Ejercicios Compresion Lectora
margaritav21 de Enero de 2012
837 Palabras (4 Páginas)1.210 Visitas
EL ELEFANTE
Dumbo era un elefantito muy gracioso y juguetón. Su trompa era de un color gris-perla; la más bonita trompa que jamás se ha visto.
Pero ¡ay! Sus orejas eran tan grandes que le llegaban casi a las rodillas.
Por eso los otros elefantes del circo se burlaban. Las burlas de sus compañeros le ponían triste.
Entonces una ratita amiga le animaba:
-No llores; con esas orejas tú puedes volar...
-¿Por qué no? -piaron las golondrinas.
Dumbo se subió al trapecio del circo, extendió las orejas y se soltó.
¡Qué maravilla! ¡Dumbo volaba!
¡Cómo le envidiaban ahora sus grandes orejas los demás elefantes!
EL ELEFANTE
Dumbo era un elefantito muy gracioso y juguetón. Su trompa era de un color gris-perla; la más bonita trompa que jamás se ha visto.
Pero ¡ay! Sus orejas eran tan grandes que le llegaban casi a las rodillas.
Por eso los otros elefantes del circo se burlaban. Las burlas de sus compañeros le ponían triste.
Entonces una ratita amiga le animaba:
-No llores; con esas orejas tú puedes volar...
-¿Por qué no? -piaron las golondrinas.
Dumbo se subió al trapecio del circo, extendió las orejas y se soltó.
¡Qué maravilla! ¡Dumbo volaba!
¡Cómo le envidiaban ahora sus grandes orejas los demás elefantes!
1 ¿Cómo es Dumbo?
a) Tímido.
b) Gracioso y juguetón.
c) De fuerte carácter.
2 ¿Cómo son las orejas de Dumbo?
a) Pequeñas.
b) Normales.
c) Muy grandes.
3 ¿Qué era lo mejor de tener las orejas tan grandes?
a) Podía oír mejor.
b) Podía volar.
c) Que a todos les gustaban.
4 ¿Quién era la amiga de Dumbo que le animaba?
a) Una ratita.
b) Una cierva.
c) Una elefantita.
5 ¿Dónde se subió Dumbo la primera vez que voló?
a) A un árbol.
b) A un columpio.
c) A un trapecio.
EL ÁGUILA REAL
Desde mi puesto de observación, bien camuflado bajo unas matas de boj, me deleito en la contemplación de cinco jóvenes zorros que juegan a la puerta de su refugio. Han salido hace media hora, con toda precaución, cuando el sol se asomaba sobre las cumbres. Poco a poco han ido cobrando confianza; tendidos en las posturas más cómicas han estado mordisqueándose, para terminar persiguiéndose abiertamente sobre la fresca hierba que crece ante el negro agujero de la cueva.
Súbitamente los cinco zorros a la vez se precipitan hacia su fortín. Casi en el mismo instante oigo detrás de mi cabeza un zumbido creciente, como el producido por una bandada de torcaces al pasar en vuelo bajo por un encinar. Primero veo una sombra enorme, exactamente delante de la mirilla de mi observatorio. Una masa parda se confunde con ella. Es el águila real. Con las alas semicerradas, formando un ángulo con el cuerpo, con las garras abiertas y adelantadas el ave de Júpiter se clava materialmente contra la pared de la cueva de los zorros. En el último instante gira en ángulo recto. Y en lugar de chocar y aplastarse contra la dura caliza, como un observador profano hubiera podido temer, sale lateralmente llevándose un zorrillo en las garras hacia el fondo del valle.
Esta es la técnica de caza favorita de la reina de las aves: el ataque por sorpresa. Cuando se la ve describiendo amplias órbitas, en lo alto del cielo, en realidad no está cazando. Simplemente trata de ganar altura, dejándose elevar por las corrientes ascendentes de aire caliente, llamadas térmicas, para alcanzar una situación que le permita desplazarse hasta sus cazaderos. Cuando las águilas tienen altura suficiente, se lanzan en un picado oblicuo muy tendido, sin dar un golpe de ala.
...