El Principito

EL PRINCIPITO

Antoine de Saint-Exupéry

Al finalizar las páginas de este libro que recuerdo haberlo leído en Quinto o sexto grado pero que solo estaban en mi mente las imágenes de la serpiente boa que había tragado un elefante, ni más ni menos; creo que cuando retumbe ese nombre en mi cabeza (EL PRINCIPITO) o me pregunten nuevamente por él, lo primero que vendrá a mi mente es que todos nosotros de una a otra manera tenemos algo de un REY deseoso de poder que no le importa sobre que o sobre quienes, que lo único importante es sentir que tienen el poder como lo son los políticos de nuestro país aunque el único resultado visible es la total soledad y falsedad, de un VANIDOSO que no le importa si la admiración que le profesan es sincera o no, que lo importante es oír los plausos y las alabanzas vengan de donde vengan pero que al final se queda solo y sin admiración como en el principio y esto sucede cuando no brillamos con nuestra propia luz, cuando queremos mostrarnos a como dé lugar sin importarnos nada, de un BEBEDOR que bebe para olvidar que tiene vergüenza de beber como nosotros que vivimos entregados a una vida que no queremos y sin embargo seguimos ahí y no hacemos nada para cambiarlo quizás por temor, un temor absurdo que no nos deja salir de donde estamos, de un HOMBRE DE NEGOCIOS que vivimos con la cabeza agachada pensando que no tenemos tiempo para perder mientras es más el tiempo que estamos perdiendo esclavizados de los aparatos electrónicos, de los medios de comunicación que no nos dejan ver más allá, que no nos dejan disfrutar de nuestras familias, de nuestros amigos, que no nos dejan disfrutar los pequeños momentos de la vida, que en realidad son esos los más valiosos, de un FAROLERO que si bien cumple con una función útil para los otros, sus actos carecen de sentido pues los realiza por simple deber y sin ningún argumento simplemente porque se tiene que hacer un ejemplo claro de este son las personas que viven aburridos de sus trabajos y solo lo hacen por obligación por ende siempre van a querer estar dormidos y descansando como el Farolero, o quizás como el GEOGRAFO que dedicamos nuestra existencia al conocimiento sin importarnos la aplicación práctica , tal vez como el ZORRO que son esas personas que se muestran despreocupadas y egoístas pero en el fondo son personas consientes de su grande capacidad de amar que dejan su naturaleza primitiva y salvaje para dejarse domesticar por sus hijos, por sus amigos, por el amor y hasta por la vida misma y aquí pienso que todos absolutamente todos llevamos un Zorro dentro aunque no lo mostremos de la misma manera.

Bueno y porque no ser el principal protagonista EL PRINCIPITO conservar siempre nuestra alma de niños donde no lo veamos todo tan normal, donde no nos compliquemos nuestra existencia ni lo hagamos con la de los demás, donde disfrutemos cada

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