El Pez Mas Rapido Del Oeste

EL PEZ MÁS RÁPIDO DEL OESTE

POR: Daniel Ortega Pérez

En una isla muy lejana llamada SOL ROSADO, el atardecer era tan maravilloso, que llegaban a aparecer unos destellos rosados por tan espectacular océano. Vivían muchos animales de diferentes tamaños, se encontraban los animales marianos más rápidos y fuertes como el tiburón blanco; valiente, muy feroz y sobre todo catalogado por el reino animal como el pez más rápido del oeste marino, también estaba la ballena asesina; su nombre lo decía todo y por último el pez espada; largo y muy veloz como el tiburón blanco o como un gran leopardo dentro del agua cuando va por su presa.

En este océano se vivía constantemente en una lucha, no solo por el territorio, ni tampoco por el alimento, también se luchaba por ser el mejor y ser el pez más rápido del oeste. El tiburón blanco llevaba la corona por su inmenso tamaño, su habilidad y su técnica, un día llegó el pez espada y lo retó, luego llegó la ballena y también lo retó, el tiburón muy molesto aceptó y dijo:

- ¡Yo soy el mejor y nadie me podrá ganar!

De pronto en el fondo salió una voz delicada diciendo:

- Yo también te reto y esta vez seré yo el ganador

- ¿Quién es el insolente que me reta sin dar la cara?-preguntó el tiburón

- Yo soy el que te reta y te doy la cara para que nunca te olvides de mi- responde el retador

El delfín rosado era el gran oponente del tiburón. Su glamur sobresalió, su elegancia como la de un gran periodista al expresarse; y su figura atlética que resaltaba entre los demás retadores, hizo que la competencia por ser el pez más rápido del oeste fuese más intensa, pareja e interesante para todos los animales marinos que vinieron solo a ver este gran espectáculo.

La carrera empezó con el Tiburón Blanco, a su lado la Ballena Asesina, seguida por el Pez Espada y por último, el Delfín Rosado. Alineados y preparados todos en la partida; de pronto !PUUM! suena el disparo de salida y todos salen rápidamente en busca de este gran trofeo, que tendría el respeto de todos los animales marinos. La carrera era solo de mil metros y los corredores iban parejos hasta los doscientos metros, el tiburón tomó la punta y dejó a todos a tras, pasaron los 500 metros y ya iban por la mitad de la carrera, el delfín tocándole las aletas a el tiburón, lo tenía cerca y detrás venia con todas sus fuerzas el gran pez espada, la ballena por su peso había quedado rezagada.

El delfín toma la delantera a falta de 300 metros para el final. El tiburón enfadado le grita:

- Nadie podrá conmigo y menos tu, un insignificante delfín

En un

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