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GUERRAS AGENAS QUE PARECEN NUESTRAS

lorena doriaReseña25 de Agosto de 2017

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GUERRAS AGENAS QUE PARECEN NUESTRAS

Durante la colonia la trata masiva de esclavos negros comenzó a finales del siglo XVI. El tráfico de esclavos negros se intensifico por el hallazgo de nuevas minas y la disminución de la población indígena, por lo tanto, en el nuevo reino, el principal puerto de recepción de esclavos fue en Cartagena y posteriormente a otras ciudades de Colombia, donde eran llevados y ocupados, no solo en sota dura, también en minería, tareas agrícolas, ganaderías, artesanía y servicios domésticos, por consiguiente, las duras condiciones de trabajo que padecían los esclavos, además de producir su muerte, motivaron numerosas rebeliones y fugas de los esclavos. Aquellos que conseguían escapar conformaban palenques o lugares de negros libres, estos solían enfrentarse a las autoridades coloniales por defender su autonomía y libertad.  

Teniendo en cuenta lo anterior en la obra “changó el gran putas” del escritor Manuel Zapata Olivella, se puede evidenciar toda la problemática social, cultural, económica y política de aquélla época, ya que se expresa toda la toma de conciencia de una situación de marginada y subordinación que se pretende cambiar, una situación creada en Europa y por el mundo occidental quienes parten de una supuesta superioridad racial o cultura por el hecho de no ser negros. En frente a esta presunción que los hombres que sufren tal atentado enarbolan la bandera de la negritud y el indigenismo como expresión concreta del hombre.

Si bien es cierto el negro al afirmar su negritud afirmara al mismo tiempo, su derecho a hacer suyas las expresiones de la cultura de una manera libre y espontánea como las plantea el autor en su obra cuando dice, “entonaban sus canciones, acompañadas del palmoteo y de tambores, danzando con su bullarengue. ¡Ale, le! ¡ale, le! ¡grito de mi corazón donde yo pongo la mano ya tengo firme el talón! ¡Ale, le! ¡ale, le! ¡La mujer que yo mantengo cumplido los nueve meses con su hijo la tengo!, Son expresiones de un ser que ama, que siente el ritmo de una musicalidad contagiante fruto de su folclor y tradiciones que, han sido un legado cultural y a la vez un reconocimiento a esta raza, que nos invita asimilar, recrear, imaginar, inventar, adoptar y dirigir la realidad a partir de ella. El crisol de américa se a refundido el corazón del mundo, miremos este significativo episodio humano en mi tierra de Colombia: somos, África, América y Europa a la vez, sin grave turbación espiritual, nuestras costas del atlántico y del pacifico recogieron sangre africana generosa y festiva que con esta entidad concreta el negro y el mestizo se afirman al propio ser, no excluyéndose de la cultura sino participando activamente en ella, con su propia experiencia, en la medida que se pueda asimilar y recrearla; de tal manera tanto el negro como el mestizo se saben parte de la humanidad.

Cabe decir, que negritud e indigenismo tienen una preocupación común, el mestizaje cultural a partir de la situación concreta del hombre que sostiene la una y el otro, la dependencia. Expresión de esta concritud, lo es tanto la raza, como la situación social, económica y cultural. Asimilar, sin ser asimilado, será la preocupación central del uno y del otro. Y es a partir de esta asimilación que el hombre aporta la cultura asimilada expresiones que le son propia. Por lo tanto, el mestizaje no podrá implicar en forma alguna la negación de pueblo que lo realiza. No se trata de un agostamiento sino de la ampliación de ser hombre citando a Leopoldo Sedar dice “para que una civilización sea mestiza, no es necesario que se auto divida”. Fue esta precisamente la experiencia del hombre en Latinoamérica en el siglo XIX al emanciparse principalmente de sus metrópolis en Europa.

Sin embargo, el mestizaje cultural que ahora se sostiene busca, por el contrario, combinar la propia realidad con las expresiones de las realidades de otros hombres pero que enriquezcan la propia, al mismo tiempo se trata de recibir, pero también de dar. No se trata de negar el ser negro, o el ser indio o latinoamericano para poder ser europeo u occidental; sino de ser también europeo u occidental sin dejar por ello de ser indio o latinoamericano.

De todo lo anterior, se puede concluir que para comprender la realidad latinoamericana es necesario ver nuestra historia, desde una perspectiva crítica, que partiendo de lo propio explique e impulse nuestro desarrollo cultural, político, social y económico. Que contribuyan a la afirmación de nuestra identidad étnica e influyan en la formación y evolución en las culturas de América, puesto que no podemos negar la enorme influencia que ejercieron los elementos raciales negras en la formación de las poblaciones americanas. No me refiero solo a la mezcla biología que tuvo y tiene todavía lugar, sino también a la influencia que sobre el carácter del hombre colombiano ejercieron los rasgos característicos de las diferentes razas.                                                                                    

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