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El Procedimiento


Enviado por   •  18 de Febrero de 2013  •  377 Palabras (2 Páginas)  •  295 Visitas

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EL PROCEDIMIENTO

CIPRIANO CAMPOS ALATORRE.

La orden del mayor Ordóñez no fue cumplida sino hasta después del mediodía, el sol brillaba en lo alto y el polvo se levantaba por todos lados.

El retardo se debió a que el propio mayor insistió en formularnos preguntas y más preguntas, aunque inútilmente.

Durante dos horas nos tuvieron prisioneros cavando nuestra tumba, la espalda ancha de Simón se veía negra de requemada y la garganta la teníamos reseca, según, solo esperaba instrucciones del mayor: “Ya sabe usted el procedimiento.” Y ese fue “el procedimiento.”

Poco antes de dar la señal de fuego, el oficial dijo:

Son agraristas, querían su tierra, ¿no es cierto?. Pues ahora es cuando la van a aprovechar…

Simón, fue quien en su desesperado instinto de vida se echó a correr, nadie pudo saber cómo, con tres heridas en la espalda que ya le habías dado desde antes; pero un soldado le dio alcance y lo remató a machetazos.

Simón y su perseguidor estuvieron dando vueltas alrededor de un maguey, durante un minuto de intensa curiosidad entre los que presenciamos aquella lucha desigual, el soldado, enfurecido, tiraba a diestra y siniestra gritando como un desaforado.

Gruesas y carnosas pencas caían sobre la yerba seca.

El pelotón ni se movió con tal de proporcionarse un espectáculo divertido, yo me quede quieto lleno de miedo dentro del agujero.

Simón se estiraba, se encogía, daba saltos y gritaba, pero de pronto se detuvo. Un machetazo había dado en el blanco. Con un hombro casi desprendido, y regando la tierra seca con su sangre, cayó de rodillas casi a punto de morir.

- ¡Hermano … hermanito… Pancho! ¡no te vayan a matar¡ ¡corre! ¡corre! me decía.

Un segundo golpe le cortó el brazo derecho, yo ya no quería ver nada pero el tercero se oyó como un ruido hueco, extraño, como cuando parten una calabaza, el cuerpo rodó pesadamente.

Un mensajero llegó en el mismo instante, con órdenes de que se movilizaran las fuerzas. Y que todos los pelotones se concentraran en las cercanías de Cuernavaca.

La sombra iba descendiendo lentamente, ya oscurecía y de mi se olvidaron para mi buena suerte y no como al podre de mi hermano que por andar en la bola se quedo igual que el maguey tirado con sus pencas verdes destrozadas…

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