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Perfil de Manuel Elkin Patarroyo, un hombre de odios y amores

Por: CARLOS F. FERNÁNDEZ - SONIA PERILLA S. | 7:54 p.m. | 02 de Abril del 2011

Patarroyo no ha recogido su diploma de médico en la Nacional: 'Dijeron que debía sellarlo y firmarlo, y no sirvo para eso. Odio los formalismos'.

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Sus detractores lo califican de charlatán y publicaciones científicas y pares validan su trabajo.

Manuel Elkin Patarroyo tenía nueve años cuando leyó por primera vez sobre las vacunas. Se trataba de un cómic que recogía la historia de Louis Pasteur, y que según el psiquiatra Ismael Roldán, su amigo desde hace 35 años, le marcó la vida. Esa fue la forma como el sargento de la Policía Manuel Patarroyo Leyva y Julia Murillo, papás de Patarroyo, lo mantenían entretenido en medio del encierro en el que vivía junto con sus cuatro hermanos, en Girardot (Cundinamarca), a donde llegaron luego de que la violencia los sacó de Ataco.

Dejó claro su deseo de hacer vacunas desde su ingreso, en 1965, a la facultad de medicina de la Universidad Nacional. Tenía 18 años y lo primero que hizo fue buscar a los profesores que investigaban, entre ellos a Emilio Yunis, el más connotado genetista de América Latina. Con él aprendió los principios de la genética y dio inicio a una carrera académica que comenzó al lado del virólogo Ronald Mackenzie, y que lo llevó a las universidades de Yale y Rockefeller (Estados Unidos), donde trabajó, entre muchos otros, con el inmunólogo Henry Kunkel y el Premio Nobel de Química Bruce Merrifield, que es uno de sus mentores.

Desde comienzos de los 80, concentró sus investigaciones sobre vacunas sintéticas en el Instituto de Inmunología de Colombia, que ha sido el escenario de la mayoría de sus logros y ratos amargos.

Estudiantes y pares lo califican como un trabajador incansable, creativo y riguroso; de eso dan fe los 325 'papers' publicados por él en revistas de alto impacto en ciencia, como Nature, The Lancet, Journal of Infectious Diseases y Chemical Reviews.

Pese a eso, Patarroyo es blanco de polémica y descalificaciones.

El disparador fue, curiosamente, el hallazgo que lo hizo famoso: la creación de la primera vacuna sintética contra la malaria, en 1986. Eso lo convirtió en una especie de estrella de la ciencia, sobre la que todo el mundo puso la lupa.

Sin embargo, la baja efectividad que la vacuna obtuvo en diferentes ensayos llevaron a sus críticos a tildar el trabajo de fracaso. Ahí empezaron los problemas, sobre todo en Colombia, donde muchos han justificado que el Estado le niegue recursos a su trabajo.

Patarroyo -que asegura que tras el interés de desprestigiarlo hay multinacionales que se afectan con sus estudios- dice que si no fuera por los recursos que le entregan el gobierno español y la Universidad del Rosario, no hubiera podido seguir adelante.

La reciente publicación en Chemical Reviews, la revista de química más importante del mundo, de una investigación a través de la cual presenta las bases para elaborar vacunas sintéticas contra la mayoría de las enfermedades infecciosas, es la forma en que responde por su trabajo.

"En ciencia se habla con 'papers', así como los magistrados lo hacen con sentencias", dice Yunis, que se refiere a Patarroyo como un científico brillante y persistente, "uno que sabe para dónde va".

El genetista Elkin Lucena afirma que muchos de quienes critican tanto a Patarroyo le tienen envidia: "Es un hombre especial, viene de abajo, es dueño de una terquedad terrible y no se le ha arrodillado a nadie", dice.

La doctora Ángela Restrepo, la mujer más destacada en ciencia en Colombia, dice que Patarroyo es un "científico cabal, que persigue sus metas sin desfallecer. Es persistente, aguantador y visionario".

Quienes antes lo criticaban a viva voz, han preferido guardar silencio en esta oportunidad, a la espera de que lo propuesto en la teoría se lleve a la práctica.

En lo personal se dice de él que es "farandulero" y hasta "pantallero". Patarroyo es consciente de que no le gusta a todo el mundo: "No voy con los formalismos y eso choca, pero eso nada tiene que ver con la ciencia; puede que digan que la primera vacuna no funcionó, o que soy un pantallero, pero científica, ética y moralmente, nadie me ha cuestionado", dice.

Un trabajo reconocido

Estos son tres de sus logros mundiales

1. El 26 de enero de 1986 Patarroyo anuncia la primera vacuna de la historia, químicamente producida, contra la malaria.

2. Fue galardonado, el 31 de octubre de 1994, con el Premio Robert Koch, por su trabajo pionero en el desarrollo de la vacuna sintética contra la malaria.

3.Chemical Reviews, la revista de química más importante del mundo, publica, el 28 de marzo, el método para el desarrollo de vacunas sintéticas.

CARLOS F. FERNÁNDEZ - SONIA PERILLA S.

REDACCIÓN SALUD

Manuel Elkin Patarroyo Murillo (Ataco, 3 de noviembre de 1946) es un inmunólogocolombiano.

Nació en el pueblo de Ataco, Departamento de Tolima (Colombia). Culminó sus estudios de bachillerato en el colegio José Max León. Posteriormente ingresó a laUniversidad Nacional de Colombia para estudiar Medicina, donde empezaría una carrera en el campo científico.

Hizo el primer intento para fabricar una vacuna sintética para la malaria, enfermedad transmitida por mosquitos y que afecta millones de personas en regiones tropicales y subtropicales de América, Asia y África. Desarrollada por primera vez en 1987, fue evaluada en pruebas clinicas de la OMS (Organizacion Mundial de la Salud) enGambia, Tailandia y Tanzania, sin resultados concluyentes.

Patarroyo es fundador y actual director de la FIDIC (Fundación Instituto de Inmunología de Colombia), asociada a la Universidad Nacional de Colombia enBogotá; director de la línea de investigación en Relación Estructura-Función en la Búsqueda de Vacunas Sintéticas en el doctorado en Ciencias Biomédicas de laUniversidad del Rosario (Colombia); profesor de la misma universidad así como del Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud, para el desarrollo de vacunas sintéticas contra la malaria, la tuberculosis y la lepra.

Contenido

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• 1 La vacuna sintética contra la malaria

• 2 Reconocimientos científicos

• 3 Controversia

• 4 Referencias

• 5 Enlaces externos

[editar]La vacuna sintética contra la malaria

Entre 1986 y 1988 la vacuna sintética (SPf66) fue creada y probada en una colonia de micos de la región amazónica, los Aotus trivirgatus, y en un grupo de jóvenes bachilleres voluntarios que prestaban su servicio militar. En estudios a lo largo de Suramérica, incluyendo Venezuela,1 Ecuador,2 Brasil,3 entre otros, la vacuna presentó diferentes comportamientos, alcanzando entre un bajo a moderado nivel de protección (entre 14 y 28%).

En estudios realizados en África, la vacuna presentó un nivel moderado de protección (31%), en Tanzania4 y en otros países, presentando ciertos problemas en la reproducibilidad en la producción de la vacuna, así como problemas técnicos.

Por otro lado, la posibilidad de producir la vacuna sintética despertó inicialmente el interés y la curiosidad de los grandes laboratorios farmacéuticos. A este respecto, Patarroyo, en un acto de generosidad, rechazó ofertas de una empresa farmaceútica para vender la patente por 74 millones de dólares. En su lugar, Patarroyo la donó en mayo de 1993, a la OMS (Organización Mundial de la Salud), con la condición de que su producción y comercialización fueran hechas en Colombia, lo que implicaba el montaje de una moderna planta destinada a producir la vacuna industrialmente. Dicha acción altruista le ha correspondido numerosos premios a nivel internacional, incluyendo el Premio a la Convivencia 2009 de España,5 y más recientemente el premio Sabino Arana 2009.6

En 2009, un completo estudio de la Cochrane Library concluyó que la vacuna SPf66 no era eficaz en África y Asia y que en Suramérica tenía una eficacia muy baja (28%).[cita requerida] A la fecha, después de más de 33 años de investigación, la vacuna SPf66 no es recomendada para la profilaxis de la malaria. En la página sobre vacunas para la malaria de la Organización Mundial de la Salud aparece como "inactiva o descontinuada".

Sostienen algunos que aunque se critica la eficacia limitada de la fallida vacuna, un 30% de personas protegidas supondría un millón de vidas salvadas.[cita requerida]

Actualmente Manuel Elkin Patarroyo continúa laborando en la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, donde dirige diferentes proyectos de investigación como el del diagnóstico del cáncer de cuello uterino,7 enfermedad que anualmente causa la muerte a 2500 mujeres en Colombia.8 9

[editar]Reconocimientos científicos

Los

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