo colombiano, en la riqueza cultural de los Pijaos o los Huitoto, en los Huiscas o en los Sinú.

Retomando el nacionalismo presente en las obras modernistas, que buscaron crear en ciertos casos un movimiento independentista o revolucionario con respecto a las condiciones que impone el primer mundo, existen obras como “A los Gauchos” de Leopoldo Lugones o “Alma Chilena” de Carlos Pezoa Veliz que han buscado recobrar el sentimiento patrio y el espíritu de sus naciones (Argentina y Chile respectivamente), promoviendo el encuentro con el alma indígena y el alma guerrera, buscan aventurar al pueblo en un descubrimiento total de sus costumbres, de su cultura y de acabar con la amenaza que impone el imperialismo para la condición subdesarrollada de sus países. ¿Es realmente la literatura un camino para la búsqueda de nuestras raíces?, es posible lograr un avance, pero ¿que esperar de una sociedad que prefiere las series matutinas a una rutina de lectura, que ha cambiado el papel por la internet y que ha pasado del espíritu guerrero y nacionalista al ocio, el conformismo y el amor por lo ajeno?

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