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Eternidades Juan Ramon Jimenez


Enviado por   •  9 de Marzo de 2023  •  Ensayos  •  1.231 Palabras (5 Páginas)  •  220 Visitas

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Eternidades fue escrita entre los años 1916 y 1917, iniciando, con esta obra, lo que se conoce como la etapa intelectual del poeta, tras su etapa inicial y sensitiva. Esta nueva etapa, se caracteriza por la gestación de una nueva poesía, transformadora y renovadora. Además, en la etapa intelectual del poeta, Juan Ramón Jiménez comienza a fijarse en poetas jóvenes, que, a su vez, buscan la inspiración de la vanguardia rompedora; y, de igual forma, en esta época, el autor contrae matrimonio con Zenobia Camprudí, logrando Juan Ramón Jiménez cierta estabilidad personal y emocional, pudiendo dedicarse, con ello, a la poesía que pretende conseguir. En este contexto nació Eternidades, que refleja el gran cambio poético que experimentó el autor en esta etapa.

En efecto, como hemos dicho anteriormente, en esta etapa se aprecia la influencia del Novecentismo y de la Generación del 14, dando una gran valoración a la palabra y a la forma, influencia de la idea de «deshumanización del arte», de Ortega y Gasset. De esta forma, en esta nueva etapa, el autor marca un cambio hacia su madurez poética, coincidiendo, también, con su madurez personal. La consecución de una madurez literaria es la gestación de una poesía pura.

Eternidades constituye una obra plagada de contradicciones, en la cual, la voz poética es consciente de dichas contradicciones, y el poeta, se esfuerza por encontrar un ápice de cordura entre ellas.

Lo dicho anteriormente se aprecia en XVC Canción, objeto de análisis de nuestro estudio. Este poema encarna a la perfección la nueva poética desarrollada por el autor, pues nos encontramos ante una poesía pura, depurada, intelectual y desnuda. A continuación, analizaremos estos aspectos, y para ello, comenzaremos con el propio análisis métrico de este poema:

Me- a-dor-né el- co-ra-zón: 7

Con-las-ro-sas-del- sue-ño: 7

y-em-pren-dí- mi- ca-mi-no, a-zul a-rri-ba: 14

Las-es-tre-llas- es-ta-ban: 7

Sen-ta-das- to-das-, ni-ñas- des-un-di-tas.- me-cien-do- sin- pa-rar-, en- el- a-zul, las pier-nas-, en –fi-la, so-bre el –bor-de -de –los- cie-los: 29

Lle-gan-do -yo,- me –da-ban,- lo-cas,- con –los- pies- en –el- al-ma:16

y –me e-cha-ban,- ri-én-do-se,: 9

al –dí-a –tras-tor-na-do –del- des-pier-to: 11

Como se aprecia en el análisis métrico, el verso es libre, y el poema, es prosa. Esto produce una ruptura tradicional de los cauces tradicionales de la forma, al ser el verso libre y la prosa es lírica, es decir, se trata de un poema en prosa, donde existen versos blancos y asonancias.

En su etapa intelectual, Juan Ramón Jiménez, busca la reafirmación de su «yo» frente al «tú», y para ello, parte de las emociones íntimas, a través de las cuales, pretende encontrar la belleza en su estado más puro, escondida, a menudo, detrás de todo lo que nos rodea. Es por ello por lo que, el autor, recurre, reiteradamente, a la noción de los sueños y del pensamiento. Concretamente, este autor sostenía que, utilizando la razón, resulta imposible conseguir hacer realidad aquello que deseamos, por lo que, no queda otro camino que utilizar los sueños para acceder a una realidad que no es factible en la vida real. Así comienza XVC Canción: me adorné el corazón/ con las rosas del sueño/ y emprendí mi camino, azul arriba.

En estos versos, Juan Ramón Jiménez quiere decirle al lector que sólo a través de la poesía, puede acceder a la vida, y sólo a través del sueño, puede proyectarse hacia los otros y aflorar. El desdoblamiento del soñador mientras duerme, puede ser comparado con la duplicidad del lenguaje, esto es, con el desdoblamiento semiótico. Debido al uso, por parte del autor, de un lenguaje en el que no se diferencia lo real de lo onírico, el yo poético adquiere un cariz ambiguo. Además, el autor sostiene en esta nueva etapa que, el olvido del presente, implica la desaparición o muerte de la consciencia. Esto podríamos relacionarlo con los versos finales: y me echaban, riéndose/ al día trastornado del despierto. El autor en el sueño está cumpliendo la realidad que, una vez despierto, no consigue materializar, y al despertar, todo se derrumba. Es por ello por lo que existe la ambigüedad del yo poético entre la realidad y el sueño.

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