HORACIO QUIROGA “El Hombre y la Naturaleza”
Oscar Fuentes SuarezEnsayo10 de Agosto de 2019
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En la obra de Horacio Quiroga existen muchos temas interesantes; “El Hombre y la Naturaleza” en sus cuentos, es uno de los más totalizadores y además es muestra de los gustos, ideas y experiencias del autor. El narrador da vida a un mundo y a sus personajes, no obstante la grandeza de toda esa ficción existe si ellos son verdaderamente libres. En algunos de sus cuentos el hombre, es el centro de la acción mientras que en otros parece ser un personaje secundario, débil ante la magnitud que lo rodea, ante los peligros que lo asechan, como una parte más de lo creado. Podemos ver en varias de las narraciones el tremendo desamparo de este ser, perdido en inmensidades misteriosas de la selva, llena de peligros desconocidos. Allí encontramos seres agobiados por el peso de sus historias; personajes que quieren rehacer su vida, ocultarse otros, o simplemente vivir en este medio y algunos misteriosos que trabajan unos días y luego desaparecen en silencio, como si la selva se los hubiese tragado. Tipos exóticos, arrastrados desde todos los climas, además de los naturales y vecinos, como argentinos, brasileños y paraguayos. Verdadero conjunto de razas y lenguas; pero todos se entienden y llegan a ser buenos amigos, hasta fieles colaboradores, unidos muchas veces por la fatalidad o por la desgracia. También se encuentran seres fantásticos, imaginativos, inventores y optimistas junto a borrachos empedernidos que ruedan de boliche en boliche, como lo dice el propio autor en “Los desterrados”,”tipos pintorescos”. Así desfilan, dibujados en firmes trazos, ricos de expresión, inolvidables para los lectores. Lo que no muestra el narrador son las emociones. El hombre lucha, se desespera, imagina, pero nunca aparecen sentimientos demasiado marcados o al menos el autor disimula su expresión. No son estos personajes, lo que llamaríamos triunfadores por eso generalmente desaparecen absorbidos por un destino inexorable; víctimas de poderes naturales. Ellos marchan a la deriva, fracasando terriblemente ante el juego de las fuerzas implacables. La naturaleza presentada por Horacio Quiroga es excepcional, misteriosa, traicionera, llena de peligros y de asechanzas desconocidas; áspera y primitiva; rugiente e inhospitalaria. El autor la describe de tal manera que se muestra a sí mismo dentro de ella. Estas descripciones son precisas, concretas, permiten tener una visión casi exacta de la naturaleza atrapante, haciendo al lector partícipe y recibiendo así sus verdaderas impresiones. El paisaje tropical de Misiones aparece en 1917 en la obra de Quiroga, en “Cuentos de amor de locura y de muerte” (aunque algunos de los cuentos que la componen, ya había aparecidos publicados en revistas). Él se muestra en un principio, encantado y aterrado por aquel mundo virgen y poderoso. De aquí sacó el elemento vivo que se contenía en él, hombres y animales para penetrar a fondo en el alma de unos y entrever también en el interior de los otros. Se adivina a través de sus narraciones el tremendo desamparo del hombre; son muchos los tipos que aparecen y desaparecen sin que se sepa nada más de ellos, como si la selva se los tragase.Los elementos que se encuentran en mayor número en sus cuentos son: el sol, el río Paraná, la selva inmensa, las alimañas, y especialmente las víboras. Esto posibilita la creación de fábulas, donde vemos que el autor conoce muy bien las características de los animales de la región. Uno de los más trabajados, admirados y a la vez temidos son las víboras y dentro de ellas más especialmente las venenosas; porque ellas son una amenaza permanente para la existencia del hombre y de los animales domésticos. En otras ocasiones la selva es el lugar hostil donde la voluntad humana se pone a prueba o donde se puede observar al ser humano destruyéndola. No es solo el hombre, rudo habitante de esta jungla tropical, sino la naturaleza misma; bestias y plantas entregan sus características. El autor revela a la vez: al ser primitivo, al peón de los obrajes, como a la vida elemental y enigmática de las serpientes y de las hormigas; el alma feroz del capataz, de esas factorías extractivas como al sueño sensitivo de la flor crecida en las humedades o la seminconsciencia del perro que está casi en el umbral de lo humano. Hay una identificación de Quiroga con el personaje y el paisaje propio de la selva, debido a su filosofía de vida se puede decir que proyecta su idealismo en ella; a veces hasta se puede observar un equilibrio entre selva y hombre. El cuentista se incorpora a lo tremendo, grandioso, a lo que subyuga pero también a lo que duele y no tiene solución porque simplemente es así. Hay como una entrega mutua entre el hombre y lo salvaje; son hermanos en el destino de libertad y los efectos que trasmite son verdaderamente grandes y profundos. http://antaramlou.blogspot.com.co/2012/07/el-hombre-y-la-naturaleza-en-los.html
2.
Horacio Quiroga (1887-1937) es reconocido como el fundador del cuento moderno en Hispanoamérica y uno de los escritores más importantes en el desarrollo de la narrativa en su región. Carlos Fuentes, en su estudio La nueva novela latinoamericana, ubica al autor uruguayo como una figura clave en el establecimiento de los nuevos cánones narrativos de la novela moderna que se terminará de desarrollar durante la segunda mitad del siglo XX (24). Son numerosos los estudios realizados sobre el autor uruguayo nacido en la ciudad de Salto, entre ellos sus influencias más notorias como la de Edgar Alan Poe, su vida trágica que le marcó las temáticas de su literatura y las vivencias en la selva misionera que le sirvieron como fuente de inspiración para sus cuentos mejor logrados. Como se cita en la introducción a Horacio Quiroga: todos los cuentos, Emir Rodriguez Monegal traza un esquema en donde distingue cuatro períodos para dividir las etapas del desarrollo de Quiroga como escritor: a) su iniciación literaria y su aprendizaje del modernismo; b) su maduración con Cuentos de amor, locura y de muerte, ya instalado en la selva misionera; c) la plenitud, que presenta a un Quiroga magistral en su obra mejor lograda: Los desterrados; d) la decadencia del escritor uruguayo: enfermedad, renunciamiento y posterior suicidio (Lafforgue xxxix).
En este trabajo pretendo analizar algunos elementos de las obras de las dos primeras etapas de Quiroga (la iniciación y la maduración) para comprender de una manera más precisa las claves del momento decisivo de la transformación del joven Quiroga, que pasa de ser un reconocido poeta decadente hasta los primeros años del siglo XX, a ser un escritor vanguardista y posmoderno con estilo propio. La nueva visión y actitud de la naturaleza que adquiere Quiroga en su mutación, alejado de la visión modernista que luego mencionaremos, va a ser el eje de mi investigación. La figura de Leopoldo Lugones, uno de los más distinguidos poetas modernistas y amigo de Quiroga, me va a servir como bisagra para determinar alguno de los momentos y experiencias cruciales en la transformación del escritor uruguayo.
El joven Quiroga y el modernismo
Quiroga es considerado como uno de los fundadores del movimiento modernista en Uruguay. De muy joven fue el principal organizador de las primeras publicaciones juveniles decadentes que van a generar un cimbronazo en las mentes tradicionalistas de la sociedad uruguaya que rechazaban todo expresión extranjerizante. Luego de su frustrado paso por Paris en el año 1900, en su regreso a Uruguay, funda la Revista del Salto: Semanario de literatura y ciencias sociales. Hablando sobre la revista, Jorge Lafforgue en Introducción” a H. Q.: Los desterrados y otros textos, la describe como una empresa rebelde, subversiva para la época. “[S]e trata, en verdad, de dar a conocer una línea estética: cuando el genio vive en la sangre como una neurosis, cuando acaso con su golpe de alas se puede salvar esa bruma tenaz” (21).
Desde sus primeros esbozos poéticos, Quiroga se muestra como un joven romántico influenciado por la literatura importada por Rubén Darío y Lugones. El poema de Lugones, Oda de la desnudez, lo va a deslumbrar por su ardiente erotismo que le abre un nuevo mundo de sensibilidad poética. Desde ese momento, “la influencia del gran poete argentino será decisiva, catalizadora, tutelar” (Quiroga 809). En 1901 conoce personalmente a Lugones y le dedica su primera publicación: Los Arrecifes de Coral (1901), que contiene poemas, prosa lírica y cuentos escritos entre 1896 y 1900. Aquí, Quiroga ya va a demostrar su temperamento rebelde y lo aprendido de los poetas modernistas. Va a utilizar neologismos tales como “galope timpánico” y “esplinítica visión”, y como sugiere Nicolás Bratosevich, va a mostrar algunos de los rasgos narrativos de Lugones, en especial su “ensueño escapista”, “su nirvana poético” y su “erotismo anti-burgués” (17).
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