El Canario De La Esquina

El canario de la casa de la esquina

En la casa de la esquina vivía una mujer solterona que atendía a visitantes y personas que necesitaban hospedaje por una noche o más.

Un día llegándose el atardecer llegase un hombre cansado casi descalzo a la posada pidiendo quedarse unos días allí, pues los trinares del canario habían hecho que este llegase allí; la mujer lo conduce al lugar donde este se va a quedar, pero al pasar el corredor este se detiene para observar tan majestuoso animal que emitía aquellos hermosos sonidos, siguió su caminar hasta su cuarto que quedaba cerca de la calle, pero eso no impidió que este descansase de tan largo viaje.

La mujer de la posada se sentía atraída por aquel hombre pero no se lo hacía saber de una manera tan directa, pero fue solo hasta cuando se entero que este no tenía ni un empleo fijo, ni mucho menos dinero con que pagarle los días que se iba a quedar allí, así que utilizo sus influencias en el banco para poderle conseguir un trabajo, pudiendo encontrar una vacante como contador, lo cual le hizo saber de inmediato.

Para el hombre no fue la mejor noticia pero acepto la oferta presentada por la señora así que se ponía en marcha para su primer día de trabajo hasta que la mujer le regaño por las fachas en las que se presentaría, y por ende negocio con él y le prestó un dinero para que así pudiese comprar un traje formal con el cual poder ir a trabajar el acepto, compro un traje de paño y se marcho a trabajar; el trabajo era arduo y agotador y mantenía una exigencia, ya que no debían haber perdidas si no ganancias lo que estreso en gran cantidad a aquel hombre que solo deseaba que terminase el día para ir a casa y escuchar los hermosos trinares de aquel pájaro que se alegraba con la llegada del hombre.

Un día el hombre de regreso a casa se detuvo en un bar para des estresarse un poco, pero no conto que se pasaría de copas y termino emborrachándose de una manera exagerada, al llegar a la casa la señora lo esperaba de una manera no muy alegre por lo que le reprocho su forma de ser y de hacer las cosas a lo que el respondió que no se encontraba satisfecho con el trabajo y que la demanda de solo obtener ganancias y ser criticado por pequeños errores lo tenían al tope de la locura, a lo que la mujer respondió de forma agresiva reprochándole por su holgazanería y el hecho de ser un mantenido, pero ella no iba a permitir esa clase de personas allí.

El hombre muy enfurecido le decía constantemente que estaba cansado de ella y que el día menos esperado iba a terminar matándola, pero ella no ponía mucho cuidado a sus palabras ya que sabía que provenían de un borracho que no pensaba para hablar.

Las cosas en la casa empeoraban cada vez más el único motivo del señor para llegar a la casa era el pájaro para el cual le estaba comprando el alpiste,

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