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El gigante comenubes


Enviado por   •  10 de Marzo de 2015  •  Informes  •  542 Palabras (3 Páginas)  •  258 Visitas

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EL GIGANTE COMENUBES

Sopo era un gigante enorme, el más grande que haya habido nunca. Podía beberse un río hasta dejarlo seco, o tomar como ensalada todo un bosque. Y sin duda, su golosina preferida eran las nubes del cielo, frescas y esponjosas, de las que llegaba a comerse tantas que casi siempre acababa empachado, con tales dolores de barriga que terminaba por llorar, provocando entonces grandes riadas e inundaciones.

Sopo vivía tranquilo y a su aire, sin miedo de nada ni nadie, yendo y viniendo por donde quería. Pero a pesar de eso no era feliz: no tenía ni un solo amigo. Y es que cada vez que el gigante visitaba un país, todo eran problemas: con las nubes que comía Sopo desaparecían las lluvias para los campos, y con sus empachos y sus llantos todo se inundaba, por no hablar de todos los bosques y granjas que llegaba a vaciar... En fin, que al verle todos huían aterrados, y nunca consiguió Sopo compartir un ratito con nadie.

Una noche, al verle llorar, varias estrellas se acercaron para preguntarle la razón de su tristeza. Al escuchar su historia, comentaron:

- Pobre gigante. No sabe buscar amigos. Pues la Tierra es el planeta más especial que existe, y está lleno de amigos de todas las clases.

- Pero, ¿dónde se pueden buscar amigos? ¿Cómo se hace eso? - replicó el gigante.

- Echándoles una mano o haciendo cualquier cosa por ellos. Eso es lo que hacen los amigos, ¿es que no lo sabes? - respondieron divertidas.

- Vaya- suspiró Sopo- pues no se me ocurre nada ¿Vosotras qué hicisteis para conseguir amigos?

- Aprendimos a mostrar el camino en la noche y servimos de guía a muchos navegantes. Son unos amigos estupendos, que nos cuentan historias y nos hacen compañía cada noche.

Así, el gigante y las estrellas siguieron charlando un rato, y durante los días siguientes Sopo no pensó en otra cosa que no fuera en encontrar una forma de buscar amigos. Pero no veía el modo de conseguirlo. Algunos días después, fue a pedirle ayuda a la Luna. Ésta, vieja y sabia, le respondió:

- No sabrás cómo hacer algo por alguien hasta que lo conozcas bien ¿Qué sabes de esos que quieres que sean tus amigos?

Sopo se quedó pensativo, porque realmente apenas sabía nada de los hombres. Eran tan pequeños que nunca se había preocupado.

Entonces se propuso averiguarlo todo, y dedicó largos días a observar las diminutas vidas de la gente. Y así fue como descubrió por qué todos huían al verle, y se enteró de las sequías que causaban sus comilonas de nubes, y de las inundaciones que provocaban sus llantos, y de mil cosas más que lo llenaron de pena y alegría.

Aquella

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