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El Coronel No Tiene Quien Le Escriba


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2013  •  4.127 Palabras (17 Páginas)  •  299 Visitas

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Titulo de la obra: “El coronel no tiene quien le escriba”

Autor: Gabriel García Márquez

Año de publicación: 1961

Lugar de publicación: Colombia

La historia comienza una mañana de octubre en la que en el coronel, veterano de la guerra de los mil días, se prepara para asistir a un funeral y dar el pésame a la familia. El coronel se levanta muy temprano y descubre que el café no es suficiente para el desayuno y tiene que asistir al entierro, el primero en los últimos veinte años por muerte natural, su mujer, atormentada por el asma hace mucho tiempo que no sale de casa, el vivía en un casa de una villa colombiana. El coronel baja hasta la plaza donde lo esperan para el entierro. Está lloviendo, en octubre siempre llueve. El coronel saluda a su compadre Sabas, el único que logró escapar a la persecución militar al término de la guerra civil.

El coronel conserva el gallo de pelea que era de su hijo Agustín, acribillado en la gallera por dar información clandestinamente; los hombres del pueblo creen que es el mejor gallo del distrito. El coronel procura mantenerlo en forma para las próximas peleas aunque su esposa está en total desacuerdo del trato preferencial hacia el animal. El coronel y su esposa discuten sobre la conveniencia de invertir los pocos ahorros restantes en la compra de maíz para la manutención del pollo... Como todo el viernes, el coronel baja al pueblo en busca de la carta de notificación de su pensión. El coronel ha esperado por más de quince años sin perder la esperanza.

El médico, cómo cada viernes, recibe los periódicos y redacta su propio boletín que, clandestinamente, lo hace circular entre los hombres del pueblo. El coronel se lleva los periódicos a su casa. Pasadas las siete de la tarde se escuchan las campanadas de la censura cinematográfica, el padre Ángel da la clasificación de la película por medio de las campanadas.

La situación económica del coronel es terrible, a las quejas de la mujer el coronel responde que pronto llegará el correo. El correo llega pero la carta esperada no aparece. Los amigos de Agustín comentan con alegría sobre la próxima victoria del gallo y con ello, el coronel también se fortalece. El coronel, bajo el consejo de su

Mujer, decide cambiar de abogado.

El coronel redacta la carta donde anuncia del cambio de abogado. Sigue lloviendo y ellos sin tener que comer. El dos de noviembre la mujer lleva flores a la tumba de Agustín, ella sufre una recaída a causa del asma que la tiene varios días en cama. Ambos están en los huesos y sin tener siquiera para alimentar al gallo, entonces, los amigos de Agustín deciden alimentarlo.

El compadre Sabas le dice al coronel que puede recibir hasta novecientos pesos por el gallo y que, además, se quitaría muchas molestias de encima. El coronel pregunta en la oficina de correos por su carta sin tener respuesta. Después de un rato de deambular por el pueblo, el coronel regresa a su casa y su mujer decide ir a dar el pésame por el entierro de dos meses atrás. Después de una fuerte discusión con su mujer sobre su alarmante situación, el coronel decide venderle el gallo a su compadre Sabas.

El coronel se va a la oficina del compadre; después de un rato, Sabas aparece pero tarda en percatarse de la presencia del coronel. El compadre Sabas, quien llegó a algunos acuerdos con el gobierno después de la guerra civil, tiene una cómoda situación económica que le permite tener varios negocios. El coronel regresa a casa sin buenas noticias, le cuenta a su mujer y ésta le aconseja ser mucho más determinante con su compadre.

Durante una visita a su compadre don Sabas, éste le sugiere que si vendiera el gallo se lo comprarían fácilmente a 900 pesos. Tras descubrir que su esposa había tenido que empeñar sus alianzas de boda, decide vendérselo a don Sabas, aunque este le responde que tiene un cliente que está dispuesto a comprárselo por 400 pesos. El médico le aconseja al coronel que no se lo venda, pues don Sabas lo vendería posteriormente a 900 pesos.

Tras cambiar de abogado, el coronel escribe una carta al gobierno demandando nuevamente su pensión. Justo ese día se acaba el maíz para la cría del gallo, y comienza a alimentarlo con habichuelas viejas. Su esposa argumenta que debería venderle un viejo reloj que tiene, a Álvaro el sastre del pueblo. Al encaminarse hacia la sastrería, se encuentra con varios compañeros de su difunto hijo Agustín, entre ellos a Germán, a quienes les ofrece regalarles el gallo. En cambio, estos se ofrecen a cuidarlo hasta las peleas de enero.

Con el dinero que el compadre les adelanta la mujer del coronel organiza de nuevo sus vidas. Tienen comida y hasta zapatos nuevos para el coronel. Un día, cuando el coronel iba a la oficina de correos, alguien le dijo algo sobre su gallo. El coronel entra a la gallera y, después de recordar que era el día de los entrenamientos, su gallo estaba peleando con otro más flaco y más triste.

Germán, perplejo, ve al coronel y se justifica argumentando que él no estaba en su casa. Esto, produce emociones encontradas en el coronel que hacía mucho tiempo no sentía algo tan vivo entre sus manos como aquel gallo. Pese a todo, decide conservarlo y esperar la carta con la buena noticia de su pensión. Su mujer lo cuestiona y lo llena de reclamos, pero el coronel está seguro de lo que hace.

Don Sabas sale de viaje, y cerrarían el trato al volver. El viernes como de costumbre el coronel acude al puerto donde las lanchas paraban, y de camino recuerda que ese día comenzarían los entrenamientos del gallo para la pelea, y al pasar por la gallera el coronel descubre que tienen a su gallo. Entonces, el coronel va a recogerlo y ve cómo el emocionado público ovaciona al gallo, y en medio de una gran confusión y motivación, se lleva al gallo a su casa, decidiendo que no lo venderían.

Durante la conversación final, discute con su esposa, la cual le reprocha la total carencia de dinero y su idealismo ya que carecen de dinero. La novela termina con la célebre escena final en la que la esposa pregunta al coronel: "Dime, ¿qué comemos?" a lo que este, liberado, se arma de valor y le responde: "Mierda"

Registro de Indicios:

1. El coronel enjuago el pocillo donde puso el agua

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