Es la hora

“ ES LA HORA”

La hora es llegada; feliz el momento cuando nos congregamos para presenciar este acto nupcial y ustedes, los contrayentes compadecen en el ejercicio de sus facultades, para firmar el acta que pasara al archive del registro civil.

Hoy viven su mejor momento al ser declarados marido y mujer. Esta ceremonia es una constancia que no desconocen el orden que establece nuestra estructura social y van consientes que se encuadra en el engrandecimiento de la familia y que al contemplar el armonioso panorama que en toda su grandeza nos presenta la vida.

Ya no hay sombras que empañen la dicha que la vida nos reserva. Así como es bello sonar y disfrutar momentos placenteros, más grato es sentir la alegría con emoción y placer.

En este ambiente se respiran vibraciones de alegría, y entre brindis y las acordes notas de la marcha nupcial presente la familia y los amigos, ustedes presiden esta lucida fiesta, pues son el centro de todas las miradas.

Todo está predispuesto para hacer de este día una fecha inolvidable; pero el mayor placer, es que ustedes depositarios de una ardiente juventud, firmes soportes donde descansa el cumplimiento de vuestra encomienda.

Y así, día a día, conviviendo siempre juntos aprenderán de sus involuntarios desaciertos: pero intercambiando frases de cariño percibirán gratas sensaciones de contento. Esto refleja la presencia de el amor, cuando este ha tomado su lugar.

Y frente a estas revelaciones luminosas transformaran sus sueños en tangibles realidades. Entonces satisfechos bendecirán al creador de la vida que les dio facultades y fortaleza para ver coronados con triunfos sus anhelos.

Sin postergar el lugar que al hombre corresponde, sin doblegar ninguno de los dos su jerarquía, debe imperar en el hogar un trato amable, cumpliendo cada uno lo dispuesto bajo las más respetuosas normas de moral y firme disciplina y así con rectitud atender la conducción de la familia.

El romance apasionado del noviazgo no debe desvanecer al tocar la realidad, y con la mayor cordura pulir en todo instante las asperezas que por nuestra vanidosa cortesía de un estudiado protocolo logramos encubrir.

En el paso constante de los anos son notorios los avances que remarca nuestra constitución legislativa : pero aun no especifica un formal reconocimiento por su ardua misión de sacrificio como el alto merito que le confiere la ley divina a la mujer.

¡ cuánta bondad y ternura nos comparte en el desempeño de sus obligaciones ! .

Las estadísticas señalan que numerosos hogares son dichosos y su única riqueza es su gran familia.

Viven contentos, siempre satisfechos, renovando cada día promesas y propósitos, acariciando nuevas esperanzas. Así cumplen felices el destino señalado en su existencia. Esta es la respuesta que de ustedes espera la sociedad, y al seguir este hermoso lineamento dejaran un recuerdo ante el dios de amor y ante la sociedad y ante los hombres.                  

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