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LA ADICCIÓN AL FUTBOL


Enviado por   •  19 de Agosto de 2016  •  Reseñas  •  2.085 Palabras (9 Páginas)  •  227 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Paulatinamente, las ciencias sociales, la historia y el periodismo se han dedicado a estudiar diferentes aspectos del futbol como práctica social y su impacto en diferentes esferas de la sociedad, como los procesos de identificación con los clubes, el rol de las barras bravas, o la emergencia y reforzamiento de identidades nacionales.

¿Qué pasa cuando tu equipo de futbol gana? Las deudas económicas no desaparecen, no tienes un mejor trabajo, el mal gobierno no se endereza; por supuesto, no eres invencible. Sin embargo, siempre nace esa sensación de felicidad, de que tal vez, tu vida será mejor por el simple hecho de ver a 11 hombres (que ni te conocen) haciendo su trabajo: entrenar, meter goles y ganar. Lo mismo pasa cuando estos pierden; pero ahora te dan ganas de llorar o de matar al primero que se ponga frente a ti. De cualquier forma, sigues siendo el mismo; no perderás tus superpoderes, básicamente, porque nunca los tuviste.

Todo lo anterior es algo que, seguramente, deportes como el nado sincronizado o la gimnasia rítmica, nunca conseguirán; volver loca a tanta gente por ver rodas un balón resulta simple a primera vista, pero es mucho más complejo. Después de todo, el futbol es mejor conocido como the beautiful game, y no podría estar más de acuerdo. No obstante, dentro del mundo del balompié, existen diferentes tipos de enajenación; no todos los aficionados desayunan, comen y cenan futbol.

Los objetivos de esta investigación son recordar la influencia que tiene el futbol en la sociedad y, principalmente, conocer a fondo los variados perfiles de los aficionados; conocer sus motivaciones, emociones, y quizá valores en torno al “deporte rey” a partir de la inclusión de variables como el contexto del sujeto y el sujeto mismo.

En busca de un mejor entendimiento, me apoyé en distintas teorías sociológicas, entre las que se encuentran: Los mecanismos, deseos y oportunidades, y la elección racional, además de Normas sociales y la acción colectiva, de Jon Elster; El hecho social, de Emile Durkheim; Los tipos ideales, de Max Weber, y Espíritu, persona y sociedad, de George Mead.

Para cubrir los objetivos planteados, desarrollé una metodología cualitativa a partir de la observación participante, pues de esta forma lograría conocer a fondo el ambiente en el que participa el individuo en cuestión. Asistí a tres partidos en diversos estadios y con equipos diferentes. También hice un análisis cuando veían el partido desde sus hogares; esto podría tomarse en cuenta como otra variable.

En cuanto a la metodología cuantitativa, realicé una encuesta de diez preguntas a 40 personas. Esto para conocer varios aspectos del sujeto: las razones que lo impulsan a actuar de cierta forma, las actividades que lleva a cabo cuando ve el fútbol, entre otros.

De acuerdo a un conocimiento previo, puedo afirmar que el comportamiento de un aficionado es moldeado o modificado por su entorno y otros factores externos.


LA ADICCIÓN AL FUTBOL

El futbol en su práctica originarias, conserva elementos antropológicos que pueden ser inobservables e inadvertidos, que perduran en las distintas sociedades occidentales modernas. Estudiar a este deporte de manera sociológica puede llevarnos a discusiones de naturaleza diversa: metodológica, teórica y concerniente al mismo objeto de estudio. Para muchos, los aspectos comunicativos, sistémicos, culturales, entre otros, resulta de naturales sociológica. Es importante estudiar el impacto y las consecuencias que derivan del futbol; estos entrarán en discusiones posteriores.

Existen diversas razones por las que una persona se vuele afín a un determinado equipo: por tradición familiar, por pertenecer a la misma ciudad, por su círculo social, porque le gusta cómo juegan, entre otras. Las diferentes motivaciones crean variados tipos de seguidores; sin embargo, era necesario establecer dos principales ramas, de las cuales se desprenden respectivos “subgéneros”, por llamarlos así. Entonces, como resultado de tal situación, clasifiqué a los aficionados como entusiastas y espectadores.

Por un lado, los entusiastas son aquellos que harían casi (o definitivamente) cualquier cosa por su equipo, y que, generalmente, éste influye en su estado de ánimo. Este tipo de simpatizante (el cual predomina en el mundo del futbol) vive apasionadamente la previa, el durante y el después de cada partido; les gusta ver los encuentros en directo, también ven las repeticiones y los debates. Buscan ver, desde distintos ángulos y medios, los resúmenes deportivos. En ocasiones no le preocupa gastar grandes cantidades de dinero con tal de satisfacer el profundo cariño por su equipo. Incluso, el futbol tiene un papel importante en el desarrollo de las relaciones personales del sujeto. Por el otro lado, encontramos al espectador; éste muestra cierto grado de indiferencia cuando se trata de sentir apego real por algún equipo. Sus motivaciones resultan casi opuestas a las concernientes del entusiasta: hay aquellos que se interesan por el futbol sólo cuando la selección nacional juega; otros que apuestan y realmente no les interesa el juego o los jugadores, buscan el beneficio económico; incluso, hay algunos que dicen ser de un equipo particular, pero admiten que únicamente lo hacen por moda, y, también aquellos que realizan actividades relacionadas con este deporte, debido al conjunto de personas que les rodean.

Como mencioné con anterioridad, me basé en teorías sociológicas para llevar a cabo esta investigación y, entonces, comprender mejor las observaciones y los resultados. A primera vista, parece complejo; no obstante, el ambiente futbolístico es tan amplio que, en mi opinión, no puede explicarse con una sola teoría. Primero, me apoyé en la dimensión dual de Levi-Strauss para realizar el estudio de los sujetos en un ambiente de confort para ellos, sin que estos se sintiesen observados y analizados; de otra forma, cambiarían su conducta debido a la conciencia de experimentación. Para esto, asistí al partido de México contra Canadá (del 29 de marzo), al disputado entre Pumas y León (10 de abril), y finalmente, al América-Tigres (27 de abril).

Durante estos eventos, pude notar diferentes actitudes por parte de los simpatizantes. Presencié el momento en que una familia llegó al Estadio Universitario sin boletos, por lo que decidieron formarse en la taquilla para conseguirlos. Al cabo de la media hora, llegó uno de los famosos revendedores y les ofreció la cantidad deseada de boletos, pero a un precio mayor; el padre de la familia no lo pensó y prefirió gastar casi $300 más antes de seguir formado por algunos cuantos minutos. Aquí vemos un claro ejemplo relacionado con la teoría de Jon Elster y la elección racional, en la que el individuo suele hacer lo que cree que es probable que tenga mejores resultados a menor costo; el señor pensó que obtendría un mayor beneficio al gastar más dinero y esperar menos tiempo, sin embargo, no fue la mejor decisión. Es pertinente mencionar otro caso en el que un joven de, 19 años aproximadamente, llegó al puesto ambulante de mercancía del equipo; éste compró siete playeras diferentes con un costo total de más de mil pesos, cuando la playera original cuesta poco más de $900. Quizá no haya sido una mala elección, pero, en la mayoría de los casos, la gente piensa que lo original es mejor.

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