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LA NOSTALGIA POR SU TIERRA NATAL

OLGA_AGUILERAInforme14 de Junio de 2013

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LA NOSTALGIA POR SU TIERRA NATAL

DE ANDREAS KALVO

Olga Aguilera V.

Magister en Literatura

Referirse a la literatura griega remite inmediatamente a los grandes clásicos: Homero, Esquilo, Eurípides, Safo y otros, los cuales acuden a la memoria para establecerse como parámetros de toda una cultura. Pero olvidamos la actualidad de este pueblo, y su producción literaria, la cual se detuvo momentáneamente con la serie de invasiones turcas durante la era cristiana.

La literatura griega, desde finales del segundo milenio a.C. hasta la actualidad. Se desarrolló como expresión nacional con escasas influencias exteriores hasta el periodo helenístico y tuvo un efecto formativo en toda la literatura europea posterior.

Desde el comienzo del reinado de Constantino en el año 323 d.C., hasta la caída del imperio Oriental en 1453, la literatura griega careció del carácter homogéneo de los periodos primitivos y estuvo muy influenciada por elementos tanto latinos como orientales. La mayor parte de los escritos de esta época son teológicos y atacan las diversas herejías que surgieron durante el primer milenio de la era cristiana. Así, san Atanasio arremetió en el siglo IV contra el arrianismo y, más tarde, Anastasio de Antioquía y León de Bizancio (siglo VI) atacaron a los

monofisitas . Los padres capadocios (san Basilio de Cesarea, san Gregorio de Nisa y san Gregorio de Nacianceno) fueron importantes escritores y teólogos, y sus ideas tuvieron una gran repercusión.

En el siglo VIII, el último de los grandes teólogos griegos, san Juan de Damasco, escribió obras polémicas contra los iconoclastas, así como uno de los primeros libros del dogma cristiano, La fundación del conocimiento. Simeón Metafrastes destaca como editor de los Hechos de los mártires, en los que revisa y compara relatos anteriores de la vida de los santos. Romanus Melodus y los primeros padres de la Iglesia compusieron numerosos himnos, sobre todo san Gregorio de Nicianzo y Cosmas de Jerusalén.

La influencia eclesiástica hizo que decayera la literatura secular. Sin embargo, hubo un importante poema histórico y legendario, la notable epopeya popular Digenes Akritas (siglos X-XI), que fue difundido por transmisión oral hasta que se escribió.

También son importantes desde un punto de vista literario los historiadores, críticos y filósofos bizantinos. El más significativo de los críticos fue Focio, cuyos epítomes de 280 obras clásicas, que todavía existían en el siglo IX, han permitido conocer lo que de otra forma podría haberse perdido para siempre. En el siglo XII,

Eustaquio de Tesalónica escribió un comentario sobre las obras de autores clásicos, entre los que se encontraban Hesíodo, Píndaro y los trágicos griegos. Entre los filósofos bizantinos destaca Georgio Gemisto Pletho, que introdujo la filosofía platónica en el renacimiento italiano.

La cuarta Cruzada, emprendida en 1204, provocó una horda de invasores francos que se establecieron en el centro y sur de Grecia adoptando títulos como duques de Atenas o barones de Tebas. Como resultado de esta ocupación, apareció una importante obra literaria, La crónica de los Morea (siglo XIV), un largo poema épico en verso griego, que probablemente fue escrito por un francés de habla griega. El poema es importante por la belleza de su poesía, su fuerza dramática y el fácil fluir de un idioma coloquial vivamente descriptivo.

A mediados del siglo XV, los turcos otomanos conquistaron el Imperio bizantino y el resto de las colonias francas en Grecia, por lo que la literatura griega se eclipsó. Hasta el final del siglo XVIII sólo siguió cultivándose en la periferia del mundo griego, lejos del Imperio otomano.

Creta, dominada por los venecianos, fue el centro literario de Grecia durante los siglos XVI y XVII. Los dramas que se escribieron en este periodo, como Erofili, de Yeoryos Jortatsis, imitaron ampliamente los modelos italianos. En esta época se escribió un gran número de canciones populares, incluyendo el poema pastoril La bella pastora, del que se publicó una famosa versión en 1627. La composición de este tipo de canciones fue abundante en Chipre y en las islas Egeas .

La floreciente escuela cretense se extinguió en el siglo XVII con la conquista de la isla por los turcos. Las baladas; sin embargo, sobrevivieron hasta el siglo XVIII; se trata de las canciones de los combatientes griegos de las montañas que sostuvieron una guerrilla contra los turcos.

Hacia finales del siglo XVIII, los sueños de libertad se convirtieron en un objetivo para el pueblo griego. Los patriotas y los poetas escribían copiosamente, en medio de un problema lingüístico que afectó a la literatura griega durante décadas. Bajo la dominación turca, la Iglesia se encargó de la educación. La enseñanza era conservadora y el lenguaje utilizado mantuvo formas antiguas del griego bizantino. Muchos de los patriotas griegos que escribían en el extranjero, pensando que la antigua Hellas estaba a punto de alzarse de sus cenizas, obligaron al idioma moderno a adoptar modelos antiguos.

La dicotomía de la lengua se puede seguir fácilmente a través de la poesía. Desde la edad media floreció una rica poesía popular que se transmitió oralmente. Estaba escrita en griego demótico, lengua natural para la narrativa y el verso lírico. Sin embargo, en el siglo XVIII, algunos poetas retomaron la tradición clásica.

En el siglo XIX los poetas tendieron cada vez más a emplear el griego demoníaco, más expresivo, y durante décadas se vivió una feroz controversia. Actualmente se emplea el griego moderno en la literatura, mientras que para la escritura técnica y científica se utiliza otra forma de griego más clásico.

Cuando Grecia alcanzó la independencia en 1832, la literatura cobró un renovado vigor, expresando el espíritu de un pueblo muy cohesionado, terminada la guerra surgió en Grecia un vigoroso grupo de poetas. Su modernismo no perjudicó, sino que más bien enriqueció y continuó la antigua tradición de sentimiento nostálgico, que se expresa en renovadas formas.

En las primeras décadas del siglo XIX la literatura, sobre todo la poesía, fue en su mayor parte patriótica. Los versos entusiastas del líder de la escuela jónica de poesía, Dionisios Solomós, animaron a la nación a liberarse del cautiverio turco. Su admirable Himno a la libertad (1823) se ha convertido en el himno nacional griego . Posiblemente, el mejor poeta de la escuela jónica fue Andreas Kalvos, un gran erudito clásico, autor de emocionantes poemas, escritos en una lengua original, mezcla ente lo demoniaco y los arcaísmos, en cuya armoniosa textura resuenan los antiguos himnos griegos.

Andreas Kalvos fue nacido en Zakynthos en 1792. De una edad joven, el poeta de Zante así como su hermano, fue privado de la ternura familiar, sus padres fueron divorciados en 1805 y él vivió con su padre que murió durante uno de sus viajes en 1812.

La carencia de serenidad en la familia afectó su personalidad, haciéndolo muy sensible e introvertido. Después de la muerte de su padre, Kalvos fue a Florencia donde él encontró a Hugo Fóscalo. Él siguió a Fóscalo a Zurich y Londres, donde él finalmente lo abandonó. En Londres, Kalvos se casó con una muchacha inglesa que pronto murió, al igual que su hija. Después de volver a Italia, Kalvos se puso en contacto con los patriotas italianos llamados "Garbonari". Después de la persecución por sus ideas libertarias, Kalvos fue a Ginebra en 1823, donde sus "Odas", en 1824, eran bastante acertadas. Luego se trasladó a Grecia donde, decepcionado por el curso de la Revolución griega, se retiró a la Isla Corfú , durante 27 años no intentó otra vez escribir poesía.

En 1852, Kalvos volvió a Inglaterra donde se casa por segunda vez. Desde allí se dirige por primera vez a Grecia propiamente tal, a la Hélade revolucionaria, al “territorio liberado”. El viaje allí enunciado se realizó enseguida, pero sólo sirvió para llenar de desilusión y amargura al ardiente cantor a la libertad, su estadía fue muy breve. Sale con rumbo a hacia Kérkyra, divisando a la bellísima isla de Zakinthos. Kalvos no vuelve a Grecia y vive allí desde 1826 hasta 1852.

El mundo literario neogriego no reconoce a Kalvos, salvo algunas excepciones. Y quienes lo conocen critican acerbamente su lenguaje. Así, sus odas fueron sus primeras y sus últimos poemas en griego. Su primer y postrer himno a la libertad y a la belleza .

En 1885 se instala en la aldea de Louth, en Lincoshire, a unas seis horas en ferrocarril de Londres. Allí, en aquella aldea remota de la lejana “Albión” en 1869, cerrará sus ojos para siempre, lejos de su tierra natal, de su amadísima patria.

Su poesía era un himno a causas patrióticas, usando los rasgos lingüísticos y métricos que se hicieron difícil de entender. Esto es la razón por qué Kalvos nunca se hizo acertado en Grecia, como él hizo en el extranjero. Sin embargo, su contribución a la poesía griega es innegable.

El poeta construye un instrumento lingüístico propio, único en la historia de la lengua griega. El él hay elementos homéricos, clásicos, Bizantinos y modernos e, incluso hasta algunas formas gramaticales inexistentes dentro de la tradición milenaria de la lengua griega, es considerada su obra poética de gran magnitud en belleza, virtud y su libertad.

La existencia de Kalvos está marcada por el signo de la pobreza continua, del destierro, de la lucha cotidiana por ganar una vida más

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