El Pais De Uno

El País de Uno

Libro: El país de uno

Autor: Denise Dresser

El libro punzante. La crítica certera. La explicación de una democracia de baja calidad. El estilo innegable. “El país de uno” aporta al debate, tan necesario, de cómo hacer que la democracia funcione, para los ciudadanos. Porque como lo muestra en diversos capítulos, el statu quo sin duda favorece a los políticos, a los partidos, a la élite empresarial, a los poderes fácticos. Pasa por cambios que, si bien aclara que no son panacea, son condición necesaria para empoderar al ciudadano de a pie: reelección legislativa, candidaturas independientes, mejora de la calidad del sistema de educación, ciudadanos activos que busquen que los servidores públicos les rindan cuentas, una estructura económica más competitiva, combate a la corrupción, estado de Derecho parejo, entre muchos otros. Apunta a los diversos males que no permiten que México crezca, que México no sea un país más justo y competitivo, que México siga siendo rehén de una élite acomodaticia.

A lo largo de las casi 350 páginas desmenuza la historia política reciente. La liberalización incompleta, las corruptelas de los Salinas, la ineptitud de Fox, lo que se pudo cambiar y no se hizo, los vicios que se arrastran del Estado posrevolucionario, el bestiario que venimos arrastrando tras una alternancia que no fue capaz de desmarcarse de las peores prácticas (encarnada en criaturas como Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps, Ricardo Salinas Pliego, Carlos Slim). El panorama es desolador. Es indignante. Explica el desconcierto, la falta de entusiasmo ante la presente elección, el regreso del PRI (su renovación en entredicho) porque el PAN no lo pudo hacer mejor. Además de la parte política, hace especial énfasis en el “capitalismo de cuates”, y las diversas relaciones entre empresas y Estado que han generado grandes deformaciones. No pasa por alto la concentración en industrias estratégicas como las telecomunicaciones. Muestra que la mayoría de los mexicanos son como naranjas: los exprimen las compañías, los exprimen los políticos, los exprime la corrupción.

Toca, aunque un tanto marginalmente, el tema del narcotráfico. La idea general es que un Estado que no ha logrado que se aplique la ley a cabalidad, en los niveles bajos y altos, está en una posición de debilidad relativa frente a un fenómeno como el crimen organizado, que tiene un especial potencial de infiltrar y corromper instituciones. En ese sentido, apunta a que la ley deje de ser selectiva, que el sistema de justicia deje de propiciar una impunidad del 97%, que se respete el debido proceso y que la ley no sea algo negociable, empezando por los peces gordos. En un estado de Derecho, el poder del narcotráfico se vería reducido. Frente a instituciones fuertes, el crimen organizado se vería acorralado.

Al final presenta un decálogo interesante de acciones ciudadanas. Uno de los argumentos centrales es que los ciudadanos ejerzan sus derechos, que participen, que vigilen a los políticos, que se organicen, que se empoderen. Porque de eso se trata la democracia. Se trata de revalorar el país, de no perder esperanza, de ser irreverente y de no cerrar la boca cuando las cosas están mal, porque sólo así es posible empezar a cambiarlas. Me gusta la frase que recupera de Mark Twain: “el patriotismo moderno, el único patriotismo verdadero es la lealtad a la nación todo el tiempo, y la lealtad al gobierno sólo cuando se la merece”.

Hay apartados que resultan de mucho interés. Sin embargo, en ocasiones puede volverse un tanto repetitivo (y no por el constante uso del recurso de la anáfora). Para quienes siguen lo que ha escrito Dresser previamente, el libro es como una larga, muy larga columna. A mi parecer hubiese sido muy útil agregar datos, tablas, gráficas que complementaran su

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